Los incendios no son -solo- para el verano: así se preparan los montes frente al fuego

Los incendios no son -solo- para el verano: así se preparan los montes frente al fuego

Este año es el segundo con menos hectáreas quemadas de la última década, pero los expertos piden no confiarse mientras insisten en la importancia de la prevención. 

Un bombero forestal observa las llamas mientras trabaja en las labores de extinción de un incendio forestal declarado en Oímbra (Ourense).EFE/ Brais Lorenzo

Es la imagen que se repite -y se teme- cada verano: los montes arrasados por el fuego. España, como otros países mediterráneos, es especialmente sensible a los incendios forestales que, según los expertos, cada año van reduciendo su número, pero aumentando en intensidad.

En los primero ocho meses de este 2024 el fuego ha quemado en España 43.654 hectáreas, lo que supone un 45,2% menos que en el mismo periodo de 2023 y un 47,1% menos que la media de los últimos diez años, según los datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico con los que proporcionan las comunidades autónomas.

Cuando ya han terminado los meses de mayor riesgo, estas cifran sitúan, de momento, a este 2024 como el segundo año con menos hectáreas calcinadas de los últimos diez, aunque los expertos recomiendan no confiarse. Y es que el número de grandes incendios forestales, los que superan las 500 hectáreas, se mantiene hasta el momento en 17, la misma que el promedio de la década, y que en 2023 en estas fechas.

En España solo un 5% de los incendios tienen una causa natural -la más significativa y común es la caída de rayos producidos por tormentas eléctricas-. Todas las demás, que son la inmensa mayoría, tienen una causa humana, "lo que no quiere decir que sea intencionado", resalta Marta Jerez, jefa del servicio de incendios forestales de la Comunidad de Madrid. "Dentro de las causas humanas hay muchas, hay accidentes, hay negligencias y sí que hay, desgraciadamente, algunos intencionados", apunta.

Jerez, como otros muchos expertos, trabajan para evitar que se produzcan estos incendios que cada año calcinan en España entre 100.000 y 120.000 hectáreas, según el informe Incendios Forestales del CSIC. Aunque como el mismo documento aclara, estas cifras "varían mucho año a año". Y así lo muestran los datos. Pero para lograr estas cifras, detrás hay un trabajo que se realiza a lo largo de todo el año

El triángulo del fuego

Para prevenir los incendios lo primero es comprender los factores que influyen o intervienen en su formación, lo que los expertos definen como el triángulo del fuego. "En un incendio forestal la vegetación es el combustible, el oxígeno es lo que permite la combustión y el calor es lo que hay que aportar, necesariamente, para que entren en contacto el combustible con el oxígeno", explica Jerez a El HuffPost.

"Esto, que llamamos el triángulo del fuego, es una reacción química que se produce en el terreno, y está gobernado por distintos factores para que se pueda producir esa reacción. Todos, en nuestras latitudes, observamos que siempre tenemos los tres elementos, pero en el verano las temperaturas suben, la humedad baja y es mucho más fácil que al aportar el calor se produzca esa reacción de combustión", agrega.

En España, además, la emergencia climática favorece otros factores que aumentan la magnitud y la virulencia de los incendios forestales, entre los que destacan condiciones meteorológicas muy adversas, sequías persistentes y unos bosques muy estresados y debilitados, resalta Gonzalo Rincón, técnico del programa de bosques de WWF. "Todo ello, combinado con el abandono rural, aumenta el riesgo de incendios extremos", asegura.

Por otro lado, indica que es evidente que las zonas rurales de nuestro país están pasando por un fuerte despoblamiento y envejecimiento rural, que conduce al abandono de usos tradicionales -agricultura, ganadería extensiva, selvicultura- y "que esto se ve agravado por la ausencia de políticas serias que gestionen el territorio".

Rincón resalta que todo esto hace que, si queremos ganar la batalla a los incendios forestales, "la única alternativa viable que tenemos consiste en que haya una acción colectiva y preventiva que persiga que tengamos un territorio menos inflamable". 

"La prevención es esencial"

"No se trata de tener todo el monte igual", deja claro la jefa de servicio de incendios forestales de la Comunidad de Madrid. "En los montes hacen falta zonas que sean refugios para la fauna, no puedes pretender que todo el monte esté como un jardín todo muy limpio sin una rama", apunta. Esto, insiste, "ni es natural ni es deseable".

Para abordar las tareas de prevención, explica, primero analilizan la información meteorológica y luego los modelos sobre cómo se comporta el fuego. Estos factores determinan las zonas donde es prioritario que se realicen los trabajos, principalmente, centrados en el desbroce del terreno, aunque no es la única forma con la que hacen frente a los incendios. 

