Claves políticas para entender el terremoto del 155

Claves políticas para entender el terremoto del 155

¿Qué puede suponer para el país?

Mariano RajoyGetty Images

Un sábado para la historia democrática de España. Por primera vez, el Consejo de Ministros ha aprobado medidas en virtud del artículo 155 de la Constitución para hacer frente al desafío independentista. Nunca se había vivido esta situación, nadie pensaba que pudiera suceder. Pero el 155 ya es parte de nuestra vida, un auténtico terremoto político cuyas consecuencias no conocemos. Pero sus efectos marcarán la vida del país en los próximos años... y décadas.

Un 155 duro: Ya lo advertía nuestra compañera Esther Palomera: no hay 155 light. Y Mariano Rajoy ha activado unas medidas duras, pétreas. Nada más y nada menos que el cese del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de todo su Govern. El líder del PP ha tardado en tomar la decisión, pero lo ha hecho de manera tajante. Todo el peso del Estado de Derecho. Se ha cuidado en decir que no se suspende la autonomía, pero se hace una intervención total de la comunidad y los ministerios tomarán las riendas. Los 'hombres de negro' llegarán en breve a Barcelona.

Tiempo electoral: Cataluña entra ya en una dinámica de comicios. El Gobierno se compromete en el acuerdo del Consejo a convocar en los próximos seis meses unas elecciones autonómicas, toda vez se recupere la normalidad. Rajoy se ha mostrado incluso partidario de no agotar este plazo. En el PP, PSOE y Ciudadanos se cree que la solución al actual pantano institucional es ir a las urnas (hubieran preferido que las convocara Puigdemont). Los de Albert Rivera eran los que tenían más prisa -incluso creen que podrían llegar al Palau si hay una mayoría alternativa- y en el PSOE consideran que esas elecciones deberían ser ya en enero. Ahora todos los partidos se ponen en marcha pensando ya en esa contienda. Una de las dudas que surge es si los partidos independentistas entrarán en esa dinámica -la ley electoral vigente en la comunidad es la española, no hay una propia- o si podrían boicotear de alguna manera esa cita.

La reforma constitucional y el problema territorial: Lo que está claro es que el pacto del 78 se ha agotado. Aunque algunos han querido mirar hacia otro lado, España deberá resolver la crisis territorial, cuyos efectos ya van más allá de nuestras fronteras y ponen en jaque también la economía. Es una asunto interno, repiten en Moncloa, pero todo el mundo está pendiente. La puerta abierta es una posible reforma constitucional, a la que ha accedido Rajoy con un pacto con el PSOE. Cs también estará. Pero por ahora choca con Podemos. Y, además, esa reforma no tendría sentido si no están en ella los partidos catalanes. Hay que estar muy atentos a las repercusiones en el País Vasco.

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Una legislatura en vías de extinción: En Cataluña ya se acercan a las elecciones, y a nivel general la situación se complica al máximo. Es verdad que la aplicación del 155 ha acercado al PP con el PSOE y Cs. ¿Pero hasta qué punto? Lo que sí hace es alejar al PNV del Ejecutivo, y sus votos son necesarios para sacar adelante los presupuestos generales del Estado y que pueda agotarse la legislatura. El Gobierno tendría que mirar ahora al PSOE, cuyo líder, Pedro Sánchez, ganó precisamente las primarias por criticar un acercamiento a los populares. Pero es que los socialistas lo tienen a partir de hoy muy difícil entenderse con el arco parlamentario a su izquierda. Desde Podemos ya han criticado duramente al PSOE por su apoyo al temido artículo. Duras palabras hemos escuchado a Ada Colau también, una figura al alza en estos trémulos días en Cataluña.

El fracaso del diálogo: El Gobierno no quería llegar a aplicar el 155, y la Generalitat siempre lo ha considerado el gran demonio. Pero al final está aquí, sin que los dos supuestamente quisieran. Los políticos no han llegado ni a sentarse juntos durante estas tensas y caóticas semanas que han puesto a España en el precipicio. Hoy Rajoy decía el diálogo es una palabra "hermosa", pero en esta ocasión se ha convertido en "mágica". Rajoy ha dado el paso del 155, ahora falta ver si Puigdemont da el de la DUI antes de la aprobación definitiva en el Senado.

El camino judicial: Este maremoto, si se aprueba definitivamente en el Senado, supone el cese de Puigdemont y sus consellers. También conllevará la caída de muchos cargos de confianza e Interior ya contempla relevar al jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero. De manera paralela al plano político, hay varias querellas contra los miembros del Govern y contra el líder de los Mossos. Por lo tanto, a partir de ahora estos dirigentes no tendrán cargos políticos durante el proceso judicial. Una de las preocupaciones de Moncloa es que se convirtieran en víctimas con imágenes como la de un president de la Generalitat declarando o entrando en prisión.

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La fractura socialista: Sánchez se ha puesto el traje de hombre de Estado y ha apoyado de manera cerrada al Gobierno. A pesar de que las declaraciones de los últimos meses, los socialistas apoyan al Gobierno en el 155. Pero ahora tocará ver cómo sienta en el PSC, que sufrirá un previsible desgarro. Los influyentes alcaldes de Santa Coloma de Gramenet, Terrassa, Granollers y Castellar del Vallès ya han reclamado a su partido que se oponga "frontalmente" a la propuesta del Gobierno para aplicar el artículo.

La aplicación efectiva: Hoy Rajoy ha tomado la decisión más importante como mandatario. Siempre le acompaña la imagen de hombre poco dado a actuar, de aguantar hasta el final. Este sábado ha puesto las cartas sobre la mesa. Y son muy fuertes. Todo dependerá de cómo se hagan efectivas en el terreno. ¿Serán para bien? ¿O romperán y fracturarán más la sociedad? Nadie lo sabe. Hay varios colectivos que preocupan. Por un lado, la actitud de los Mossos, y, por otro, los funcionarios. Su reacción será vital. Todo ello a la espera de ver cómo reacciona la calle. Muy importante será la sensación que cale entre no independentistas que puedan sentirse intervenidos ya directamente por Madrid.