El G7 también aboga por ampliar el acuerdo para aumentar la ayuda humanitaria y liberar a rehenes. La presión internacional para no volver a las armas aumenta.
La Red se ha convertido en el nuevo campo de batalla, y los estados comienzan a disponer unidades de expertos con capacidad de ataque a los ordenadores enemigos para operar redes eléctricas, transportes o centrales nucleares.