Jordi Cruz, de 'Art Attack', sobre Jordi Cruz, de 'Masterchef': "Ni él es tan malo ni a lo mejor yo soy tan bueno"

Jordi Cruz, de 'Art Attack', sobre Jordi Cruz, de 'Masterchef': "Ni él es tan malo ni a lo mejor yo soy tan bueno"

Entrevista con el presentador que publica 'Mejor no te lo creas', su autobiografía.

El presentador (y otras muchas cosas) Jordi Cruz.PENGUIN RANDOM HOUSE

Para toda una generación Jordi Cruz ‘el bueno’, como le han bautizado las redes sociales, siempre será ‘el de Art Attack’, el popular programa de manualidades, pero su carrera, como demuestra en Mejor no te lo creas, la autobiografía que acaba de escribir, está llena de hitos y anécdotas tan dispares como haber puesto su voz a un personaje de de Harry Potter, tener un alter ego como DJ o haber sido quien prendió la mecha del Resistiré en el confinamiento.

El presentador, que saltó a la pequeña pantalla a los 19 años con el Club Disney tras conseguir que su familia le concediera un año sabático para probar suerte en lo que realmente le gustaba, asegura que sigue siendo “el mismo chaval” que entonces y que aún no se cree un referente televisivo para los egeberos.

Esa misma simpatía que desprendía por la pantalla la destila también en esta conversación con El HuffPost sobre aquella época, sobre la televisión de ahora, sobre Jordi Cruz Mas... y hasta sobre el Benidorm Fest.

Lanzas libro, ¿es el palo que te quedaba por tocar en el mundo de la comunicación? Porque has hecho de todo.

Y creo que el palo más imprevisible que yo pensé que iba a tocar en mi vida. Vino la propuesta por parte de la editorial y me lo pensé muy mucho, porque me parece que es una responsabilidad. Si fuera una cosa para regalar en la puerta del Metro a lo mejor no me lo pensaría tanto pero al final hay un trabajo y la gente lo compra; tenía que estar un poquito a la altura de las expectativas y, sobre todo, tenía que tener algo más allá que el contar tu propia historia. Al final dije que sí, hace casi un año y medio.

Comienzas yéndote a tu infancia y cuentas que de pequeño vivías en un mundo de fantasía. ¿Sigue siendo así, sigues viendo el mundo de esa manera?

¡Síiiii! Totalmente, y lo reivindico. Cuando era pequeño, estamos hablando de los años 80, se atacaba mucho mostrar tu fantasía o tu parte infantil y creativa. Era muy señalada. Ahora creo que es distinto, por suerte. Tanto en los centros educativos como en la sociedad la creatividad, o la forma de escabullirte de lo gris e irte al mundo de color, está como muy bien aceptada, pero en ese momento era como [poniendo voz seria] ‘¡No, tienes que saber qué vas a hacer en la vida, déjate de tonterías, no seas tan infantil!’ y yo claro, me quedaba mirando como diciendo ‘Pero es que así soy y tampoco creo que haya nada malo’. Yo siempre ponía en duda eso, no cambié mi forma de ser.

Por eso hablo mucho en el libro de que al final es como un superpoder, sabes que lo tienes pero no lo puedes contar. Superman no va por ahí diciéndolo; al revés, se tiene que esconder para que nadie lo sepa. Pues yo lo viví así, o al menos lo recuerdo así.

  Portada de 'Mejor no te lo creas', de Jordi Cruz.PLAZA Y JANÉS

De la tele de esa época comentas que te fascinó Emilio Aragón. ¿Quiénes son tus referentes ahora?

Mercedes Milá, por ejemplo. Siento admiración por los comunicadores que tienen un sello personal y te quedas como enganchado cuenten lo que cuenten. Para mí, Mercedes Milá podría hacer un programa de cualquier cosa que yo lo vería, me gusta cómo cuenta las cosas, la naturalidad, la frescura... Y es lo que me pasó con Emilio Aragón.

