Tanto Einstein como Leo Messi tardaron, aunque de forma distinta, más en madurar que sus compañeros. Por eso lanzo la siguiente pregunta: ¿proviene una parte importante del genio de Messi y Einstein de su capacidad para seguir viendo el mundo con los ojos, la creatividad y la pasión de un niño?
Considero un milagro que el mismísimo Albert Einstein haya accedido a dar esta entrevista. Según él mismo me contará más tarde, los milagros no existen, simplemente es que, desde que está muerto, nadie le había invitado. Sea como fuere, ahora mismo tengo a su espíritu flotando delante de mí.