20 años sin el 'Chava' Jiménez: el escalador del "todo o nada" que hizo del ciclismo un arte

20 años sin el 'Chava' Jiménez: el escalador del "todo o nada" que hizo del ciclismo un arte

Grandes estrellas del pelotón español y personas de su entorno más cercano recuerdan a José María Jiménez, un ciclista "capaz de todo", que "se desvivía" por los suyos y con un triste final. Dos décadas después sigue marcando a generaciones de aficionados y ciclistas.

José María Jiménez rompe la carrera de camino a Pal en la 11ª etapa de la Vuelta 2001AFP via Getty Images

25 de septiembre de 1997. Un joven José María Jiménez alza al fin los brazos en la Vuelta a España. Lo hace en Los Ángeles de San Rafael, en un extraño sprint en el que, cuando todo parecía perdido, arranca y arrasa. Su equipo, el mítico Banesto, respira aliviado por el peso que su proyecto de estrella se acaba de quitar. Minutos después, este irreverente escalador desata una tormenta donde casi nadie podría hacerlo, en el podio. Ante Jesús Gil y Gil, el Chava se viste con la camiseta de 'su' Atléti, reventando la foto con el maillot. Directores y patrocinadores casi infartan, en una escena que aún hoy se recuerda.

13 de septiembre de 2023. La Vuelta se decide en las rampas del Angliru, la subida más dura del país, 'estrenada' por Jiménez allá por 1999, su victoria más especial. En sus rampas infernales se coleccionan las pintadas recordándole, junto a una pancarta especial, la de la peña ciclista que lleva su nombre. Al verla, ya de vuelta al hotel y pese a la fatiga extrema, Mikel Landa frena y grita un ¡aúpa Chava! que asombra al público. "Imagínate la escena, que el propio Landa, jugándose la carrera, la vea y grite eso marca hasta qué punto dejó huella", confiesa emocionado el presidente del club, José Antonio Martín.

Este 6 de diciembre se cumplen 20 años de la muerte del genial ciclista de El Barraco (Ávila). Una depresión de la que no pudo ni supo salir se llevó la vida de una estrella de 32 que llevaba dos temporada lejos de todo y todos. Pero su recuerdo, el de las tardes de gloria, las decepciones y su carácter único, se amontonan en la mente de quienes fueron compañeros, rivales y amigos. Varios de los más grandes ciclistas españoles de su tiempo atienden a El HuffPost y dibujan una sonrisa cuando les preguntan por él. "Torero", "genio y figura", "único", son los primeros adjetivos que salen, entrelazando recuerdos bonitos y el pesar por una deceso que dejó en shock al deporte español.

"El Chava era una marca en sí mismo, eso que tanto se habla ahora de publicidad y a lo que tanto valor se le da, él lo logró", recuerda Joseba Beloki, mencionando a quien se llamó 'el Curro Romero del ciclismo', por ser poseedor de una irregularidad propia de los 'toreros artistas'. "Es que, de hecho, él se autodenominaba torero y decía que a la Vuelta venía con el estoque bueno; luego le preguntabas en el Tour y allí solía decir que llevaba la espada de madera", retoma entre risas.

Durante mucho tiempo se hablaron cosas de él que no eran ciertas, pero él pasaba e intentaba no entrar a responder. Se saben muchas cosas de cómo era Jose, pero también se le desconoce mucho
José Antonio Martín, presidente de la peña ciclista 'Chava' Jiménez

La Vuelta fue su carrera. Nueve victorias de etapa, siempre con la carretera cuesta arriba, cuatro maillots de mejor escalador y un tercer puesto en la general de 1998, edición que hizo suya por encima incluso del ganador, su compañero de equipo Abraham Olano. La disputa entre ambos alimentó más si cabe la leyenda de un corredor que nunca dejó indiferente a nadie, capaz de 'liarla' en el podio, en un ascensor o en la zona mixta. "Pudo faltar disciplina de equipo, pero si le das libertad y te gana cuatro etapas, pues todo se puede entender... A un ciclista así hay que dejarle espacio", menciona su antiguo amigo y compañero de filas, Francisco 'Paco' Mancebo.

Beloki, triple podio del Tour, nunca fue su compañero, pero entre ambos siempre hubo "una admiración mutua", recuerda. El tiempo pasa sin que se difuminen sus memorias. "Muchos le recordamos, no tanto por las victorias tipo Angliru, sino por situaciones de carrera en las que te preguntas 'qué hubiera hecho el Chava aquí', igual que con Pantani. Pienso mucho en qué sería del ciclismo de hoy con corredores así, tan de inspiración", reflexiona el ciclista alavés.