Y por suerte, vivimos en una época en la que la televisión no es el único sitio al que podemos acceder para entretenernos y ahora tenemos a mil creadores de contenido: un Ibai, un TheGrefg, y muchos más que a lo mejor no tienen tantos followers pero que son geniales. Creo que tienen una forma de comunicar que engancha, que te transmite, y a mí siempre me gusta ver talento. Veo a Ibai cuando hace las movidas éstas y a mí me transmite que lo está disfrutando.

Tú también tienes tu público, has enganchado a mucha gente. ¿Cuál crees que es tu clave?

Pues ser yo. El chaval que veías presentando las manualidades sigue siendo el mismo ahora. Evolucionas, vas conociendo más cosas, vas aprendiendo... pero la esencia está ahí. Disfruto comunicando, entreteniendo a la gente y contando las cosas. Disfruto igual contándote una manualidad, como una anécdota de algo que acabo de ver en el Metro o una noticia que acabo de leer. Mis amigos siempre me dicen ‘¡Jordi, nos cuentas las cosas que transmites un hype...!’. Ahí está el considerarte comunicador, más allá del lugar, de la tele y del medio, sentirte realizado comunicando.

El chaval que veías presentando las manualidades sigue siendo el mismo ahora

Dices una frase que es “En el colegio vieron algo especial en mí y supieron enfocarlo” [dejándole encargarse de las fiestas del centro y de la radio escolar] ¿Y si no hubieran sabido, qué hubiera sido de ti? ¿Tenías plan B?

No. Supongo que hubiese salido de todas maneras... al final el río acaba saliendo. Lo reivindico mucho porque creo que es muy importante: hay mucha gente que está en el entorno educativo o escolar y esa chispa o ese algo especial que tiene no lo aprovechan y le intentan meter en la misma caja que a todo el mundo. Cuando tienes la gran suerte de que haya alguien que sí que lo ve y entonces invierte su tiempo y sus consejos en eso es de gran ayuda.

Siempre lo digo, el primer autógrafo lo firmé en la revista de mi colegio el último día de clase antes de irme, porque me hicieron un artículo superbonito. Para mí ahí se plasmaron todos los años que había dedicado a la radio del colegio, a entretener a mis compañeros, y me lo devolvían de esa forma. Ahí descubrí cómo funciona todo esto. Existe una recompensa mil veces más importante que las audiencias o que la fama, que es el reconocimiento por parte de la gente que tienes alrededor. Eso es muy bonito.

Por esa manera alternativa de pensar o por pasarte de original cuentas que en COU llegaste a suspender un examen de Historia [en el que imaginó que era un guía turístico contando las maravillas de la Roma Antigua], pero esa originalidad es la que te hizo llegar al Club Disney. 

En ese examen estaba convencido de que me iban a poner un 10, de esas veces que entras en clase diciendo ‘Hoy rompo la pana’. Me acuerdo de que el profesor entregó todos los exámenes y yo dije ‘¿Y el mío?’. E hizo un discurso de cómo no se debía hacer un examen, que eso era tomar el pelo. Pasé de las expectativas superaltas a recibir todo el beef por parte del profesor.

Es a lo que vamos, nadie puede hundirte. Lo que sacas es una buena lección: que tampoco puedes pretender que todo el mundo entienda tu forma de hacer las cosas. Yo no le discutí nada a ese profesor, fue como ‘¿Que no lo entiendes? Ok’. No pierdo tiempo discutiendo con el universo ciertas cosas que sabes que no van a llevar a ningún sitio.

Pero menos mal que en la tele sí entendieron esa originalidad [les encantó la cinta que envió para postularse para el Club Disney, en la que simulaba que había pirateado la emisión].

