Por qué podemos estar sin Gobierno hasta el otoño
En el mejor de los casos, hasta junio tendremos Ejecutivo.
Cuando vosotros aún tenéis dudas de a quién votar, los políticos ya están haciendo sus cálculos sobre qué les conviene más. Un Gobierno para junio, septiembre o segundas elecciones generales.
La última sesión de control al Gobierno ha terminado con cada uno de los aspirantes a La Moncloa marcando su territorio, aunque las lindes de Pablo Casado y Albert Rivera estén cada vez más desdibujadas, por la influencia de Vox.
Y si pensáis que el 28 de abril o el 26 de mayo podemos tirar cohetes al aire y librarnos de las voces, los insultos, la crispación y las mentiras, porque sus señorías ya tendrán sus dominios adjudicados, os equivocáis.
Podemos llegar sin Gobierno hasta el ¡otoño! Y, en el peor de los casos, se podrían tener que convocar unas segundas elecciones generales antes de que acabe 2019 si las cuentas no salen, aunque algunos se frotan las manos con la posibilidad de mejorar sus resultados.
El control de la Mesa del Congreso es una de las claves del poder.
Esa es la principal enseñanza práctica que deja esta legislatura exprés. El próximo día 5 de marzo el decreto de elecciones fijará cuándo se constituye la Cámara. La fecha de la sesión constituyente caerá en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales del 26 mayo. La constitución de la Mesa del Congreso va a anticipar los pactos para gobernar.
Si el bloque de derechas, Ciudadanos, PP y Vox logran la mayoría para formar Gobierno, el cómo se distribuyen el poder en la Mesa nos ofrecerá una idea de cómo va a ser el peso de cada uno en Moncloa. Y los plazos serán más cortos si Vox no se pone a exigir la Luna.
Si el bloque de izquierdas más los nacionalistas -reeditando el pacto de la moción de censura- está muy igualado con el de derechas, veremos volar los cuchillos para hacerse con el control de la Mesa. Su composición en esta legislatura, en manos de la derecha, ha sido clave para obstruir al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Sin olvidar otra variante que nadie descarta, incluidos los mismos diputados de Albert Rivera. "El 'no es no' de Ciudadanos es fácilmente reversible si puede formar gobierno con nosotros", apunta uno de los muchos diputados de Sánchez que lo tienen claro.
Un arma diabólica
En estos tiempos sin mayorías absolutas, que el signo de la presidencia de la Mesa sea distinto al de quien gobierna se ha revelado como un arma diabólica para frenar la acción gubernamental. Y todo esto, mientras los partidos siguen en campaña, al día siguiente de las elecciones generales, en pueblos y comunidades autónomas, donde muchas de sus señorías se lo juegan todo. Por eso, no hay partido que dude de que hasta después del 26 de mayo no se formará Gobierno para no entorpecer los pactos locales. Por ejemplo, un mismo partido puede gobernar con Vox en La Moncloa y con el PSOE en ayuntamientos.
En el mejor de los casos, hasta junio no habrá Gobierno. Y si la cosa se lía y cuesta sacar adelante acuerdos, entre ir y venir a ver al rey, que se vote en el debate de investidura, y vuelta a empezar, nos da tiempo a irnos de vacaciones y volver sin haber llegado a nada.
¿Se acuerdan ustedes de los viajes de Pedro Sánchez a reunirse con Felipe VI, donde trabó esa amistad que cuenta en su libro? ¿Y de Rajoy diciendo que 'no' a su majestad porque no se arriesgaba a una investidura fallida? Pues eso.
A día de hoy Pedro Sánchez, tiene más difícil hacerse un Rajoy. En la primavera del 2016, se hartó de decir aquello: "El PSOE ha puesto en marcha el reloj de la democracia". Y no se va a dedicar ahora a pararlo él.
Pocos se atreven a verbalizar en público la posibilidad de unas segundas elecciones, pero los respectivos equipos trabajan con esa posibilidad. Habrá que ver cómo se justifica ante una ciudadanía que les está pidiendo a gritos que pacten y que cada día castiga más los gastos electorales.