El barrio de Madrid que se independizó con la ayuda de Cuba

El barrio de Madrid que se independizó con la ayuda de Cuba

Aunque la independencia no duró demasiado tiempo, los vecinos consiguieron su objetivo.

Una bandera de CubaPIXABAY

En Madrid existe un barrio con una historia única. Se trata de Cerro Belmonte (aunque a día de hoy se llama Valdezarza) y se encuentra en el distrito de Moncloa-Aravaca.

Todo se remonta a la década de los 80, cuando la ciudad de Madrid se propuso ‘erradicar’ las zonas de pobreza de la capital. La medida consistía en derruir barrios enteros de ‘infraviviendas’ para en su lugar construir miles de edificios de obra nueva.

Sin embargo, la compensación que se les ofrecía a los vecinos por la expropiación era muy reducida, y ello hizo que los vecinos de Cerro Belmonte se pusieran en pie de guerra.

Hicieron prácticamente de todo para evitar que les echaran de sus casas a precio de saldo: huelgas de hambre, encierros en la iglesia e incluso una petición de apoyo internacional a Cuba (la abogada que representaba al vecindario llegó a hablar personalmente con Fidel Castro). Hasta elevaron un escrito a la ONU para que reconociera la independencia del barrio.

La independencia de Cerro Belmonte

Finalmente, la decisión de Cerro Belmonte fue organizar un referéndum para proclamar la independencia unilateral. Y el resultado fue muy claro: 212 de los 214 vecinos del barrio decidieron apoyarla.

En consecuencia, tal y como recuerda la cuenta de TikTok del medio Madrid Secreto, los vecinos de Cerro Belmonte se pusieron manos a la obra y crearon los principales elementos que identifican a cualquier nación: una constitución, un himno y una bandera.

También acuñaron una moneda propia, el belmonteño, que al cambio se traducía en 5.018 pesetas. Aunque la cifra puede parecer aleatoria o rebuscada, respondía al precio que les habían ofrecido por metro cuadrado en la expropiación.

La historia llegó a medios internacionales como la BBC o Der Spiegel. Y al final hubo final feliz. La independencia duró una semana y esa presión internacional ayudó a que los vecinos consiguieran lo que querían: se anularon las expropiaciones, se renegoció el precio de venta y fueron realojados dos años más tarde en pisos de la zona.