Macron y Le Pen se clasifican para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas

Macron y Le Pen se clasifican para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas

Los resultados oficiales sitúan a Macron y a Le Pen a dos puntos entre sí.

Esta vez sí, los sondeos han acertado. El centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se disputarán el 7 de mayo la presidencia de Francia. Con el 100% escrutado, los resultados avanzados por el Ministerio de Interior otorgan a Macron el 23,8% de los votos y a Le Pen, el 21,5%. Los dos ganadores están casi empatados y con ventaja sobre el tercer candidato, François Fillon (19,9%), de los Republicanos; y el cuarto candidato, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon (19,6%). Los socialistas de Benoît Hamon afrontan una derrota histórica, al haber cosechado un insignificante 5,94% de los votos. Con estos resultados, el bipartidismo francés queda herido de muerte.

Se abre ahora un gran reto para Macron: tiene que evitar que Francia pase a estar liderada por la ultraderecha de Le Pen. A sus 39 años podría convertirse en el presidente más joven de la historia francesa. "Deseo que dentro de 15 días pueda ser el presidente de todos los franceses, frente a la amenaza nacionalista, un presidente que proteja a los más débiles", ha declarado al valorar los resultados ante los suyos. "Sois las caras del cambio, de la esperanza francesa, a los que haré ganar", ha añadido visiblemente emocionado y satisfecho por el éxito cosechado. Macron también ha agradecido a su mujer, a la que ha subido al escenario muy al estilo estadounidense, el apoyo que le ha brindado durante todo este tiempo: "Sin ti no sería yo".

  Macron y su mujerMACRON

"En momentos en que nuestro país atraviesa un momento inédito, marcado por el terrorismo, los desafíos económicos y ecológicos, los sufrimientos sociales, respondió de la mejor manera, yendo a votar masivamente", ha apuntado Macron.

La participación en estos comicios ha rondado el 70%, una de las más altas de los últimos 40 años.

Antes que Macron había valorado los resultados la que será su contrincante en la segunda vuelta, la ultraderechista Marine Le Pen, que ha llamado a "liberar al pueblo francés", ya que, a su juicio, "está en juego la supervivencia de Francia". En un discurso grandilocuente en su feudo electoral de Hénin-Beaumont, en el norte del país, ha considerado que "el gran desafío en estas elecciones es la globalización salvaje" y ha sentenciado que con su acceso a la segunda ronda, su partido, ha "dado el primer paso para que los franceses lleguen al Elíseo".

Le Pen encarna la propuesta más radical y consuma el ascenso de la ultraderecha. La líder eurófoba ha reeditado el logro conseguido por su padre en 2002 presentando un Frente Nacional más amable, pero con el mismo espíritu. Bajo el lema "En el nombre del pueblo", Le Pen ha prometido frenar la inmigración, salir del euro y matar a la Unión Europea, dirigiéndose a los trabajadores acuciados por la crisis y enfadados con los partidos tradicionales. Un discurso proteccionista y euroescéptico que entronca con las victorias de Donald Trump y el Brexit, mientras que su cruzada contra la inmigración ha encontrado eco en la alarma por los atentados yihadistas

La clasificación de Macron y Le Pen en la primera vuelta de las elecciones deja fuera a las dos grandes familias políticas francesas —la socialista y la gaullista— por primera vez desde que se fundó la V República en 1958. Con su elección, los franceses han puesto cara a cara a dos candidatos que reniegan de lo de siempre, aunque ninguno de los dos puedan disimular de dónde vienen. Le Pen está vinculada a la ideología de extrema derecha y Macron puede pecar de inexperiencia, pero no es exactamente un outsider, ya que procede del corazón mismo del sistema: es exbanquero y fue ministro de Finanzas con Hollande.

  Le Pen tras conocer los resultadosEFE

Ahora, después de esta votación histórica en la que los franceses han redibujado por completo el mapa político de su país, comienzan dos semanas de campaña intensa en la que, en definitiva, chocarán dos visiones opuestas sobre el futuro de Francia, Europa y el mundo.

Conscientes de lo que está en juego, dos de los candidatos derrotados en esta primera vuelta, el socialista Benoît Hamon y Fillon han sido los primeros en pedir el voto por el que fuera ministro de economía del presidente François Hollande.

Hamon ha reconocido su "fracaso" y ha apelado al voto por Macron, aunque "no pertenezca a la izquierda". "Distingo entre un adversario político (Macron) y una enemiga de la República (Le Pen). El momento es serio", ha sentenciado. En la misma línea se ha manifestado Fillon, quien antes de ser imputado por malversación de fondos junto a su mujer era uno de los favoritos: "A pesar de mis esfuerzos, no os he convencido. Los obstáculos eran demasiados. Ya se escribirá la verdad". "Votaré a Macron", ha señalado Fillon,"El Frente Nacional es conocido por su violencia y su intolerancia; llevaría a nuestro país al fracaso, al caos".

