Soy técnico en nutrición y estos son los mejores jamones que encontrarás en los supermercados

Soy técnico en nutrición y estos son los mejores jamones que encontrarás en los supermercados 

La experta en nutrición Ana Luzón nos explica cuáles son las mejores opciones según el etiquetado, la cantidad de sal, el porcentaje de carne y los aditivos.

  Fiambre de pechuga de pavoGetty Images/iStockphoto

Dentro de toda la variedad de jamones que encontramos en el supermercado, Ana Luzón, técnica en nutrición, explica que “el fiambre es la categoría con menos carne y la que contiene más agua y aditivos”. Por lo que, si aparece la mención 'fiambre de' la experta aconseja no incluirlo en nuestra cesta de la compra. Ya que, “el fiambre se hace utilizando piezas magras del cerdo / pavo, que se mezclan con aditivos y otras partes del animal como la grasa y los tendones” añade.

Además, “la mayoría de estos fiambres envasados tienen menos de un 50% de carne y están plagados de almidón, azúcar, sal y aditivos potenciadores del sabor como el glutamato monosódico”. Asimismo, a este producto “se les permite añadir féculas de patata o leche en polvo para conseguir que la textura y el sabor sea lo más parecida al jamón, aunque solo tenga un 50% de este alimento” resalta Luzón.

A la hora de su consumo, “este tipo de fiambre suele ser un producto que gusta mucho porque sabe bien (aunque sea un sabor artificial) y es más barato” resalta Luzón. Pero si analizamos su precio, la experta aclara que “en realidad no es tan barato, pues no estás pagando por la carne que contiene sino por un considerable porcentaje de agua”.

Por tanto, la dietista advierte que es necesario fijarse bien en el listado de ingredientes, donde se especifica la proporción de carne empleada en su elaboración y elegir los que tengan al menos un 80-90% de carne como primer ingrediente”.

En lo referente a la sal, Luzón recomienda que lo ideal sería uno que contenga menos de un 2% y evitar los que lleven almidones. Sin embargo, “sal” es el nombre común usado para “cloruro de sodio”, que es de 40% de sodio y 60% cloruro. Si bien el sodio es un electrolito crucial para el cuerpo, “un exceso en su consumo se asocia a riesgo de sufrir presión arterial alta, enfermedades renales, perdida de calcio, hinchazón, aumento de peso (en agua), celulitis etc”, aclara esta dietista. 

Pasa lo mismo con el azúcar, puesto que “el problema no está en la sal que nosotros podamos añadir cuando cocinamos, o en la cucharilla de azúcar que podamos poner al café, sino que, nuestra mayor ingesta pasa desapercibida porque viene de los procesados y ultraprocesados que consumimos".

También insiste en mirar bien el nombre legal del producto y seleccionar la denominación “extra”, la cual asegura que el producto no lleva ni conservantes ni colorantes, o por lo menos en una proporción mínima, para que de esa forma, sea un alimento de lo más natural posible.

En definitiva, Ana Luzón recuerda que, “si llevas una alimentación 85 a 90% natural no tendrás mayor problema. Por ello, Luzón recomienda que cuando nos encontremos frente a los estantes de fiambres del supermercado “seleccionemos comprar versiones bajas en sal, especialmente en población vulnerable, como la pechuga de pavo y jamón cocido de Aldi a 10 euros el Kg o el El Pozo a 20 euros el kilo”.