Las dos curiosas teorías sobre el origen de los pompones en los gorros

Las dos curiosas teorías sobre el origen de los pompones en los gorros

Las mismas sostienen que no es un elemento meramente decorativo.

Mujer con un gorro con pompón.Getty Images

En un momento en que la gripe y otras infecciones respiratorias circulan por toda España con índices todavía altos, resguardarse del frío y salir abrigado de casa cobra más importancia. Una camiseta térmica, unos guantes, un abrigo de plumas o aislante y un gorro son prendas esenciales para no acabar congelado ante las temperaturas propias del primer mes del año.

En referencia al gorro, se pueden encontrar en tiendas y centros comerciales de todas clases y colores para que cuadren con el look que vas a llevar ese día. Desde los más populares pasando por el clásico gorro de lana con pompón.

Aunque a priori se puede pensar que ese pompón de los gorros de lana es un elemento meramente decorativo, la realidad es que son varias las teorías que explican la función del mismo más allá de su carácter estético. 

¿De dónde viene el pompón en los gorros?

Una de las que más sobresalen data de la época vikinga, entre los siglos VII y XI. Los primeros pompones se vieron entre los vikingos de estos tiempos y así se puede observar en la Estatuilla de Rällinge, figura sentada en bronce en la que se representa al dios Freyr, el cual porta un pompón en su casco. 

Asimismo, dado que el término pompón deriva del francés y se traduce como esfera decorativa, su origen lleva a Francia. Durante la época napoleónica, este elemento formaba parte del uniforme de la infantería, concretamente de la parte superior del gorro. El color de dicho pompón servía para identificar la compañía a la que pertenecía cada uno de los soldados. 

Tanto es así que otra de las teorías más extendidas data del siglo XIX y se ubica en la marina francesa. De acuerdo a la misma, en 1858, un soldado sufrió un accidente al golpear su cabeza contra el techo de un barco amarrado en el arsenal Brest durante la visita de la emperatriz Eugenia. 

Tan frecuente era este tipo de choque cuando la olas azotaban que se decidió colocar una bola roja sobre la parte superior de las gorras para proteger la cabeza de los marineros.