Hoy cerramos claramente una página de la vida política francesa. Los franceses han expresado su deseo de renovación

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon ha sido el único de los candidatos que más opciones tenía que no ha pedido el voto para Macron. Tras conocer los resultados, ha sentenciado "no apoyará a ningún candidato" en la segunda vuelta. "El resultado anunciado no es el que esperábamos", se ha limitado a señalar.

Pero el candidato de centro cuenta con muchos más apoyos destacados en su país: los exprimeros ministros Alain Juppé y Jean-Pierre Raffarin, o barones regionales de la derecha como Christian Estrosi han declarado que votarán por él con el objetivo de frenar a Le Pen. Está claro que la movilización en favor del candidato dará lugar a una amplia coalición de izquierdas, centro y derecha contra la extrema derecha.

Algo parecido ha pasado a nivel internacional, ya que han sido muchos los que han pedido el voto para el líder de ¡En Marcha!. El expresidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, la canciller alemana Angela Merkel o, algo muy poco habitual, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, han mostrado su apoyo a Macron frente a Marine Le Pen.

El único altercado del día se ha producido cuando ya se conocían los resultados. Unos 300 manifestantes antifascistas han protestado en el centro de París contra los resultados de la primera vuelta en puntos como la emblemática Plaza de la República o en la de Bastilla. Los manifestantes han denunciado que estos comicios carecen de legitimidad y han asegurado que tanto Macron como Le Pen representan "los intereses de la oligarquía".

En el curso de la protesta, bautizada como "la noche de las barricadas", se han registrado desperfectos materiales, pintadas y enfrentamientos con las fuerzas del orden, que han incluido el lanzamiento de objetos contundentes y petardos. Según el canal LCI, tres manifestantes han sido arrestados "por actos violentos" contra agentes de la seguridad pública.

Ese ha sido el único momento de tensión, en un día electora que se ha celebrado por primera vez bajo estado de emergencia, con 50.000 gendarmes y 7.000 militares desplegados en todo el territorio. El presidente saliente François Hollande había llamado a los votantes a "demostrar que la democracia es más fuerte que todo".

La recta final de la campaña se vio sacudida por un atentado en la emblemática avenida de los Campos Elíseos de París, en un país ya traumatizado por una ola de ataques yihadistas que ha provocado más de 230 muertos desde 2015.

La seguridad no ha desempeñado un papel en mi elección. Hay otros temas prioritarios para mí, sobre todo el desempleo, la economía

"La seguridad no ha desempeñado un papel en mi elección. Hay otros temas prioritarios para mí, sobre todo el desempleo, la economía", ha declarado Hajar Erhamani, auxiliar de preescolar de 39 años que votó en la región parisina.

Esta campaña ha sido atípica en varios aspectos. Debilitado por una impopularidad récord, Hollande se vio obligado a renunciar a presentarse de nuevo, algo nunca visto en Francia en más de 60 años. Su primer ministro, Manuel Valls, fue eliminado en las primarias del partido socialista y de sus aliados por un candidato más a la izquierda, Benoît Hamon.

La campaña estuvo marcada por los enredos judiciales de varios candidatos, lo que relegó a un segundo plano el debate de los temas de fondo, principalmente económicos, en un país con una tasa de desempleo que ronda el 10%.

El conservador François Fillon perdió su condición de favorito después de que la prensa revelara que su esposa y dos de sus cinco hijos se beneficiaron de empleos públicos presuntamente ficticios por los que cobraron cientos de miles de euros.

Imputado por desvío de fondos públicos y apropiación indebida de bienes sociales, Fillon, que clama su inocencia, se aferró a su candidatura pese a deserciones en su entorno.

Marine Le Pen es también objeto de una investigación por empleos presuntamente ficticios en el Parlamento Europeo, donde ocupa un escaño de eurodiputada, y por supuestas irregularidades en el financiamiento de campañas pasadas. A diferencia de Fillon, se niega a ser interrogada por la justicia, invocando su inmunidad.

La última sorpresa llegó de la izquierda radical. Mélenchon, un exsocialista convertido en estandarte de la "Francia insumisa", escaló en intención de voto hasta acercarse a Fillon con un discurso combativo contra lo que él considera "la casta" política.

Este admirador del exlíder venezolano Hugo Chávez y del cubano Fidel Castro también está dispuesto a dar un portazo a la UE si no pone fin a la política de austeridad.

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