Los primeros Abrams, autorizados por Estados Unidos, llegaron en septiembre. En ellos se confía para cambiar el rumbo de la guerra terrestre, pero tiene sus contras.
El presidente ruso sostiene su producción aumentó al doble en lo que va de año, y en algunos casos, hasta el triple, pero reclama incrementar la fabricación de medios de defensa antiaérea y lucha antibatería para la guerra en Ucrania.
El visto bueno se incluye en un nuevo paquete de ayuda militar a Kiev de 175 millones de dólares. Moscú ya avisa de que se tratará de un "acto criminal".