Peldaño arriba - Peldaño abajo

Peldaño arriba - Peldaño abajo

La Inteligencia del Éxito

Cuando dos personas emprenden rumbo a un objetivo y uno fracasa y el otro no, no existe ninguna varita mágica que tocara al primero y se saltara al segundo. Lo que sucedió es que uno superaba una y otra vez la disyuntiva de la escalera y el otro no. De esto trata.

La disyuntiva de la escalera surge cada vez que tenemos que tomar una decisión que afecta a nuestro objetivo final. Caminamos por nuestra vida sin perder de vista el objetivo que nos habíamos fijado, y de vez en cuando se nos presenta el momento de tomar una mini-decisión de cara a esa gran ruta. Es la decisión de dar un paso hacia nuestro objetivo o dejarnos llevar por la pereza y no hacerlo. Estamos ante una disyuntiva de la escalera, y cada vez que se nos presenta,sucede algo mágico y además bello.Cada vez que elegimos el SÍ, este se transforma en un «peldaño-arriba». Y cada vez que elegimos el NO, este se transforma en un «peldaño-abajo». Lo que democratiza el éxito es que este es fruto de una fórmula matemática que hace que, con una exactitud rigurosa, subas un peldaño cada vez que eliges el SÍ y que bajes un peldaño cada vez que eliges el NO. Y, además, sin excepciones.

Tomemos a dos personas que deciden apuntarse a un gimnasio durante doce meses para ponerse en forma. AMBOS tendrán que enfrentarse a decidir cada tarde si ir (peldaño-arriba) o no ir (peldaño-abajo). AMBOS tendrán que elegir entre ponerse las zapatillas (peldaño-arriba) o quedarse viendo la televisión (peldaño-abajo). Y AMBOS tendrán que elegir durante un año enfrentarse cada día a la decisión de si convierten su tarde en productiva o en improductiva. Al final se hace un cómputo matemático preciso y simple, en el que si uno ha elegido 100 veces el camino difícil del peldaño-arriba y otro ha elegido 100 veces el camino fácil del peldaño-abajo, el primero se halla exactamente 200 escalones más arriba que el segundo. Ni uno más, ni uno menos. El éxito es sorprendentemente justo y democrático. Y yo me alegro de que sea así, ya que en caso contrario la vida estaría premiando la desidia en lugar del esfuerzo.

La pregunta no es «cómo de grandes son tus sueños», sino «cuánto estás dispuesto a trabajar para alcanzarlos».

Cada vez que nos fijamos un objetivo y decidimos dar un paso firme en la ruta que nos lleva a él, nos acercamos un paso más a ese objetivo. Lo interesante es que cuando damos diez, nos acercamos diez, o lo que es lo mismo, el grado de éxito es perfectamente fiel al grado de esfuerzo. Esto es maravilloso, ya que demuestra que

#LaInteligenciadelÉxito

No llega más lejos quien más suerte halla,

sino quien más millas camina.

@Anxo

Cuando veas que tu vecino se pone en forma, que tu primo ha tenido la osadía de emprender, y que tu exnovia está acabando un máster que ambos empezasteis, entiende que ellos ni son más afortunados que tú, ni han tenido más suerte. Simplemente, cada vez que se han topado con la disyuntiva de la escalera, han sabido elegir el peldaño-arriba más veces que tú.

¿Por qué es esta conclusión de una trascendencia tan significativa? Porque es la fórmula que destierra la suerte y encumbra el esfuerzo. Porque es la fórmula que desmonta el argumento de que la gente con mayor éxito es aquella que simplemente es más afortunada. Porque demuestra que aquellos que más obtienen son también los que más se esfuerzan. Y porque te da la primera llave para revolucionar tu vida: concienciarte de que el éxito no es el resultado de la fortuna que la vida te regale, sino del número de «peldaños-arriba» que tú acumules.

Si quieres un premio mayor, tienes que pagar un precio mayor.

Si toda la gente interiorizase este Peldaño, dejaríamos de glorificar la suerte y empezaríamos a glorificar el esfuerzo. Y el mundo sería mejor gracias a ello.

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