Se sospecha que pudo haber más muertes relacionadas, pero muchas pruebas se han perdido al considerarse en un principio fallecimientos por causa natural. La Ertzaintza trabaja con la hipótesis de que pudo haber acabado con la vida de ocho hombres.
El presunto autor de los crímenes se dejó una mochila con documentos y éxtasis líquido en el domicilio de una de sus posibles víctimas y así se le ha identificado.
Una monitora del centro de Carranza tuvo que ser trasladada en ambulancia por un puñetazo en la cara y los agentes de la Ertzaintza también fueron atacados a su llegada.
Al parecer se habría olvidado las llaves en el interior del inmueble, accedió al portal y desde el descansillo de la escalera intentó acceder al interior del piso.