Enrique Fernández, oficial de bomberos de la Comunidad de Madrid, no duda: "La prevención para nosotros es esencial". "Se realiza en puntos estratégicos, de manera que luego en la extinción tiene su beneficio. El comportamiento del fuego en el incendio forestal se atenúa en esos sitios donde se ha realizado la prevención, y eso da más opciones para poder extinguirlo, para poder defender el perímetro de esa urbanización a la que se está acercando el incendio. Si previamente se desbrozó, está claro que ayuda". 

"No es que la prevención sea una solución definitiva, pero ayuda, mitiga y atenúa, lo hace menos intenso, menos violento, menos rápido. No es una solución definitiva, pero si no hiciésemos prevención sería todavía peor", ha asegurado. 

Rincón recuerda un dicho: "Los incendios se apagan en invierno". Cuando ya se ha producido el fuego es porque ya se ha llegado tarde. A pesar de esto, destaca que los sistemas de extinción de incendios funcionan muy bien en España. "Tenemos que estar orgullosos de cómo trabajan porque es gente que lo hace en condiciones muy duras y que consigue controlar la mayor parte de los incendios que se producen", apunta. 

Lo importante ahora, agrega, es "que se ponga más el foco en cuáles son las medidas de restauración que podemos hacer para tener una prevención activa a lo largo de todo el año". "La restauración ecológica es una oportunidad muy buena para diseñar paisajes que sean más resilientes y mejor adaptados al cambio climático y que, en definitiva, reduzcan el riesgo de incendio".  Con estas medidas también se busca promover la conservación de la biodiversidad y generar riqueza en zonas rurales, resalta

En este sentido, Jerez destaca el pastoreo preventivo. "Tenemos un programa ambicioso en el que queremos que el ganado sea nuestro ayudante en todo este trabajo de prevención de incendios", ha contado. El ganado se come la vegetación, así que en los lugares donde previamente se ha rebajado, es el propio ganado el que lo mantiene a raya, lo que denomina desbroce a diente. Por este trabajo se paga al ganadero, ya que hace un servicio en esas áreas de cortafuego.

Autoprotegerse para proteger a todos

Sin embargo, proteger los montes y a las propias personas no es solo labor de las administraciones públicas. En los terrenos privados cada uno debe aportar el sentido común. A las típicas -pero no por ello menos importantes- consignas repetidas cada año, como la prohibición de hacer fuego en los meses de verano o limitar el uso de equipos que puedan emitir chispas, como radiales, motosierras o desbrozadoras (labor que en verano se debe hacer a mano), se añaden otras igual de relevantes.  

Fernández resalta la importancia de "la autoprotección, que es la seguridad que los ciudadanos se proveen a sí mismo, es decir, tomar medidas básica". Por ejemplo, en las zonas de urbanizaciones que lindan con el monte recomienda: tener la parcela desbrozada, el tejado limpio de pinocha, no tener acumulación de enseres en el perímetro de la parcela que linda con el monte, disponer de una manguera que permita rodear toda la vivienda y no tener depósitos, entre otros, de propano. 

Sobre todas estas, el oficial de bomberos resalta el problema de las arizónicas. Para los que trabajan en extinción de incendios, este tipo de vegetación es "de la peor de las plantes que se pueden utilizar" en el perímetro de las urbanizaciones. Esto se debe a que "la arizónica es una resinosa, es una conífera, y la resina contribuye todavía más a la inflamación". 

Además, la arizonica por dentro tiene mucha necrosis, mucho combustible, mucha ramita fina muerta, lo que ayuda a que se inflame más deprisa. "Cuando el fuego impacta contra una urbanización y en el perímetro hay arizónica, tenemos muchísimos problemas, porque se inflama rapidísimo y la altura de la llama que genera es enorme y dificulta aún más la defensa de las casas", explica Fernández. 

¿Qué alternativas hay? "Sustituir la arizónica por otras especies tipo enredadera, tipo aligustre, especies que mantienen la hoja que te dan esa intimidad que buscas en el perímetro de tu parcela, pero que no tienen la inflamabilidad de la arizónica", comenta. Todo esto, apunta, son medidas de autoprotección que el ciudadano debe adoptar para luego ayudar a los servicios de emergencia a la hora de apagar los incendios forestales. 

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Ana Roca es redactora en 'El HuffPost'. Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III, ha trabajado en la Agencia EFE y en el diario El País, donde se formó en la Escuela del periódico. Puedes contactar con ella en ana.roca@huffpost.es.