Cómo se gestó el #SeAcabó, la gota que colmó el vaso de la selección femenina tras el beso de Rubiales

Cómo se gestó el #SeAcabó, la gota que colmó el vaso de la selección femenina tras el beso de Rubiales

El documental '#SeAcabó: Diario de las campeonas' aborda cómo el caso Rubiales empañó la victoria más importante de la historia del fútbol femenino y las reivindicaciones que venían haciendo las futbolistas.

Alexia Putellas y Jennifer Hermoso tras la victoria en la final del Mundial el 20 de agosto de 2023.Getty Images

"Me vas a preguntar por el tuit, ¿no?", cuestiona Alexia Putellas en el documental #SeAcabó: Diario de las campeonas que se estrena en Netflix este viernes 1 de noviembre. Su tuit fue el primero de las jugadoras de la selección apenas unas horas después de la Asamblea General Extraordinaria convocada por el entonces presidente de la RFEF, Luis Rubiales, en la que dejó claro que no iba a dimitir y cargó duramente contra Jenni Hermoso y las acusaciones de abuso tras el beso no consentido en la final del Mundial.

Con ese "Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera" se abrió toda una oleada de mensajes en redes sociales de sus compañeras, que llegó a todos los ámbitos más allá del deportivo. Tras el caso de Carlos Vermut se entonó un "se acabó" en la gala de los premios Goya y esas dos contundentes palabras se convirtieron en la pancarta más popular en los 8-M. 

Para las futbolistas, la reacción altiva de Rubiales en su discurso y, por supuesto, el acoso sufrido por Hermoso y las presiones ejercidas por la RFEF, fue "la gota que colmó el vaso" de un trato indigno para unas deportistas que habían hecho historia al alzarse como campeonas del mundo. 

“Denuncié porque era lo correcto y por lo que han sufrido muchísimas mujeres”, señala Hermoso sobre el proceso judicial posterior. "Lo hicimos porque es un hecho que le podía pasar a cualquiera de nosotras, a cualquier mujer", señala en el documental la Balón de Oro Aitana Bonmatí. Aunque deberían estar de vacaciones disfrutando del título, las futbolistas no pudieron descansar y estaban continuamente pendientes de las consecuencias que tenía el beso no consentido una semana después. "Ibiza fue una pesadilla", asegura Laia Codina.

El "no voy a dimitir", sus frases aludiendo a un "falso feminismo" y asegurar que es víctima de un "asesinato social" provocaron la reacción en cadena de las jugadoras. "Eran mensajes de odio", explica Irene Paredes. También recuerdan la imagen de los asistentes, entre ellos el seleccionador masculino Luis de la Fuente y el entonces seleccionador femenino, Jorge Vilda. 

"Denuncié porque era lo correcto y por lo que han sufrido muchísimas mujeres"
Jennifer Hermoso, futbolista de la selección femenina de fútbol

"Aplaudían para protegerse a sí mismos", señala Putellas, quien recuerda que Hermoso le contó nada más recibir las medallas que Rubiales le había besado y ella pensaba que le "estaba vacilando". "Recuerdo a Jenni a punto de llorar porque no paraban de presionarla", añade.

Esos días fueron especialmente duros para Jenni Hermoso, quien recuerda que no dejaba de recibir mensajes de distintos departamentos de la RFEF para que emitiera un comunicado o tratase de "apaciguar las cosas". Unas presiones que aseguran que sufrieron otras jugadoras como Aitana Bonmatí o Ivana Andrés en el avión de regreso a España desde Nueva Zelanda.

De hecho, en el documental, la presidenta del sindicato de futbolistas Futpro Amanda Gutiérrez asegura que al contactar con expertos en hackeo encontraron "uno de los móviles de las jugadoras intervenido y otro intentado".

"¿Por qué voy a dejar de sonreír? Buscaban eso el decir que si estaba riéndome o pasándomelo bien no lo habría pasado tan mal", asegura Jennifer Hermoso, quien recalca que no consigue "revivir el momento de la victoria". De hecho uno de los momentos que se viralizaron entre los que acusaban a la futbolista de celebrar el trofeo fueron en el autobús.

