Programación y robótica en las aulas, mucho más que ordenadores y código

Programación y robótica en las aulas, mucho más que ordenadores y código

Pueden dar multitud de habilidades al alumno, como la solución de problemas, además de favorecer la preparación al mercado laboral o reducir la brecha de género.

Una niña ensamblando un robot.Carol Yepes via Getty Images

Se habla mucho de aprender nuevos idiomas, pero se nos olvida el más importante de todos, el idioma del presente y del futuro, que es la programación y la robótica”, afirmó Pedro Sánchez en el reciente Debate sobre el estado de la Nación, justo antes de anunciar el Programa Código Escuela 4.0.

Así anunciaba que casi seis millones de alumnos de Infantil, Primaria y ESO comenzarán este mismo septiembre a tener contacto en las aulas con esos contenidos para “desarrollar su competencia digital de manera general”.

El plan, con un valor de 356 millones de euros para los próximos dos años, no solo contempla que el pensamiento computacional, la programación y la robótica se introduzcan en los Grados de Magisterio, sino también la formación de 567.000 profesores de aquí a 2024 y la creación de la figura del auxiliar de programación —similar a la de los auxiliares de conversación—.

“Lo que esperamos que permita es que el alumno adquiera una nueva alfabetización, que se aproxime al mundo en el que está viviendo: conocer cómo funciona un dispositivo y que el mundo digital que les rodea sea algo comprensible para ellos”, asegura Julio Albalad, director del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF), dependiente del Ministerio de Educación y Formación Profesional, organismo que gestionará el proyecto en colaboración con las comunidades.

Qué aportará a los niños, más allá de lo técnico

No se trata, por tanto, de incorporar asignaturas María o de crear pequeños informáticos que sepan escribir código, sino de dotar a los más pequeños de habilidades que les servirán en muchas otras áreas tanto dentro como fuera de los muros de la escuela. Como explica Albalad, el pensamiento computacional no es otra cosa que “solucionar problemas y tareas descomponiéndolos en pequeños problemas”: “Una vez tengo descompuesto un problema en otros más pequeños, lo que hago es establecer una secuencia lógica y ordenada de diferentes pasos para su resolución, lo que me permite saber dónde puede haber un error y, en el caso de haberlo, modificarlo”.

Colateralmente, el pensamiento matemático y creativo de los alumnos puede verse reforzado, pero no son los únicos. Carlos Casado Martínez, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC, enumera otras habilidades que adquirirían los alumnos, como la “la capacidad de abstracción y el análisis y la resolución de problemas, pero también la creatividad, la descomposición de problemas, el trabajo en grupo, la organización y tratamiento de datos o la definición de modelos”

Permite presentar la tecnología no como algo mágico que funciona no se sabe cómo, sino como algo humano en lo que todos podemos participar
Carlos Casado Martínez, profesor de la UOC

“La programación y la robótica, usadas adecuadamente, pueden ser herramientas educativas muy potentes y son susceptibles de ser usadas en las aulas tanto para trabajar estos aspectos, como para cualquier contenido de cualquiera de las asignaturas obligatorias”, subraya.

Casado celebra además que el incorporar la programación y la robótica a en la educación escolar acerca la tecnología a los niños, pero de una manera diferente a la que están acostumbrados: “Vivimos en un mundo dependiente de la tecnología, pero la mayoría de nosotros la ve solo desde el punto de vista de usuario. Enseñar programación en el entorno escolar permite presentar la tecnología no como algo mágico que funciona no se sabe cómo, sino como algo humano en lo que todos podemos participar”.

Cómo se enseña a niños que ni saben leer

Como detalla Albalad, la idea es “empezar a introducir esta lógica” del pensamiento computacional en Infantil, pero sin necesidad de “tener una tableta”. Dentro del curriculum de Primaria, esto, junto con la robótica y la programación, se englobaría en Matemáticas y en Conocimiento del medio social y cultural y en Secundaria, “aparte de tener un carácter transversal, hay asignaturas específicas que tocan estos temas”.

Pero, ¿cómo se puede enseñar programación, por ejemplo, a niños tan pequeños? Amador Canedo, de Astrobots —en Carballo (A Coruña), un centro privado de informática y robótica para niños— lo ve todos los días. “Tenemos niños que empiezan con nosotros con cuatro años en Babybots y a los cinco dominan el ordenador. No saben escribir, no saben leer y, de hecho, en algunas de las aplicaciones que usamos tienen barras de comandos y escribir y te dicen ’¿la C es esta que tiene esta forma?”, cuenta.

  Alumnos durante una clase de Astrobots.Cortesía de Astrobots

Ellos comienzan explicándoles cómo funciona un ordenador: “Es muy curioso, el primer día nos pasa que lo primero que hacen es ir con el dedo a la pantalla, piensan que pueden manejarlo desde ahí”. Luego empiezan a programar, los más pequeños “con bloques de programación sin letras, sino símbolos”, como por ejemplo con “robots que llevan encima de la cabeza unas flechas” al que meten código “para que sigan unos tableros”. También, con programas como ScratchJr: “Dibujan con el ordenador los muñecos, pintan los fondos y, con flechas, van programándolos para que hagan un circuito o una animación”.

