Juan Echanove

La asamblea de las mujeres (todos mienten)

La asamblea de las mujeres (todos mienten)

Hacía un calor de mil demonios, perdónenme la expresión así para empezar, pero es que en Mérida, en verano, cuando llega la noche, uno tiene que caminar alejado de las paredes porque te torras como besugo en el horno, y las piedras milenarias de su Teatro Romano no se quedan atrás.
Desde mi escenario vacío

Desde mi escenario vacío

No es de recibo que todo un Señor ministro de un Gobierno legítimo de mi País confunda, por culpa de una sola letra, el verbo entretener con el verbo entretejer, que es lo que realmente hace la Cultura... entretejer los frágiles hilos de nuestra convivencia histórica.
¿Y la mujer de nuestra vida?

¿Y la mujer de nuestra vida?

Juan Echanove ha llegado muy lejos en esta vida pero admite que aún no ha encontrado a la mujer de su vida. Algunos la han mantenido, otros la han dejado escapar y otros la han perdido. Nosotros, tan obsesionados por buscarla, nos hemos especializado en no encontrarla.