¡Sí, total! Pero podría haber empezado en Club Disney y que me dijeran ‘No, no, no, no, no, tienes que ser así, tienes que hacer asá‘. Supieron decir ‘Esto es lo que le gusta, ¡rienda suelta a este chaval! Ni nos lo pensamos’. Y así fue, y en Art Attack y en todos los programas que he hecho. He tenido mucha suerte, nunca he tenido un director que me diga ‘Apréndete el guión’. Al revés, me han dicho ‘Dilo como tú quieras que seguro que saldrá mejor’.

Nunca he tenido un director que me diga ‘Apréndete el guión’. Al revés, me han dicho ‘Dilo como tú quieras que seguro que saldrá mejor

En aquella época eras muy jovencito pero te encontraste con un sueldazo, dos pisos (uno en Madrid y otro en Barcelona). Con tan poca edad [19 años], ¿cómo se maneja eso? ¿Cómo no se te fue la cabeza?

Porque simplemente cambió el escenario pero no cambió el reparto. Sigo teniendo los mismos amigos que el primer día cuando llegué a Madrid. Lo he vivido todo con normalidad, no he visto como de repente el abismo... No, siempre he sido muy sincero conmigo mismo, con lo que me gusta y creo que eso te da como una estabilidad, una seguridad, y entonces no te pones a buscar otros sustitutos. Yo estaba supercontento, tenía mis dos pisos y lo cuento en el libro, eran superpequeñitos. No tengo coche, nunca me han gustado los grandes lujos, ni el juego, ni el alcohol... Nunca he tenido nada por lo que a lo mejor se fuera por ahí el dinero. Nunca me he visto en riesgo porque nunca he visto el riesgo.

¿Y la fama en algún momento de tu carrera ha pasado factura a tu salud mental?

No, para nada. Siempre he sabido distinguir lo que es la fama y lo que es el reconocimiento. La fama es algo muy efímero y puntual que ocurre por una serie de factores que se juntan, por exposición. El reconocimiento va por otro lado, es cuando alguien se te acerca y sabes perfectamente que te está diciendo algo que le sale de dentro. Para mí eso tiene mil veces más valor. La fama, como dice Rosalía, puede ser muy mala compañera y siempre le he tenido mucho respeto. Sobre todo creo que el error es cuando utilizas la fama a tu favor y ese cariño que te da la gente para conseguir cosas y eso es malo, porque eso va a desaparecer, es ley de vida. El reconocimiento y el cariño siempre van a estar ahí.

Siempre he sabido distinguir lo que es la fama y lo que es el reconocimiento

Muchos te asocian con esa época de Club Disney. ¿Echas de menos lo del pringue? ¿Qué era aquello?

Era una mezcla raruna que hacían los compañeros, los bungee jumpings, me acuerdo muchas veces de cómo se llamaban, eran los que montaban esas estructuras fantásticas, las cuerdas y todos estos canales de tuberías por donde salía el pringue. Era una mezcla de muchas cosas pero estaba muy frío, manchaba, era muy viscoso y casi imposible de quitártelo.

Lo cuento en el libro, más de una vez me tocaba irme al aeropuerto con la cara medio azul y la gente se te quedaba mirando. Por suerte no tengo ningún tipo de problema en esas cosas, me da igual, ¡no me miro al espejo cuando salgo de casa! Eso era lo de menos pero también pensaba en los pobres niños que llegaban a sus casas, al día siguiente tenían colegio y parecían un tablero de parchís de mil colores.

¡Igual llegaban como héroes!

[Se ríe] Eso mismo. Echo de menos la dinámica y lo que se generaba y he tenido la suerte en estar en muchos programas en los que el ambiente, el equipo y todo han hecho que fueran unas experiencias vitales impresionantes. Me encantaría volver a esos momentos simplemente para poder vivir esa experiencia otra vez.

Con manualidades has seguido toda la vida e incluso has dado talleres. Ahora que han irrumpido los móviles, ¿los niños están perdiendo un poco esa parte de los trabajos manuales?

