No lo duden, amig@s, si desean sentir paz, amor y soñar que es posible vivir de otra manera, no hace falta volver a nacer. Esa magia la encontrarán subiéndose a un caballo por los valles de Mendoza, tomándose un mate, compartiendo anécdotas con estos alquimistas que transforman la uva en vino, el vino en charlas y las charlas en amistades tan instantáneas como eternas