Bronco 'no' a Feijóo en su investidura

Bronco 'no' a Feijóo en su investidura

El PSOE lanza a Oscar Puente en lugar de Pedro Sánchez a responder al candidato del PP en un debate áspero, con gritos de "cobarde" desde la bancada popular.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ríe mientras en primer plano, Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, vuelve a su escaño.EFE

El runrún recorría el patio del Congreso de los Diputados poco antes de las tres de la tarde. ¿Saldrá Pedro Sánchez a responder a Feijóo? ¿Se guardará un as en la manga el presidente del Gobierno, acostumbrado a sus juegos de artificio políticos? 

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, acababa de terminar su discurso de investidura, con el que arrancó este martes el debate que durará toda la semana, hasta la votación final del viernes. Un discurso de un candidato consciente de su derrota, pero que buscó poner sobre la mesa un programa de Gobierno como si, de aquí a tres días, fuera a salir de la cámara baja como jefe del Ejecutivo. 

Un discurso con propuestas económicas, adelantadas poco antes a los periodistas, y con propuestas políticas, buscando la conciliación y el entendimiento. Sí, Feijóo. El mismo que se presentó a las elecciones prometiendo derogar el sanchismo, tendía la mano al PSOE enarbolando el espíritu de concordia de la Transición. Al menos, se la tendía a ese socialismo que el presidente del PP entiende que tiene razón, aquel que critica a Pedro Sánchez y su intención de pactar con los independentistas una eventual amnistía. 

"Es el momento de la unidad", insistía Feijóo desde la tribuna de oradores, mientras todavía resonaban los ecos del acto-manifestación que su partido convocó dos días antes, este domingo, en el que se dijo de todo y por su orden contra Sánchez y su Gobierno. 

El líder del PP no desaprovechó la ocasión para sacar la amnistía a relucir, lamentando que la respuesta del PSOE no fuera la misma que la suya a las exigencias de Carles Puigdemont, líder oficioso de Junts. "A los dos nos han ofrecido lo mismo. La única diferencia radica en la integridad de los dos candidatos que pueden responderle", ha dicho Feijóo. 

El candidato popular ha justificado entonces su derrota con el argumento que ya adelantó Cuca Gamarra, su secretaria general, un día antes. "Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para serlo", ha dicho Feijóo, obviando que los siete votos de Junts harían desaparecer de forma automática los 33 apoyos de Vox. 

Después, Feijóo tuvo para todos. Habló de la "España es diversa". Dijo no ser "más gallego o más catalán" por ponerse "un pinganillo o ver las cámaras del karaoke". Calificó de "formación unitaria" al partido de ultraderecha Vox. Aseguró no creer "en el pensamiento único", pero habló de "dictadura activista" al referirse al cambio climático, lo que entusiasmó a sus socios de la ultraderecha. Dijo aceptar "la pluralidad" y que no había "un candidato tan sensible con la España autonómica" como él.

También tuvo para los suyos, los 'barones' populares presentes en la tribuna, cuando repasó las distintas peticiones que les había hecho cada uno para su discurso. Todos, incluida una Ayuso aparentemente aburrida, asintieron al sentirse aludidos. 

Y tendió la mano al PSOE para, de nuevo, instar a los socialistas a firmar una serie de pactos de Estado que Feijóo lleva paseando desde la campaña electoral. 

Buscó Feijóo el discurso presidencialista, moderado y conciliador. Encantó a los suyos, que se felicitaban entre ellos en los escaños, celebraban con entusiasmo sus intervenciones, y aseguraban a la salida que había sido "potente". Aun así, admitían la evidente derrota, ya que Feijóo no cuenta más que con 172 votos. ¿Y el día después? "Responsabilidad y propuestas", contestaban en las filas populares. 

Poco preocupó al PSOE, donde veían más de lo mismo y donde se preguntaban qué pasa con los pactos de Estado cuando no gobierna el PP. 

Pero a las 15:30 horas, Feijóo se encontró con la sorpresa: en lugar de Pedro Sánchez, el PSOE mandaba a la tribuna de oradores a Oscar Puente. El polémico Oscar Puente. 