Creo que no. No tengo hijos, tengo sobrinos y sí tienen unas reglas muy concretas con el tema del uso de los móviles. El otro día fui a casa de mi sobrina y estaba haciendo una daga de otaku de Naruto y a mí casi se me saltaban las lágrimas. Y luego al rato se puso a jugar a la Switch. Pueden estar las dos cosas. Lo que no hay que demonizar es la herramienta. A lo mejor yo tenía que utilizar una hoja de papel y unas ceras y ahora la persona igual puede utilizar una tablet o un programa para pintar. Es una herramienta más y hay que aprovecharla y entiendo que las nuevas generaciones han nacido en este universo. A lo mejor un videojuego también hace que les explote la imaginación. A mí me da miedo a veces la gente que pone demasiado ímpetu en lo de antes: hay que pensar que la gente está viviendo el ahora.

La pregunta del millón de si las manos en Art Attack eran las tuyas creo que no te la voy a hacer porque estarás aburridísimo...

[Se ríe] ¡Imagínate!

... Eso lo cuentas en el libro, pero no sé si hay algún otro secreto de Art Attack que sí puedas desvelar.

Mmmmm... Hay muchos pero la televisión tiene una parte como de magia, de cómo se hace un programa. A mí a veces me pasa, yo puedo saber cómo se está haciendo un programa, lo estoy viendo con algún amigo, lo cuento y me dicen ‘¡No, ahora ya lo sé y pierde toda su gracia!’. Hay que guardar ese secreto y además, Art Attack se sigue emitiendo con Guille. Si el programa hubiese quedado olvidado no tendría ningún problema en abrir todos los secretos, pero por respeto a los chavales que ahora están creciendo con él, hay secretos que te los tienes que llevar a la tumba.

Pero la medallita de las zapatillas sí te la puedes colgar [todos los presentadores internacionales tenían el mismo vestuario pero nadie pensó en el calzado. Como Jordi fue el primero en grabar, todos los siguientes tuvieron que comprarse el mismo modelo que el suyo].

¡Sí, eran mías! Quizá no le doy tanta importancia a las cosas, para mí es algo natural, pero a la gente le gusta saber. A mí me encantaría leerme un libro de cómo hacían El juego de la oca, y me lo leería de pe a pa. O del Un, dos, tres. Entiendo que hay ese cariño por parte del público a ese formato y quiera saber.

Es que toda la generación EGB hemos crecido viéndolo.

Es muy fuerte eso. Eso nunca lo he dimensionado, nunca me lo he creído, pero es una realidad. Es muy fuerte.

Y cuentas que mientras grababas Art Attack en un pueblo de Inglaterra te escapaste a Londres para ver la final de OT. ¿Sería tu gran sueño presentar OT? ¿O cuál sería el programa que te encantaría si pudieras pedir ese deseo?

En plan mi sueño más inalcanzable, me encantaría presentar El juego de la oca, pero creo que es muy difícil que se vuelva a hacer en este país. Y en plan sueño más real, sí que me gustaría formar parte del universo de Operación Triunfo, porque es un programa que me encanta, que me involucra. Y no tiene por qué ser en el papel de presentador, hay muchas facetas dentro del programa. He tenido la suerte de poder trabajar con Gestmusic en Top Gamers Academy, conocer a Tinet [Rubira] y al equipo que hay detrás y sería un superplacer. Ves cómo hablan del programa con tanta ilusión que yo quiero formar parte, aunque sea un día, cinco minutos, aunque sea en el Chat... Es como si eres actor y desde siempre te hubiese gustado estar en una obra: te da igual el papel. Pero si no, estaré en el público aplaudiendo. Esto que no suene, ¡pobre Tinet!, a coacción.

En plan sueño más inalcanzable, me encantaría presentar 'El juego de la oca'. Y en plan sueño más real, me gustaría formar parte del universo de 'OT

Tras esa etapa televisiva acabaste en Baleares haciendo radio local durante muchos años. Hay veces que se tiene ese pensamiento de que cuando se abandona la televisión, al menos temporalmente, se está de retirada o que es casi una derrota...