Diferente sobre la bici y fuera de ella

Pero José María Jiménez Sastre (cuñado del también ciclista y ganador del Tour Carlos Sastre) no era sólo un escalador diferente, con una treintena de victorias y una espectacularidad en sus formas que emocionaba más incluso que sus éxitos. Quienes le conocieron hablan de una persona especial también sin la bici. "Me viene a la cabeza mucho la Vuelta de 2001, sobre todo por los ratos en los hoteles; ambos madrugábamos muchísimo y cuando bajábamos a desayunar compartíamos un largo café hablando de todo y sobre todo de ciclismo". Lo hacían pese a ser rivales; Jiménez era punta de lanza del Banesto y Beloki líder de la ONCE, una distancia deportiva que no pesaba en la mentalidad del Chava. 

José María Jiménez, directo a la victoria en el Alto de la Cruz de la Demanda en la Vuelta a España 2001FrontzoneSport via Getty Images

A Beloki se le vienen "grandes vivencias" en muchos escenarios, pero cita expresamente el Hotel La Gruta, habitual parada ciclista cerca de Oviedo. "Después de etapas en la Vuelta a España o la Vuelta a Asturias juntarnos un grupo al acabar la cenar y echar un rato, unas risas. Eso ahora no se hace. Y en ese tipo de grupos él era el protagonista".

Mancebo añade otra 'foto' al capítulo de recuerdos, con Jiménez y Lance Armstrong tomando "un vino" en la Vuelta a Murcia. Pero más allá de la imagen feliz, incide en las palabras del ciclista vasco. "Esos gestos demuestran que el Chava no tenía la percepción de rivales; él hacía lo suyo y si tenía el día daba igual casi todo. Luego en el hotel no había rivalidad, no había distancias... Quizás aquel ciclismo era diferente, pero sobre todo el diferente era él en eso".

La sonrisa que dibuja Mancebo al otro lado del teléfono se le tuerce al recordar algún detalle del final de quien fuera su amigo. "Desde críos entrenamos juntos. Se desvivía por la gente de nuestro grupo, por (Pablo) Lastras, (David) Navas, por mí... Es que realmente se desvivía por los demás, siempre con la sensación de que no le importaban mucho las cosas sobre él mismo". Incluso atisba emoción al recordarle como su 'tutor' en el Tour del año 2000, edición en la que Mancebo despunta y gana el maillot de los jóvenes. 

El Chava era una marca en sí mismo, eso que tanto se habla ahora de publicidad y a lo que tanto valor se le da, él lo logró
Joseba Beloki

"En aquellos tiempos incluso en el Tour se iba muy por libre, no como ahora, que va todo hiperorganizado. Y recuerdo con mucho cariño los consejos que me dio para saber dónde estar, cómo afrontar la carrera...", explica un corredor aún en activo en Japón a sus 47 años.

Decir José María Jiménez es decir Banesto, equipo al que perteneció hasta el final de sus días. Sin embargo, desde la estructura hoy denominada Movistar Team han declinado participar en este reportaje. Sí lo ha hecho otro de los grandes del pelotón de los 90-00's y gran rival sobre el asfalto de Jiménez, Fernando Escartín. Ejemplo de regularidad y sufridor como pocos, el de Biescas era el contrapunto del Chava.

20 años después, el ciclista oscense es el número dos de Unipublic, la empresa que organiza la Vuelta a España, el gran escenario de Jiménez. Bien lo sabe Escartín, que tampoco puede evitar una sonrisa al recordar a su 'pareja' durante tantas ascensiones.

"José María era carisma puro. Peculiar, por su forma de correr diferente, capaz de ganarlo todo el día que estaba bien, pero también porque tenía esa capacidad de llegar más allá de la bicicleta". "Tenía gracia, era muy abierto y eso caía muy bien entre la gente... Era eso, diferente, normal que el público le añore y se acuerde tanto de él. Todos le echamos mucho de menos", añade.

Pero el relato cariñoso de sus compañeros de pelotón se cruza con otro plagado de rumores sobre la vida, adicciones y costumbres de 'Jose', sin tilde, como le conocía su entorno más privado. "Durante mucho tiempo se hablaron cosas de él que no eran ciertas, pero él pasaba e intentaba no entrar a responder. Se saben muchas cosas de cómo era Jose, pero también se le desconoce mucho", expone José Antonio Martín.

