Reino Unido vota: las razones del adelanto de Sunak y las previsiones de los sondeos

Reino Unido vota: las razones del adelanto de Sunak y las previsiones de los sondeos

El primer ministro ha adelantado al 4 de julio unos comicios que no deberían ser hasta final de año. Las encuestas dan la victoria masiva a sus oponentes laboristas, pero el acelere busca detener esa sangría y hacer vales sus últimas buenas acciones.

Rishi Sunak y Keir Starmer, en sendas imágenes de archivo.Getty Images

Por si la política internacional no estuviera ya lo suficientemente alterada, Reino Unido adelanta elecciones. Se esperaban para invierno -sí, parece mentira pero fue en 2019 cuando Boris Johnson sacó mayoría absoluta, antes del covid, las fiestas, dos sucesores en Downing Street y una reina fallecida-, pero en una jugada que intenta ser un torniquete, tendrán lugar el 4 de julio. 

El actual primer ministro, el conservador Rishi Sunak, lo anunció el pasado miércoles en una comparecencia bajo la lluvia y sonando de fondo una canción que se titula Things Can Only Get Better (Las cosas sólo pueden ir mejor), que se ha convertido el himno laborista y que un boicoteador pinchó a todo trapo en los alrededores de Downing Street. No parecen buenos augurios para los tories, que llevan en el poder desde que en 2010 salió el último progresista, Gordon Brown. 

Sunak había prometido que los comicios serían en la segunda mitad del año y, sí, cumple, pero por los pelos. Se esperaba que aguantase al menos hasta otoño, para tener dos años de gestión que mostrar a los ciudadanos, pero no que pusiera la cita en pleno verano, cuando las clases ya han acabado y muchos ciudadanos escapan de sus ciudades y hasta de su país. 

¿Por qué lo hace así, entonces? Básicamente, porque quiere frenar la sangría que se le avecina, porque quiere intentar recudir la distancia con los laboristas, a los que todas las encuestas dan ganadores por una distancia sideral, tratar de impedir que se refuercen más, que los ciudadanos se enfaden más por retrasar un voto que desean -y que por eso se espera de castigo a los actuales mandatarios-. También, Sunak aspira a poder lucir alguna cosa buena, algún éxito logrado en los últimos meses que, confía, den la vuelta a la tortilla. 

En su discurso frente al número 10, Sunak dijo que el Gobierno había "alcanzado dos hitos importantes": reducir la inflación y hacer crecer la economía más rápido que otros países del G7. Y las dos cosas son ciertas. Como explica EFE, desde octubre de 2022, el coste de vida y la economía están siempre en el top 3 de los temas que preocupan a los británicos y son asuntos recurrentes en el parlamento y los discursos políticos. Sólo ahora, tras muchos meses de angustia, se ve un poco de luz. 

En un contexto geopolítico internacional definido por la incertidumbre, el coste de la vida –medido por el índice de precios de consumo (IPC) y que llegó a alcanzar el 11,1 %– se redujo en abril al 2,3 %, la cifra más baja desde julio de 2021. De esta forma, la inflación se acerca al objetivo del 2 % que se plantea el Gobierno y el Banco de Inglaterra, aunque los economistas estimaban una mayor bajada, lo que puede alejar el descenso de los tipos de interés previsto para este año.

"Este es un momento importante para nuestro país, para la economía, y demuestra que nuestro plan está funcionando. Aunque sé que la gente apenas está empezando a sentir los beneficios y que hay más trabajo por hacer, espero que esto les dé la confianza de que si nos atenemos al plan, habrá días mejores por delante", ha valorado Sunak.

Pero ese clavo ardiendo no es milagroso y es probable, dice The Guardian, que la oposición argumente que está convocando una votación ahora porque la economía se está estancando, porque es poco probable que las cosas mejoren para los conservadores en el otoño, porque no tiene margen entonces para anunciar una populista bajada de impuestos que mejores su imagen.

Y es que los datos pueden empeorar, o como poco, frenarse, en un contexto que se espera difícil: aún se prevé que sigan los cruces de migrantes en pequeñas embarcaciones, porque el plan Ruanda, anunciado por Sunak para mandar a estas personas de vuelta a ese país, sea cual sea su origen, no se ha implantado aún. Incluso si esos vuelos salen, como mucho se espera que sean esporádicos. A eso se suma que está previsto un endurecimiento de los requisitos para obtener un visado de trabajo, lo que puede acelerar las llegadas in extremis. Mejor votar antes de que la ola, dice la derecha, les cause problemas. 

De acuerdo con las últimas cifras de la ONS, publicadas este jueves, el saldo de migración neta de 2023 en el Reino Unido –diferencia entre quienes llegan y quienes se van– fue de 686.000 personas, lo que supone una caída del 10 % respecto a 2023. 

La sanidad tampoco parece que vaya a mejorar; es más, hay protestas previstas nuevamente de colectivos como médicos, enfermeros o celadores. Las listas de espera en los médicos especialistas aumentó con los conservadores, en especial tras la pandemia, casi duplicándose en los últimos dos años, según el Sindicato Médico Británico (BMA). En concreto, el número de pacientes esperando tratamiento era de 7,5 millones en marzo de 2024, según los datos publicados por el NHS.

La Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido (ONS) sostiene que lo que más preocupa a la ciudadanía del Reino Unido es, por este orden, el coste de la vida, seguido del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y de la economía.Aunque en menor grado, otras de las preocupaciones que afectan al electorado son la vivienda, el medioambiente, la delincuencia y la inmigración, al fin. Esas serás las claves de la votación. 

Aparte de las políticas, a Sunak le preocupan otros políticos: los del partido de derecha populista Reform UK, cuya intención de voto se ha duplicado en menos de un año hasta situarse en el 12%. Si ls laboristas no logran la absoluta, los tories quizá podrían seguir en el poder pactando con estos radicales, sin cordones sanitarios. Aunque puedan servirle de muleta, recela de ellos y del éxito que están cosechando. Cuanto menos pista tengan para esprintar, mejor. 

Durante las próximas seis semanas aproximadamente, Sunak más Keir Starmer, el líder laborista; Ed Davey, el líder liberaldemócrata; Richard Tice, el líder reformista; Carla Denyer y Adrian Ramsay, los líderes del Partido Verde, y otros políticos minoritarios realizarán una gira por el Reino Unido para presentar sus argumentos y defender por qué han de ser los elegidos de la gloria. "Seis semanas interminables", avanza ya Chris Mason, el editor jefe de política de la BBC. Todavía no se sabe si habrá debate electoral. 

Encuestas y liderazgo

Lo cierto es que peligra la reelección de Sunak como primer ministro de Reino Unido, tras 14 años de tories en el poder. Ya hace años que las encuestas lo dicen a las claras. Los sondeos publicados por la BBC esta semana aseguran que los laboristas sacarán un total de 21 escaños a los conservadores. Es la ventaja más abultada en el último año y que se traduciría en una mayoría absoluta para el Partido Laborista. Los conservadores obtendrían el 23% de los votos en unas elecciones y entre 46 y 47 sus rivales progresistas. 

La distancia ha llegado a ser de 30 puntos hace unos meses, con un Sunak aplastado por la mala gestión del Brexit o la inmigración y, sobre todo, esa inflación nunca vista en 40 años, que se explica por los últimos coletazos de la pandemia de coronavirus y, sobre todo, por las consecuencias en la energía y los mercados de la invasión rusa de Ucrania. 

Pero la maldición tory no es de hoy, sino vieja. Aupado precisamente en el Brexit, tras la marcha de Theresa May, un carismático Boris Johnson ganaba por coleada, conseguía una mayoría absoluta tranquilizadora para poder llevar a cabo todos sus proyectos. Sin embargo, su pésima gestión de la pandemia, complicada más tarde por las revelaciones de las fiestas sin control, sin medidas sanitarias, sin distancia ni mascarillas pero sí con engaños al Parlamento, le costaron el puesto. 

Luego, llegaron unas primarias conservadoras a cara de perro en las que Sunak parecía ganar pero no, quedó tras Liz Truss, una señora caótica que se tuvo que ir a los 40 días pero que quedará para la historia no sólo por su brevedad, sino porque en su mandato -por llamarlo de alguna manera- murió la reina Isabel II. Sunak le tomó el testigo luego, ya sin competencia interna clara. 

Eso, en cuanto a liderazgo inmediato, pero no a políticas: ha habido muchos choques recientes en el Partido Conservador. Por ejemplo, la propuesta del Gobierno de prohibir la venta de tabaco a los nacidos a partir de 2009, así como el proyecto de ley para reducir las condenas a los reclusos menos peligrosos para aliviar la saturación en las cárceles, habían provocado grietas con el ala dura. Sunak, con su adelanto electoral, también pone fin de un plumazo a esas disputas. Ahora tendrán que ir todos a una con el candidato si no quieren hacer el ridículo más de lo que los sondeos pronostican. 

Frente ese líder cuestionado está Keir Starmer, el hombre al que todo el mundo subestimó, tras el liderazgo laborista de Jeremy Corbyn, que irá por cierto en una lista independiente. El antiguo fiscal Starmer puede sacar del hoyo a un progresismo sin ideas, melancólico en los últimos años, arrollado por un Brexit que no querían y ahora asumen porque no hay otra. "Probablemente el gran activo de Starmer sea su capacidad para desactivar el discurso del miedo con que los tories quieren disuadir a la ciudadanía de votar a los laboristas", dice EFE. Su imagen algo anodina de hombre de leyes no despierta entusiasmos, pero tampoco grandes temores, dice, y además está tratando de rebajar su imagen de distante y de explicar a los ciudadanos que la limpia que era necesario hacer en el partido está acabada. 

"Starmer trata de paliar la frialdad que proyecta relatando cada vez que puede su pasión por el fútbol y por su club del alma, el Arsenal. No parece casualidad que muchos de sus mítines en los últimos tiempos, incluido uno hoy en Gillingham (sureste), se hayan celebrado sobre el césped de pequeños campos de fútbol. También se esmera por distanciarse de los políticos de carrera cada vez que recuerda su lustrosa carrera jurídica, que le llevó a dirigir la Fiscalía de la Corona. Pero su voz nasal y su incomodidad en la oratoria pueden hacer olvidar que detrás de esa apariencia hay un político al que no le ha temblado la mano para rehacer el partido a su antojo en los tres últimos años para acabar con cualquier rescoldo de la era de Corbyn", añade.

Infiltrados
Un proyecto de Ikea

La respuesta la tendremos el 4 de julio, antes de lo esperado, y depende de los ciudadanos de Reino Unido.