¿Sabes lo que pasa? Que viví un fenómeno un poquito raro porque, aunque se habían terminado las grabaciones de Art Attack, se seguía emitiendo. Y cuando terminó en Telecinco, vino Antena 3, lo compró y lo siguió emitiendo. Y mientras, se siguió emitiendo en Disney Channel. Era como estar sin estar. De repente conocías a productores y te decían ‘Si tú no puedes hacer nada, Jordi, estás haciendo Art Attack’ cuando hacía tres años que había dejado de grabarse. Por suerte, físicamente me he mantenido casi igual, y la energía era casi la misma, y estaban convencidos de que estaba en el programa. Al final también tienes que asumir ‘Esto es así’, hasta el momento en el que dejaron de emitirlo porque entró Guille con la nueva versión. Es raro. Luego llegaron Megatrix y muchos otros programas pero no tenían quizá ese momento tan fuerte como Art Attack.

Hay ahora mucho cachondeo con lo de Jordi Cruz ‘el bueno’, Jordi Cruz ‘el malo’...

[Se ríe] Yaaaa...

... Pero lo que no saben muchos es que tú eres Chico Malo [su alter ego como DJ].

¡Eeeso, mismo! Y tampoco me lo puse yo, me lo pusieron mis amigos. ¿Sabes qué pasa? Se me nota en los programas y me lo decía mi padre: ‘Jordi, cuando te hablan por el pinganillo te pones serio’. Me pasa cuando me concentro y al pinchar claro, yo estoy pensando en la siguiente canción, miro mucho cómo va la gente... y me decían ‘Tío, parece que estás pasando un mal rato, que estás como superserio’. Y luego poner ‘Jordi Cruz DJ Set’ quedaba un poquito así como de fanfarrón, mejor Chico Malo y que la gente no sepa a quién van a ver.

  El presentador Jordi Cruz.PENGUIN RANDOM HOUSE

Y de Jordi Cruz Mas [el cocinero], cuentas que os conocisteis en el pasado. ¿Mantenéis el contacto, compartís en plan ‘Vaya turra que me dan contigo’?

La verdad es que no. Yo soy muy tímido para esas cosas, no tengo ningún amigo famoso, me da como reparo. Me cuesta mucho esa interacción. Sí que he visto que en alguna entrevista ha dicho algo como ‘Creo que tengo un buen sparring’... Yo creo que no tiene que ser nada agradable que te llamen ‘malo’. No creo que sea mala persona. En el programa, si hablamos de MasterChef, sí hace el papel como más de duro, malote... al final te acabas ganando ese puesto. Ni él es tan malo ni a lo mejor yo soy tan bueno [carcajada]. No me apodero del nombre, eso es algo que la gente dice, y yo lo abrazo y me hace mucha gracia. Y eso sí, me considero buena persona y todos los días intento ser mejor que ayer.

¡Qué fantasía sería los dos en un mismo programa!

¡Imagínate! No sería en MasterChef, eso ya te lo digo. Yo a MasterChef no iría porque, primero, llevo muy mal el tema de los pájaros [tiene ornitofobia] y si tuviese que desplumar algo dejaría los cuchillos y me iría por la puerta. Y luego, que soy cero conflictos, me costaría mucho estar en un espacio en el que de repente hay un conflicto. Me haría ponerme de bajón y entonces, ¿para qué estás ahí? ¿Simplemente para ganar dinero? Mejor me quedo en casa [se ríe]. En otros escenarios, no habría ningún tipo de problema.

Yo a 'MasterChef' no iría

Lo que muchos no sabrán es que Resistiré [himno del confinamiento] es... no sé si tu mérito o tu culpa.

