derechos de los homosexuales
Yo tampoco quiero que odien a mi tío
La presencia de mi tío en mi vida me abrió los ojos ante la discriminación constante que existe en México ante la injusticia que presenta no poder gritar tu amor por otro ser humano ante todo el mundo pues " es inmoral y daña a los niños". También me enseñó las múltiples consecuencias que tiene en la vida sentir que las decisiones propias nunca son las correctas o las esperadas, y que al igual que esconderse para fumar, uno tiene que esconderse para ser él mismo.
Todo miembro del colectivo LGTB debería leer esto
Eres normal. No eres una creación del mundo moderno. Tu identidad no es una moda pasajera. Casi todos los países tienen historia documentada de personas cuyos comportamientos e identidades guardan mucha similitud con lo que hoy llamamos bisexualidad, homosexualidad, transexualidad o asexualidad.
Carta abierta a mis futuros suegros, que no vendrán a nuestra boda
Espero que demostréis que me equivoco y que podéis amar a vuestro hijo sin reservas, como yo lo hago, tanto como para aceptar los límites de vuestra fe. Pero el hecho es que ahora habéis dado prioridad a las palabras de un libro antiquísimo y al veneno que escupen los predicadores por encima del amor por vuestro propio hijo.
Soy gay y me gusta el sexo (y resulta que esto es un problema)
Podemos casarnos, ser padres, ser miembros respetables de la sociedad y podemos, con alegría y orgullo, follar hasta que se nos seque el cerebro, tan duro y a menudo como queramos y por cuantas personas deseemos, y todo sin que nos intenten hacer sentir culpables por arruinar la sociedad.
Solo dos gais
Lo que gritaban los agresores era el grito de guerra que la gran mayoría de homosexuales ha temido escuchar alguna vez en su vida: "Fuera de aquí, maricones de mierda". Una guerra declarada desde la ideología viril y machita del heteropatriarcado, del cual parece que no somos capaces de desembarazarnos.