Al menos, tenemos ahora unos textos, con claros diferendos, y una mesa, sobre los que enzarzarnos en una pelea a cara de perro hasta alcanzar un compromiso.
No cabe más procrastinar, pero tampoco concesiones a una retórica 'melonizada', tan hostil como ineficaz para atender los múltiples factores del polinomio europeo de migraciones y asilo.
Criticas por la percepción decantada de que en esta recta final que conduce a las elecciones europeas de junio de 2024 Von der Leyen ha hecho su apuesta por el PPE, por el que aspira a renovar un nuevo mandato al frente de la Comisión.
A pesar de que se considera crimen de guerra, y según las informaciones dadas por Amnistía Internacional, el gobierno ruso aplica una política de desplazamientos forzados y expulsiones de las zonas ocupadas de Ucrania.
Somos muchos más, conforme a los resultados de las elecciones del 23J, los que creemos firmemente en la oportunidad del empeño de trabar un programa cargado de razones, españolas y europeas.
La Presidencia española ha sido preparada a conciencia, con la veteranía de un estado miembro de dilatada experiencia, contrastado europeísmo y probada capacidad de organización.
Las tres derechas -en rigor, la derecha española, en esto la peor de Europa- han quebrantado, una por una, más allá de lo insufrible, todas y cada una de las reglas de corrección en su comportamiento en la UE ante cuestiones nacionales y de interés de España.
Es un principio asumido en el que, ante estos retos epocales, la UE debe apresurar también su determinación de adquirir la estatura de un actor global.
Insoportable contradicción la de quien recurre a decretos de emergencia con suspensión por seis meses de las reglas europeas, y al mismo tiempo torpedea y vota contra los trabajos que el PE viene impulsando.
La preocupación esencial del Parlamento Europeo ha sido la de prevenir las situaciones de vulnerabilidad (mujeres y niños, sobre todo) expuestas a la voracidad sin escrúpulos de las redes de trata.
Es un hecho ciertamente indiscutible que, como resultado de su agresividad, tanto Finlandia como Suecia (históricamente “neutrales”) han decidido su ingreso en la Alianza.
Baste aquí la reseña de la perplejidad que ha suscitado en la UE la moción de censura de Vox, y a todo lo largo y ancho de la representación del pluralismo político supranacional que legitima y vertebra al Parlamento Europeo.