Creo que ni mérito ni culpa, fue una idea que tuve y, como siempre, y creo que a todos los profesionales nos pasa lo mismo, podemos tener ideas y se las presentamos a nuestros jefes y al final esas personas son las encargadas de activar el botón. Pero tuve la suerte de tener esa idea, mandarle un mail a mis jefes y que en menos de tres o cuatro horas la canción estuviera ya sonando en Cadena 100. Tengo el mérito de haber pensado que eso podría funcionar. Tampoco creé la fórmula de la Coca-Cola: la canción ya existía, el mensaje estaba ahí, pero tuve como esa visión. En el mail sí que dije ‘estaría guay, si la cosa funcionase, hacer una versión como más actual, con los artistas de ahora’, y eso luego se hizo realidad.

Lo recuerdo con mucha emoción. Entiendo que haya gente que diga [tono enfadado] ‘Fuiste tú...’ ¡hasta yo también terminé harto! No es que la escuchase muchas veces, es que la ponía yo en la radio. Pero el día que decidimos dejar de ponerla recibimos tantas llamadas a la radio diciendo que qué estábamos haciendo... entonces, ¿con qué te quedas de las historias, con lo que te dicen malo o con lo que te dicen bueno? Pues yo me quedo con lo bueno. A la gente que lo tuvo que sufrir, pues lo siento mucho, pero a mucha gente creo que le ayudó y le dio energía, y a veces nos tenemos que fijar en lo que hacen las cosas por los demás y no en lo que hacen por uno mismo.

¿Ahora en qué andas metido? Estás con Samantha Hudson pero ¿tienes algún proyecto más?

Con Samantha ya con la tercera temporada de ¿Sigues ahí?, que el otro día nos dieron una mención especial en los Premios Ondas del Podcast, estamos muy contentos e iremos a celebrarlo. Y hace dos semanas estrené un programa en Twitch porque me apetecía mucho volver a crear contenido. Si lo hacía, tenía que ser a mi manera: me he montado todo un plató, he construido todo el decorado... Ahora tenemos un programa todas las tardes, de lunes a jueves, en el que hacemos juegos y entrevistas. Hay gente que se gasta el dinero en coches o en viajes; yo invierto mi dinero en cosas que a mí me gustan, como montarte de repente un plató. No nos fijamos en las cifras, nos fijamos en lo que estamos sintiendo y a mí ir todas las tardes y ver que tenemos una entrevista, que tenemos que preparar una escaleta, mirar las cámaras... hace que sea muy feliz.

Esto conecta con el Jordi de pequeñito totalmente, ¿no?

¡Sí! Se lo digo a mi pareja: ¿tú sabes lo feliz que estoy todos los días pensando en cosas? Para alguien que es creativo eso es como una dopamina. No te puedes imaginar la cantidad de formatos que puedo imaginar al día. Tengo una necesidad de crear en mi cabeza.

Ya para despedir; acabas de estar en el Benidorm Fest. Mójate, ¿con quién ibas?

Voy a ser totalmente sincero: voté por Tanxugueiras, Mi corazón estaba con ellas, pero mi sentir y mi cerebro estaba con cualquiera de los que estaban ahí: todas eran muy buenas propuestas. Por eso me ha chocado mucho todo lo que se ha liado después, más allá de polémicas o de tongo. Creo que habíamos avanzado en muchas cosas y de repente parece que estamos mil pasos para atrás y luego, ¡jolín, que es música, que es diversión! No estábamos escogiendo al presidente del Gobierno. No ganaron Tanxugueiras, no ganó Rigoberta, se lo llevó Chanel y yo estaba igual de contento. Hay gente que cuando está decepcionada quiere que todo el mundo sepa que está decepcionada y que está enfadada, y ahí está la diferencia. Yo dije ‘Qué pena, pero qué bien lo ha hecho esta chica, enhorabuena, vamos a tope con ella’, y seguro, seguro, seguro que va a hacer muy buena posición.

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