Como británico, me niego a estar aterrorizado por los atentados terroristas

Como británico, me niego a estar aterrorizado por los atentados terroristas

El propósito del terrorismo es expandir el terror. Esta debería ser una afirmación obvia, pero aparentemente no lo es. Los terroristas quieren que tengamos miedo. Quieren alterar al máximo nuestra vida, la forma en que vivimos esa vida, nuestra democracia. Cuanto más impacto tenga, mayor será el éxito del terrorismo.

El sábado, como cientos de miles de londinenses, estaba tomando algo con unos amigos. Es lo que la gente estaba haciendo en el Borough Market, un barrio histórico de Londres repleto de restaurantes, bares, pubs, que fueron atacados sin piedad por tres terroristas asesinos cegados por el odio.

Cuando se dio la noticia, publiqué varios tuits. Uno de ellos decía así: "En un pub en el centro de Londres, lleno de gente que charla y se ríe. Podría ser cualquier noche de sábado. Nadie está asustado ni intimidado".

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Enseguida el tuit llegó a manos de Katie Hopkins (vengativa tras su reciente despido) y a la cuenta oficial Leave.EU, que tuiteó: "Qué bien, @OwenJones84. Mientras tanto, a otros les han cortado el cuello en el nombre de Alá. Pero me alegro de que tú no estés asustado".

Esto no es un post en mi defensa: en un post en defensa del rechazo a sentirse aterrorizado por el terrorismo. Borré ese tuit enseguida porque sentí que estaban tergiversando mis palabras de forma intencionada y despreciable, como si estuviera alardeando de una buena noche después de que varias personas fueran asesinadas. Ese no es el caso, pese a la cantidad de cuentas de Twitter de distintas partes de Estados Unidos que afirman lo contrario.

Resulta que estaba preocupado por varios amigos que, por suerte (hasta donde sé), están bien. En ese pub la gente estaba riéndose y charlando, y no estaban asustados ni intimidados. Eso es un hecho. Y, tras el ataque, en toda la ciudad de Londres la gente siguió riéndose, hablando, bebiendo y bailando durante horas. No porque no les importara. Estoy seguro de que muchos de ellos se pasaron un buen rato enviando mensajes, llamando, contactando con amigos para saber si estaban a salvo. Pero siguieron viviendo su vida. No estaban asustados ni intimidados por fanáticos terroristas que quieren que sientan ese terror y ese miedo abrasador a cada momento, que quieren robarles su felicidad y su seguridad.

¿Cuál habría sido la alternativa? ¿Que los pubs, bares, restaurantes y clubes de Londres cerraran y sus jefes huyeran a casa despavoridos? ¿Echar el cerrojo, quedarse dentro, y sólo salir para lo estrictamente necesario, mirando con sospecha a todo y a todos?

Londres sigue adelante. Al día siguiente, la ciudad estaba tranquila porque era domingo. Había gente en los parques. Algunos fueron a nadar. Otros salieron con sus hijos. Otros fueron a un pub a beber: podía verlos desde mi ventana. Otros se quedaron en casa viendo la tele. Su vida continúa. No están asustados ni intimidados y no permitirán que los fanáticos ganen arruinando su vida.

Sí, necesitamos un debate para lidiar con el extremismo y el fanatismo en este país. Nadie debería decir lo contrario. Así que, vamos a plantearlo.

Pero eso no significa que toleremos o aceptemos la enorme alteración en nuestra vida y en nuestra democracia, que además podría incentivar el terrorismo. Londres, al igual que Manchester, está cargada de resiliencia, llena de humanidad. Y también está llena de gente que se molesta con quienes se quedan quietos en la parte izquierda de las escaleras mecánicas, con los turistas porque se paran en avenidas con mucho ajetreo, con los que escuchan música muy fuerte en el transporte público. Sigue siendo Londres, nada ha cambiado.

Hoy lloramos la muerte de quienes han sido asesinados. Leamos sobre su vida, sobre lo que dicen sus seres queridos, sobre sus pasiones y su personalidad.

Pero no nos sintamos aterrorizados, sino llenos de solidaridad renovada hacia los demás, mientras los terroristas intentan (sin conseguirlo) expandir el terror.

Ese es el motivo por el que ese tuit, que no debería haber borrado, fue un desafío contra los fanáticos terroristas que quieren intimidarnos y aterrorizarnos. Cualquier cosa que demos a entender y sea contraria a esto es una peligrosa rendición ante el caos terrorista. Y no debe ocurrir.

Este blog apareció originalmente en Medium y puede leerse aquí, posteriormente se publicó en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano

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