Todas hablan de revictimización de Hermoso en esos momentos, en los que muchas no sabían bien ni qué había pasado ni cómo se había sentido la futbolista. Paredes alzó la voz sobre las demás diciendo que no había que bromear con ello "porque es grave, porque [Rubiales] cree que es superior". 

Una victoria apropiada mucho antes del incidente

Lo que refleja la producción de Netflix, dirigida por Joanna Pardos, es que el caso Rubiales es consecuencia una dinámica personalista y machista presente en la RFEF desde años atrás, en los que no se había valorado el fútbol femenino. 

Para las jugadoras, la imagen de "complicidad" de Rubiales tocándose los genitales en el palco junto a la reina Letizia y la infanta Sofía mirando a Vilda describía a la perfección cómo ambos se habían apropiado de una victoria de las deportistas.

"Estaba fuera de sí, pero quién no lo estaba al ganar un Mundial", apunta Paredes sobre la actitud de Rubiales en la celebración. "Nos lo robaron", asegura Ivana Andrés, elegida capitana durante el mundial.

Esta apropiación se repasa en el documental con cómo Rubiales y Vilda celebraron la victoria ante Suecia en la semifinal del Mundial. Para ellas, se tomaron la victoria como algo personal, no un trabajo que compartir con ellas.

Pero esto no es nuevo, otras voces veteranas presentes en el documental, como la futbolista Vero Boquete, recuerdan cómo era Ignacio Quereda, exseleccionador anterior a Vilda. "Nos trataba como a sus hijas, nos cogía de los mofletes, las mollas...", detalla y recuerda cómo esto iba asociado a fallos a nivel técnico: "Nos ponía en las pizarras de las charlas técnicas 12 jugadoras".

Las jugadoras aseguran que acudieron al primer Mundial "sin preparación" y, tras esto, se eligió a Vilda como seleccionador de la absoluta femenina a quien, las jugadoras achacan no tener currículum técnico. "No tenía soluciones", asegura Bonmatí. Mientras que la guardameta Sandra Paños asegura que incluso le pidió en más de una ocasión consejos a nivel defensivo y no supo responderle.

Esto sumado a un control estricto del día a día de las jugadoras con paseos por las habitaciones, controles de las compras en cada paseo de las concentraciones y las pésimas condiciones en comparación con la selección masculina hicieron que se desataran las reclamaciones de las conocidas como "las 15" tras la Eurocopa de 2022. Sin embargo, obtuvieron una respuesta distinta a la de sus compañeros masculinos.

  Fotograma del documental '#Seacabó: Diario de las campeonas".

"Confiábamos en que las cosas podían mejorar", asegura Paredes, quien se erigió como portavoz del proceso. Pero las reuniones fueron duras y no mejoraron la situación. "Rubiales es temperamental, se enfada", asegura Putellas.

Esto provocó una división entre las jugadoras más veteranas y las que llevaban menos tiempo que se prolongó hasta la cita mundialista. Ejemplo de ello es Laia Codina, que no rechazó la convocatoria y vivió la utilización por parte de Vilda: “Para mí era un grupo roto, parecía que había que ganar para joder a las otras”.

"Fui porque lo necesitaba, estaba un mal momento personal, no jugaba en el FC Barcelona y que me llamaran me hizo sentir futbolista", asegura.

Sin embargo, Vilda fue premiando a las llamadas "jugadoras fieles" con la capitanía como fue el caso de Ivana Andrés, frente a las "líderes en el vestuario", como las califica la periodista de COPE Andrea Peláez.

Con la victoria del Mundial y el logro de poner sobre la mesa ese "se acabó" a los comportamientos machistas en el ámbito deportivo, no más importante que el triunfo deportivo, las jugadoras de la selección han pasado a la historia. 

No solo las que lo ganaron, sino todas aquellas que renunciaron a la convocatoria y no han vuelto, como la central del FC Barcelona, Mapi León, o la guardameta del Atlético de Madrid, Lola Gallardo, a las que dedican unas imágenes al final del documental.

"Hemos vivido todo, por suerte o por desgracia. De no ser una mierda a ser campeonas del mundo a vivir algo horrible que no tendríamos que haber vivido y seguir adelante", asegura Hermoso al final del documental, visiblemente emocionada junto a sus compañeras Paredes y Putellas.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
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Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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