Otra pata es la mecánica, montando por ejemplo robots de Lego que pueden diseñar y luego programar. “Con la electrónica empezamos con pequeñas manualidades, donde con pilas movemos motores o iluminamos LEDS, o hacemos figuras de plastilina conductiva”, menciona.

Están estudiando un montón de cosas que no verían hasta la carrera o cursos muy altos y lo están haciendo con 10 o 12 años. Y están jugando
Amador Canedo, de Astrobots

“Gamificamos todo para que ellos en todo momento piensen que están jugando”, recalca Canedo, y eso mientras aprenden desde cómo funciona un motor a qué pasa si se cambia la polaridad.

“Ayer, por ejemplo, hicimos un robot y metí el motor directamente enchufado a una rueda. Ese coche andaba una velocidad; si queremos más, tenemos que hacer desmultiplicaciones, empezar a meter engranajes grandes y pequeños. O hacemos lo mismo con poleas”, cuenta sobre distintos conceptos que los niños trabajan sin darse cuenta. “Hoy, por ejemplo, estaban programando una placa para que, al ponerla en la mano, en función del lado del que se gire, el robot hiciera ese movimiento. Eso son giroscopios”, añade. “Están estudiando un montón de cosas que no verían hasta la carrera o cursos muy altos y lo están haciendo con 10 o 12 años. Y están jugando”.

¿Generaciones mejor preparadas para el mercado laboral y más niñas en la Ciencia?

Cabe pensar que si los niños adquieren desde pequeñitos todos estos conocimientos, lleguen mejor formados a un mercado laboral que cada vez demanda más perfiles tecnológicos.

“Los empleos más demandados actualmente están relacionados con la digitalización, pero va más allá. Si permitimos que el alumno mejore esas competencias, al final se formará como ciudadano completo, y todas las que haya adquirido serán necesarias para el mundo laboral”, reflexiona Albalad.

“Hay una falta de empleados y una enorme demanda relacionada con el desarrollo de aplicaciones, de sistemas en la nube o ciberseguridad y, conforme vaya pasando el tiempo, creemos que va a ser mayor”, agrega sobre la necesidad de perfiles tecnológicos.

Hay una falta de empleados y una enorme demanda relacionada con el desarrollo de aplicaciones, de sistemas en la nube o ciberseguridad
Julio Albalad, director de INTEF

Casado, de la UOC, llama la atención sobre otro aspecto: el efecto que puede tener en las diferencias sociales: “Hay numerosas extraescolares de robótica y programación, de pago, que no son asequibles para ciertas familias. Incluir la programación y la robótica en las escuelas puede dar acceso a esos conocimientos a niños y niñas, independientemente de su nivel económico, dándoles así la posibilidad de escoger una profesión tecnológica como opción de futuro”.

No se puede obviar, además, la gran brecha de género. Los datos los repasa Albalad: “En las que conocemos como materias STEM, de la ciencia, ingeniería y matemáticas, la presencia de las chicas es minoritaria. En el caso de FP, en los grados medios referidos a tecnología y digitalización son un cuarto más o menos del total de los alumnos y en los superiores no llegan ni al 10%. Lo mismo ocurre cuando pasamos al ámbito universitario”.

¿Introducir programación y robótica en las aulas puede hacer que más niñas terminen inclinándose por carreras científico-técnicas? “Si nosotros empezamos a utilizar un lenguaje de programación muy adaptado a cualquier edad, o unos dispositivos robóticos muy amigables que lo que nos permiten es empezar a implementarlos desde las etapas de infantil, creemos que podemos potenciar el interés por estas disciplinas, las STEM, para todo el alumnado. Si llega a todo el alumnado, estamos convencidos de que podrá reducir esta brecha”, afirma el director de INTEF.

A la hora de escoger formación extraescolar, apenas hay niñas en los cursos de programación y robótica
Carlos Casado Martínez, profesor de la UOC

Casado destaca que “aún hoy seguimos teniendo el sesgo de que la informática es cosa de hombres”. “A la hora de escoger formación extraescolar, apenas hay niñas en los cursos de programación y robótica. No se trata de forzar a que las niñas se dediquen a la tecnología, sino que puedan conocerla y decidir si les gusta. Si no la conocen, no pueden decidir si les gusta o no y, desgraciadamente, sin conocerla, a menudo deciden que no les gusta”, argumenta el profesor.

Por la experiencia de Canedo, en algunos casos los padres les llaman para apuntar a sus hijos a una clase y un poco de rebote buscan otra para la niña. “Nosotros vemos aquí que cuando las niñas llegan a clase, se sienten más cómodas con las manualidades”, detalla. A través de actividades como crear un pintor robot con un vaso al que ponen rotuladores como patas, pueden dar rienda suelta a esa parte, a la vez que se le añaden la robótica y la electrónica. “A ellas les gusta. Les encanta hacer Legos, les encanta programar”, sostiene Canedo. “Por eso es muy importante, desde muy temprana edad, introducirlo en los colegios, que tengan acceso a eso y se vayan enganchando”, defiende.

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