La historia tras el reencuentro dos meses después de los protagonistas de la foto de la esperanza de la DANA
La imagen de unos vecinos de Catarroja comiendo en la calle junto a un bombero sirvió como símbolo para ayudar a ver la luz al final del túnel.

El martes 5 de noviembre, una semana después de que la DANA arrasara la Comunidad Valencia causando más de 220 muertos y dejando a miles de familias sin nada, una foto tomada en el municipio de Catarroja escenificó la esperanza y la luz que se intuía al final de un largo y profundo túnel. Así se interpretó desde que la Diputación Provincial de Teruel compartiera dicha imagen en sus redes sociales.
En ella se veía a varios vecinos de la calle Galicia de la localidad alrededor de una mesa con algunos sandwiches y un par de botellas de vino que habían sacado a la calle ante la imposibilidad de comer en sus casas. Junto a ellos y en primer plano se encontraba Juan Millán, un bombero turolense de 51 años que se desplazó de manera voluntaria y junto a otros 20 compañeros de su Parque a esa localidad para ayudar en la limpieza de la calle.
Ahora, más de dos meses después de aquel momento, han vuelto a repetir la imagen, pero esta vez cambiando la ubicación del emplazamiento. Ha sido el propio Millán el que ha invitado a diez vecinos de esa calle Galicia a pasar el pasado fin de semana en la casa rural, Casa Millán, que tiene en Martín del Río (Teruel), su municipio natal.
"Creamos una relación muy bonita. Desde entonces seguimos manteniendo contacto y ya hablamos en su día que había que hacer una quedada y una paella cuando pasara un poco todo y la situación estuviera mejor y así ha sido, hemos cumplido", asegura el bombero, que recuerda que otros compañeros del cuerpo que también estuvieron en Valencia finalmente no pudieron acercarse.
Las emociones, comenta Millán, no tardaron en aflorar en cuanto se vieron. De hecho, comparte un gif que le mando Pedro Nieto, uno de los vecinos de esa calle Galicia que cumplió los 42 años el mismo día de la DANA, y en el que se ve a dos niños corriendo por la acera para abrazarse.

Durante esas 48 horas en las que estuvieron todos juntos volvieron a recuperar anécdotas, se pusieron al día y trataron de evadirse de la compleja situación en la que siguen estando. Además, también celebraron el cumpleaños de Mari Carmen, la madre de Pedro, que cumplió 67 años el sábado 11 y que perdió su vivienda como consecuencia de la DANA.
"Ha estado muy bien poder salir de Catarroja y cambiar de aires. Estas navidades nos hemos tenido que reunir en casa de mi abuela, que es en la misma casa pero en el primer piso porque la de mis padres, que es donde nos juntamos siempre, es la planta baja y sigue sin estar operativa", dice Nieto, que cita el ejemplo de la chimenea.
"Para la Navidad la encendíamos, nos quedábamos ahí y ahora eso ha pasado a la historia. Es muy triste todo y han sido días muy duros", añade este fontanero de 42 años, relatando que su madre está fastidiada y bastante peor de ánimo que su padre.
Precisamente, Millán, que llegó el sábado para comer junto a su hija, quiso con esta invitación que tuvieran ese cambio de aires por un par de días: "Pude conocer bien a todos porque no conocía a la mujer o al hijo de Pedro y me dijeron que estaban encantados de haber salido de ese entorno porque siguen sin estar en la normalidad y aún les quedan muchas cosas que mejorar. Son gente sencilla, hemos hecho amistad y ha ido todo muy bien".
Además de la obligatoria paella del sábado, que todos describen como "muy buena", también cocinaron una "muy rica" fideuá el domingo.
Para completar el viaje, Millán les organizó varias actividades, como la visita a la antigua mina de lignito Se verá y al Museo Minero Escucha. "Nos encantó. Es para ir con amigos o con la familia porque está adaptada para todos. Mi suegra, que tiene claustrofobia, se adaptó bien y no tuvo ningún problema, los niños igual", informa Nieto, que ya avanza que repetirán para seguir conociendo la zona.

Una camiseta de agradecimiento
Cuando peor estaban los vecinos de esa calle Galicia fue cuando aparecieron los bomberos de Teruel. Les retiraron de la calle de todos los objetos de mobiliario, coches y destrozos que se amontaban y les ayudaron con las primeras tareas de limpieza, algo que guardarán para siempre.
"Si no hubiera sido por ellos nos habría costado más salir. Nos limpiaron la calle y la gente mayor comenzó a ver luz, aunque luego se volvió a ensuciar ya habían conseguido ver ese rayo de esperanza. Hicieron un trabajo especial y se portaron fenomenal con nosotros", echa la vista atrás Nieto.
Como agradecimiento y para inmortalizar para la posteridad este vínculo que han creado, los vecinos de la calle Galicia decidieron regalarle una camiseta serigrafiada a Millán en la que se puede leer por delante "de parte de los vecinos de la calle Galicia de Catarroja, ¡gracias" y una foto de todos juntos y por la espalda "para el Parque de Bomberos de Teruel".
"Se nos ocurrió hacerla con una foto que teníamos, lo hablamos y se la llevamos. Además, hicimos dos, una para él y otra para nosotros, que a mí me gustaría colgarla en la calle porque creo que se puede poner con un cuadro de cristal y colocarla debajo de un balcón como homenaje", detalle Nieto.
Millán se siente muy agradecido tanto a nivel personal como representante del resto de sus compañeros: "Con ese gesto y el abrazo que nos dimos me puedo sentir más que satisfecho como bombero, esto vale mucho, pero para todos, que yo solo soy uno más de los que bajaron y no quiero personalizar nada. La camiseta la he llevado al Parque por si la quieren colgar ahí como recuerdo".
"Aún queda camino por recorrer"
La situación en Valencia ha mejorado, pero sigue quedando mucho para volver a como estaba el 28 de noviembre. Nieto hasta llega a vaticinar que va a ser complicado que todos los vecinos afectados lo logren antes de que las próximas navidades.
"Las ayudas van llegando. Mis padres han cobrado estos días la de la Generalitat y una de Inditex, pero sigue quedando mucho. La del consorcio de seguros, que es la principal, es la que no llega", explica, añadiendo que con los coches la situación es similar. "Los que lo tienen controlado vale, pero los seguros te piden fotos y muchos es que no han vuelto a ver el vehículo porque puedes pasar por al lado y está destrozado y ni lo reconoces o se ha ido a 50 kilómetros. Entonces ahí te ponen muchas más pegas", asegura.
Además, también cuentan con un problema de falta de mano de obra o de exceso de demanda en oficios básicos como el suyo: "Hay muchísima más faena que la que pueden asumir los trabajadores. Yo soy fontanero y me llama mi madre diciéndome si puedo hacer un favor a algún conocido, pero es que no puedo atender a todos porque hay muchísimo volumen de trabajo y no hay tanta mano de obra. Y así con arquitectos, albañiles, carpinteros y todo, la cosa va despacio".
Respecto a la limpieza, Nieto informa que en Catarroja quedan zonas sin alumbrados y que en las avenidas más amplias donde los coches cogen más velocidad sigue levantándose restos del polvo. "Podrías usar una mascarilla perfectamente, pero podemos estar contentos porque Paiporta está peor", concluye Nieto.
De momento, estos dos días en Martín del Río les ha servido a los vecinos de la calle Galicia de Catarroja para evadirse, distraerse y, por unas horas, pensar en otras cosas. Y por todo ello y por un nuevo futuro esperanzador brindaron emocionados.