Las caras en la bancada del PP eran de total estupefacción. En el PSOE también había sorpresa, pero se imponía el jolgorio. Entre el resto de partidos, también los rostros mostraban la estupefacción. El runrún de media hora antes se acababa de confirmar. Sánchez volvía a jugar una carta inesperada. Otro artificio político. Uno más. 

Puente no defraudó. Tras los gritos de "cobarde" contra Sánchez, el elegido por los socialistas elaboró un discurso durísimo contra Feijóo, en el que no se dejó nada: ni el narcotráfico —llegó a mencionar a Fariña—, ni a Ayuso y la supuesta 'cama' que le preparan en el PP como le sucedió a su predecesor, Pablo Casado. 

Criticó la supuesta moderación de Feijóo, a la que calificó como "efecto invernadero" en lugar de "efecto Feijóo"; le recordó que él, como el gallego, había sido el más votado pero que, aun así, era el perdedor de las elecciones, y le instó a asumir su derrota. "¿Por qué tiene usted más derecho a ser presidente del Gobierno que yo a ser alcalde de mi ciudad?".

También repasó la cantidad de 'perdedores' del PP que gobiernan comunidades autónomas, como Ayuso en Madrid, Moreno Bonilla en Andalucía o Guardiola en Extremadura. 

También quiso desmontar los intentos del PP de buscar tránsfugas entre el PSOE: "No pierdan tiempo buscando disidentes, desertores o traidores para pasearles por tertulias o medios que comparten su estrategia. Ninguno es ya representativo de este PSOE. ¿Saben por qué? Porque este PSOE ya no es de sus dirigentes, de los actuales y de los históricos. Este PSOE es de sus militantes y, por consiguiente, del pueblo". 

El debate se fue calentando y el ruido hacía casi inaudible al orador. El enfado en la bancada del PP se dividía entre la jugada de Sánchez y la cantidad de tiempo empleado por Puente para su intervención, excediendo muy mucho la media hora establecida. 

Las quejas a la presidencia se mezclaban con un constante repicar de "amnistía" por parte de los diputados de la derecha. Algún parlamentario de la izquierda se giró para pedir calma. La bronca se había instalado en el Hemiciclo. 

Feijóo reprochó el ruido a Sánchez y al PSOE. "Anticipo que voy a utilizar un turno breve porque no voy a participar en este Club de la Comedia", dijo nada más tomar la palabra, y criticó que "un primer ministro del Gobierno en funciones" aplaudiera "después de este discurso". "Es lamentable", agregó el gallego jugando la baza de la seriedad y la dignidad.

Pero en mitad de su respuesta los suyos se pusieron de pie y comenzaron a corear "cobarde, cobarde, cobarde" dedicado a Sánchez. "Esto no es un patio de colegio", tuvo que mediar la presidenta del Congreso. 

La réplica, en efecto, fue breve. Es más, Feijóo decidió no contestar a la segunda intervención de Puente. Parecía que quería restarle importancia al artificio de Sánchez. Pero no era así. El líder del PP fue rumiando su respuesta durante el turno de Santiago Abascal, líder de Vox, a quien alegró por asumir parte de sus postulados, y a quien respondió a medias. La otra parte de su alocución la dedicó a contestar a Puente, a Sánchez y al PSOE. 

Acusó a los socialistas de "haber intentado dinamitar el debate" y aseveró que Sánchez no subía a contestarle "porque no puede". "No nos quiere contestar sobre lo que va a hacer con la amnistía. Por eso ha venido y no se ha atrevido a hablar".

Hasta Abascal se fijó en que a Feijóo le había dolido. "Le veo afectado porque Sánchez no subiera. No le haga caso", le ha instado. 

Pero había hecho mella y había hecho ruido. Lo advirtió la portavoz de Sumar, Marta Lois: "Los ciudadanos sienten vergüenza". Pero el ruido siguió previsiblemente seguirá esta semana, en la que el Congreso dirá 'no' a Feijóo. Un 'no' que, de momento, está siendo demasiado bronco. 

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Jefe de Política de El HuffPost