La pancarta del 'Chava' que lleva su club, en el AngliruCLUB CICLISTA JOSÉ MARÍA JIMÉNEZ

El presidente del club que lleva su nombre y que gestiona junto a su viuda, Azucena, recuerda "lo bromista que era", pero también un carácter más reservado que no todos llegaron a ver. "Era introvertido en sus momentos más personales. Siento que la gente no es justa cuando dicen que no se cuidaba; llegar donde llegó le costó mucho sacrificio, mucha hambre, mucho sufrimiento... Recuerdo verle doblar entrenamientos en un día o seguir entrenando cuando el plan del día ya estaba cumplido", lamenta.

Entre lo sabido y lo supuesto, siempre se ha dicho que José María Jiménez pudo haber ganado mucho más de tener otra mentalidad. Enemigo íntimo de las contrarrelojes en un ciclismo que aún les daba mucho peso, su entorno asumía, como recuerda Mancebo, que si quería desconectar "te perdía media hora y mañana será otro día".

"Yo creo que con otro planteamiento suyo, propio, hubiera tenido muchísimo más éxito ganando etapas en el Tour, pero él ya decía que su carrera era la Vuelta y era allí donde se lucía... Luego, la pregunta que todos nos hacemos. ¿Y si hubiera sido diferente? La realidad es que siendo como era, con esa forma de correr, le sacó un rendimiento y 20 años después seguimos hablando de él". retoma Beloki.

Él mismo responde a 'la pregunta que todos nos hacemos'. "Si le hubiéramos cambiado la forma de correr hubiéramos visto otro ciclista. ¿Mejor, peor? No sabemos, pero distinto... y José María era esencia y, al menos en la carretera, hizo prácticamente lo que quiso. Su personalidad era tan fuerte que directamente era una marca en sí mismo".

Caída, tratamiento y soledad

Acaba la Vuelta de 2001, un canto del cisne que tuvo de todo, como era él. Tres victorias en modo exhibición, una penúltima 'espantá' camino de la sierra de Aitana y una postrera decepción rozando la victoria en la subida a Abantos. A partir de ahí se le pierde la pista, también sus compañeros. "Su forma de ser cambió, dejó de ser esa persona tan campechana", recuerda triste Mancebo.

Toda su vida se desvivía por los demás, pero al final su forma de ser cambió, dejó de ser esa persona tan campechana
Paco Mancebo

Aunque Jiménez reapareció para la foto de familia de Banesto al comienzo de 2002, ya no era el mismo. Ni siquiera su aspecto físico era el de siempre. "Nadie sabía muy bien que le pasaba, lo supimos todos a posteriori, pero aquel tiempo fue difícil, él se juntó con gente que no debía. En aquellos meses finales sí hubo un poco de descontento, porque dijeron que el Banesto le había dejado solo por su enfermedad, pero no fue así. Muchos de los que habíamos sido sus amigos o sus cercanos no teníamos acceso a él", añade Mancebo. A esta cuestión ha intentado El HuffPost obtener respuesta de su antiguo equipo, sin éxito.

El presidente de la peña recuerda que Jose "cayó en depresión y se puso en tratamiento". Alguna entrevista de entonces, como la que dio a Javier Ares, explica su experiencia en una clínica, intentando rehacerse de sus problemas. "Quería curarse y volver a la bici, pero no conseguía salir del bucle", lamenta José Antonio, hasta que "desafortunadamente ya fue imposible del todo".

Aunque no quiere detenerse en esa cuestión, asume que "pudo haber gente que quisiera aprovecharse de él, el Chava era muy entregado y no tenía nada suyo, decía que todo era de todos y claro, cuando eres famoso hay amistades que no son buenas... las mismas que te dejan cuando vienen mal dadas".

Rápidamente, José Antonio, recupera la sonrisa hablando de su amigo. Orgulloso de 'vestir' su nombre y su imagen en los maillots del club, confiesa con evidente emoción que "Jose ha marcado un antes y un después" y su legado "no sólo se limita a España... 20 años después se sigue hablando de él y eso es por algo", remata utilizando un hashtag que cada 6 de diciembre vuelve a poblar las redes sociales: "El Chava corre siempre".

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Miguel Fernández Molina (Sabiote, Jaén, 1987) es periodista licenciado por la UCM. Trabajó ocho años en el medio digital 'Mundotoro' antes de llegar a 'El HuffPost', donde ejerce de responsable de cierre y escribe sobre deporte, internacional y política, entre otros campos. Puedes contactar con él en miguel.fernandez@huffpost.es