'Operación Yeti', o cómo Reino Unido evitó en solo un fin de semana un baño de sangre financiero

'Operación Yeti', o cómo Reino Unido evitó en solo un fin de semana un baño de sangre financiero

El temor al contagio a la filial británica del colapso de Silicon Valley Bank fue la antesala de un fin de semana "infernal" y negociaciones maratonianas a contrarreloj: “Solo teníamos 24 horas en una habitación para tomar una decisión multimillonaria".

Una sede del Silicon Valley Bank (SVB), en una imagen de archivo.Robert Gauthier/Los Angeles Times via Getty Images

El yeti. Ése ser sobre el que sobrevuelan incontables leyendas que le adjudican adjetivos de la talla de 'abominable', pero del que nadie tiene pruebas de su hipotética existencia. Quizás una metáfora más que apropiada para bautizar la actuación en las que fueron las horas más frenéticas que se recuerdan en Reino Unido desde el 2008 ante el temor de un desastre financiero internacional. Pero esta vez el yeti era muy real. Tanto como la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), en gran banco de las tecnológicas. 

La caída del decimosexta mayor prestamista estadounidense se ha traducido en considerables patinazos sobre el parqué de las principales bolsas europeas, como el de un Ibex 35 que en España dejaba el lunes pérdidas acumuladas para el sector de la banca de hasta 16.800 millones de euros. Una factura que comenzó a gestarse la pasada semana ya el viernes con la intervención de SVB. 

Sin embargo, la gran lectura que extraen los principales medios financieros y, principalmente, los rotativos británicos es muy distinta. La lupa no está puesta tanto en cómo se recogieron los cristales del suelo el lunes. Más bien se destacan los movimientos realizados para lograr que quedase alguna ventana en pie tras un fin de semana marcado por reuniones maratonianas al más alto nivel, propuestas de compra de gigantes financieros por una sola libra esterlina. En otras palabras, la 'operación' o 'proyecto Yeti'.

Crónica de un contagio financiero

“La totalidad de los depósitos de sus fundadores están seguros con SVB”. Son palabras de Michael Kruse, director financiero de Silicon Valley Bank UK -la filial británica-, recogidas en un correo electrónico del jueves al que tuvo acceso Financial Times, en los primeros compases del colapso que comenzaba a ser evidente al otro lado del charco. 

En menos de un día, acabaría demostrándose que el estándar de seguridad era muy distinto. O al menos eso se desprende del dictamen que realizaría horas después el mismísimo Banco de Inglaterra, confirmando que el SVB UK estaba al borde de las insolvencia.

El viernes por la tarde era Erin Platts, directora de SVB Reino Unido, la que trató de calmar los nervios entre inversores en una reunión telemática vía Zoom, según el Daily Telegraph. No sirvió de mucho, quizás porque minutos antes habían echado el cierre de la matriz estadounidense en California. Los inversores británicos acabaron retirando tres mil millones de libras la pasada semana y el temor a un contagio se tornó muy real. Tanto que el fondo pasó de contar en Reino Unido con unos depósitos cercanos a los diez mil millones a 6,7 mil millones de libras.

En este asunto jugaron su papel factores clave. Principalmente, los pasos expansionistas que se habían dado para convertir a la filial británica en una entidad separada. El pasado verano, había sido transformada en una subsidiaria de pleno derecho, que contaba con más de 3.000 clientes en las industrias del sector tecnológico y capital de riesgo. Es decir, se había hecho un hueco más que relevante en ese ámbito y su caída podía tener consecuencias imprevisibles. Llegaba la hora de activar la 'operación Yeti'.

A diez minutos de medianoche: el giro de timón financiero

Antes de que el Banco de Inglaterra anunciase que SVB UK estaba al borde del colapso, los funcionarios contactaron con el Departamento del Tesoro del Gobierno británico, cartera en manos de Jeremy Hunt, lo que constituyó el inicio de esta suerte de operación de rescate financiera. Como si se tratase del particular reloj que mide el riesgo del fin del mundo, con la manecilla a diez minutos de medianoche, se anunció la quiebra. 

No obstante, llamó la atención de cómo se comunicó esa importante medida económica. "En ausencia de más información significativa", recogía el comunicado del Banco de Inglaterra, apuntando a que "SVB UK tiene una presencia limitada en el Reino Unido y no tiene funciones críticas que respalden el sistema financiero". Con todo, y según Financial Times, casi la mitad de los clientes de la filial británica tenían depósitos por encima del límite de garantía estatal de 85.000 libras esterlinas. En algunos casos, esas cifras alcanzaban las decenas de millones.

A partir de ahí, arrancaron la serie de gestiones conjuntas entre el Banco de Inglaterra y el Tesoro que el sábado por la mañana se tradujeron en reuniones con los inversores de la mano del propio Hunt y del gobernador, Andrew Bailey. Lo que era peligroso mencionar en voz alta, en público, lo explicaron sin tapujos -y con furia, según el Telegraph- los fundadores e inversores tecnológicos. Sí había riesgo de comprometer la estabilidad de este sector, tanto como dudar de cómo se pagaría a los empleados de tecnológicas el lunes, y que dejar caer el banco no era una opción real. Sería un error.

Así fue cómo comenzaron a gestarse las reuniones de interminables horas al más alto nivel con una gran meta marcada. Había que solucionar el problema antes de que la Bolsa volviese a abrir sus puertas el lunes. Comenzaba una carrera contrarreloj que implicó al primer ministro Rishi Sunak, negociando en pleno vuelo. 

En busca del caballero blanco y el billete de una libra

¿Cómo se logró evitar una catástrofe financiera finalmente? Al borde de la noche del sábado, todas las partes implicadas habían llegado a la conclusión de que debía aparecer un "caballero blanco" -término reseñado tanto por The Times, The Daily Telegraph y Financial Times de lo que usaron para referirse a un comprador-. 

“Solo teníamos 24 horas en una habitación para tomar una decisión multimillonaria, todos trabajaban las 24 horas del día, los 7 días de la semana y operaban sin dormir”, explicó al Telegraph una fuente que participó en las conversaciones con el que acabó constituyendo la opción salvadora, el grupo financiero HSBC.

Llegaron a surgir otros pretendientes e incluso se filtró que el propio Banco de Inglaterra (BoE) llegó a hacer la misma oferta que el HSBC, una libra esterlina. Incluso llegó a plantearse la opción de "banco puente", por la que SVB UK sería administrado por el Banco inglés con control de garantías del Gobierno de Sunak.

“Me estoy haciendo demasiado mayor para estar despierto toda la noche, pero la energía y el entusiasmo me ayudaron”, ironizó Noel Quinn, director ejecutivo de HSBC, en declaraciones recogidas por The Times. Era la frase que decantaba el final de una tragedia económica que nunca llegó a ser. Igual de abominable que el hombre de las nieves que nunca había sido visto.

Y eran las tres de la madrugada cuando finalmente se acordó la solución que evitó que la sangre llegase a la puerta de la Bolsa de Londres el lunes. HSBC compró al SVB UK por una libra esterlina. 

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Antón Parada es redactor de actualidad en El HuffPost. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Antes de llegar aquí trabajó cinco años en La Voz de Galicia y pasó por los micrófonos de Radio Voz.

Puedes contactar con él escribiendo a: anton.parada@huffpost.es