Cierto: necesitas unas vacaciones para descansar de las vacaciones

Cierto: necesitas unas vacaciones para descansar de las vacaciones

Photo by Bluesduke at Morguefile.com

Son muchas las personas que dicen que después de las vacaciones necesitan otras para descansar de las primeras. Por otro lado, los profesionales que están constantemente viajando de un lado para otro, haciendo de los aeropuertos su segundo hogar, refieren constantemente lo fatigoso que resulta tanto movimiento. Es verdad que muchas veces durante las vacaciones estamos más activos de lo habitual, y lo es también que vagar arrastrando la maleta por los husos horarios es agotador. Sin embargo, existe otra hipótesis que podría explicar por qué viajar cansa tanto.

Gracias a la original obra de Roy F. Baumeister sabemos que la fuerza de voluntad de los seres humanos es un recurso limitado. Es como un depósito que está lleno cuando nos levantamos y que se va agotando a lo largo del día. El asunto está en que usamos el mismo depósito para autocontrolarnos que para tomar decisiones. Y con cada decisión que tomamos el agotamiento aumenta y la fuerza de voluntad disminuye.

El ejemplo clásico es el de una persona que está a dieta: a primera hora de la mañana no tendrá problema en desayunar una loncha de pavo casi transparente y un té verde con sacarina, abandonando una soberbia magdalena con chocolate en su plato, sobre la encimera de la cocina. Pero la magdalena no durará ni treinta segundos viva cuando esta persona regrese a su casa por la noche, agotada tras un día completo de tomar complicadas decisiones en el trabajo.

No sería de extrañar que después de varios días de constante vaciarlo y rellenarlo, nuestro depósito entre en un estado de agotamiento crónico y deseemos unas vacaciones para descansar de nuestras vacaciones.

Y eso es lo que nos pasa cuando viajamos: que estamos tomando constantemente decisiones. Por ejemplo, y continuando con el tema del desayuno, la mayoría de las personas suele desayunar más o menos lo mismo cada día por lo que, al no tener que tomar decisiones sobre ello, su particular depósito no sufre alteración alguna. Sin embargo, la mayoría de los bufés que hay en algunos hoteles implican la toma de muchas pequeñas decisiones: dulce o salado, yogur o fruta, jamón o queso, y así sucesivamente. Igualmente, al viajar, tanto por trabajo como por ocio, la jornada no sigue los parámetros habituales. Y la más elemental organización de las tareas implica la toma de minúsculas decisiones que van poco a poco dejándonos sin fuerzas. Al final del día, el mero hecho de escoger un restaurante para cenar y de tener que navegar entre las múltiples opciones de la carta continúa reduciendo nuestras reservas. Por último, viajar a menudo implica también determinadas tentaciones, como la posibilidad de realizar compras o de probar platos deliciosos que, si se resisten, estarán también haciendo que nuestras reservas desaparezcan.

Así visto, no sería de extrañar que después de varios días de constante vaciarlo y rellenarlo, nuestro depósito entre en un estado de agotamiento crónico y deseemos unas vacaciones para descansar de nuestras vacaciones. Eso sí, si tenemos esa oportunidad, es evidente que lo que tenemos que hacer es quedarnos en casa, donde la apacible rutina de nuestras certezas nos ayudará a hacer que el agotamiento finalmente se desvanezca. Porque la otra alternativa, dejar de viajar, claramente no es una opción.

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