Por la democracia y la regeneración política

Por la democracia y la regeneración política

"Abandonemos la tentación de caer en el lodo que ha extendido la extrema derecha y que puede acabar convirtiéndose en un barrizal del que no sepamos salir".

El presidente del Gobierno, Pedro SánchezMONCLOA/EFE

Somos más, muchos más los que queremos un país más digno, una política más decente y una democracia mejor. Desde el pasado miércoles, cuando el Presidente Pedro Sánchez anunció en una carta abierta a la ciudadanía que necesitaba unos días de reflexión, parar para avanzar, han sido numerosas las muestras de la ciudadanía y de la militancia del PSOE, para que decidiera continuar al frente del Gobierno progresista.

Un despertar ciudadano que ha hecho al Presidente darse cuenta de la importancia de continuar desplegando los avances y la conquista de derechos y libertades, pero sobre todo la necesidad de iniciar desde el Gobierno una nueva etapa para regenerar la política y cuidar la democracia.

Muchos de los que salieron estos días a las calles de nuestro país, que gritaban con ilusión y emoción contenida pidiendo a Pedro que se quedara al frente del Gobierno, han vivido y sufrido la dictadura, han luchado contra el franquismo, renunciaron a mucho, lo perdonaron todo para la llegada de la democracia. Se lo debemos a ellos. A toda esa buena gente de nuestro país que ha dedicado toda su vida para hacer de España un ejemplo de progreso, bienestar y convivencia para el mundo durante casi cincuenta años.

Por eso, todos los demócratas tenemos un deber colectivo, una tarea que nos exige cuidar esa democracia por la que tanto lucharon quienes nos precedieron y que tanto merecerán las generaciones futuras. Una democracia que no soporta más embistes, que necesita que regeneremos la política para desterrar los bulos y para que la verdad y el respeto se impongan a las mentiras.

La historia de España, nuestra historia común, es un espejo que nos recuerda la importancia de preservar los valores democráticos, de defender la convivencia y de luchar por mantener el mayor tiempo de paz y progreso, por hacer prevalecer el diálogo, el acuerdo y el entendimiento por encima de cualquier diferencia. Hagamos política honesta, con argumentos e ideas, debatamos y discutamos en aquello que no estemos de acuerdo, pero abandonemos la tentación de caer en el lodo que ha extendido la extrema derecha y que puede acabar convirtiéndose en un barrizal del que no sepamos salir.

Nuestro país, con Pedro Sánchez, dio un ejemplo el 23 de julio de cómo se puede detener la ola reaccionaria con la que la extrema derecha recorre Europa y el mundo. Y ahora hemos vuelto a dar ejemplo, ha vuelto a dar ejemplo, de que no nos vamos a rendir. Hemos parado para avanzar pero no vamos a rendirnos jamás frente al juego sucio. Lo hemos demostrado estos días en ese clamor socialista, progresista pero también de la mayoría social de este país que ha dicho basta, que no está solo en juego un Gobierno, está en riesgo la democracia misma.

Vamos a decirle al mundo que merece la pena luchar por la regeneración política, que merece la pena defender la democracia frente a los fantasmas que quieren cuestionarla.

Merece la pena seguir trabajando para hacer un país mejor, con más y mejores empleos como los que ha traído la reforma laboral, con pensiones más dignas como la que hoy tienen los pensionistas revalorizándolas cada año por ley, con un salario mínimo interprofesional más decente, que ha subido un 54% en seis años, con más derechos como los que garantizan las políticas de vivienda para que los jóvenes tengan la oportunidad de tener un hogar, el ingreso mínimo vital para que todos tengamos algo con lo que vivir o la eutanasia, el aborto o los permisos de paternidad y maternidad y tantas otras leyes que amplían nuestros derechos.

Un país mejor para los que vivimos en él en el presente pero sobre todo para las próximas generaciones porque hemos cogido todas las banderas que garantizar ese mañana de prosperidad económica pero también de progreso social como son el ecologismo y la lucha contra el cambio climático, el feminismo y el respeto a la diversidad de todas las personas para vivir y amar como quieran; y el pacifismo, pidiendo la paz entre Israel y Palestina y colocando el dolor que están sufriendo los palestinos en la franja de Gaza en la agenda política del mundo. Son muchas las razones que hacen que merezca la pena seguir luchando por cada uno de esos derechos que nos permiten seguir soñando que se puede hacer un país, un mundo, mejor para todos.

Espacio Eco
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Decía José Luis Rodríguez Zapatero hace quince años que a cada insulto, hiciéramos una propuesta, que a cada descalificación la respondiéramos con una idea y que ante cada exageración nos reveláramos con una sonrisa. Hagámoslo, por Pedro, por este Gobierno progresista, pero sobre todo por la democracia. Se lo debemos a quienes tanto lucharon para alcanzarla.