Los supercazas de Rusia y Ucrania son sometidos a la prueba definitiva

La tan esperada entrega de los F-16 a Ucrania está en el horizonte, ahora sí, tras meses y meses de ruego por parte del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, a sus aliados occidentales. Kiev espera que estos cazas les ayuden a contrarrestrar la superioridad aérea de Rusia tras más de dos años desde la invasión de Ucrania. 

Ucrania espera que esos F-16 ayuden a su ejército a igualar las capacidades aéreas de la flota rusa de aviones Su-57, que han estado desplegados desde los primeros días del conflicto. Desde principios de abril, Estados Unidos y sus aliados han estado entrenando a pilotos ucranianos en aviones de fabricación estadounidense, que se espera sean entregados en unas semanas. Zelenski, mientras, ha dicho que necesita entre 120 y 130 aviones de combate para lograr esa "paridad" con Moscú.

El caza ruso de quinta generación cuenta con tecnología furtiva avanzada, motores de empuje vectorial 3D y una amplia gama de armamento, según ha destacado el medio Newsweek. Además, según documentos militares rusos, el Su-57 es capaz de volar a "más del doble de la velocidad del sonido", a altitudes de casi 60.000 pies y un alcance de más de 1.800 millas.

El armamento incluye misiles aire-aire guiados por radar o infrarrojos, cohetes aire-tierra no guiados, bombas convencionales, bombas de racimo y un arma que dispara proyectiles explosivos de 30 mm.

El F-16, por su parte, es conocido por su versatilidad y maniobrabilidad y ha sido una herramienta básica en numerosas fuerzas aéreas desde finales de los años 1970. Este fue inicialmente diseñado como un caza diurno ligero y ha evolucionado hasta convertirse en un exitoso avión multifunción para todo tipo de clima. 

La flexibilidad del F-16, combinada con una amplia gama de mejoras a lo largo de los años, incluidos radares avanzados, aviónica y sistemas de armas, lo convierte en un caza robusto para las demandas del combate aéreo moderno.