Un policía local de Elche no se cree lo que ve cuando abre la puerta de una tienda de alimentación: un hombre comprando subido a su caballo. Cordialmente, el agente le invita a salir e irse pero esta escena surrealista no ha pasado desapercibida en redes sociales.
El verdadero orgasmo llega cuando uno comparte los eufóricos gritos con centenares de aficionados que animan, como expertos que son, al caballo que va a perder.