¿Por qué se producen incendios forestales en España?

¿Por qué se producen incendios forestales en España?

EFE

Año tras año los incendios forestales ocupan horas y horas de telediarios. La mano del hombre, el cambio climático y las políticas de prevención son algunas de las causas por las que en España ocurren este tipo de catástrofes medioambientales.

Las autoridades públicas han hecho grandes avances en la prevención y extinción de incendios. En la última década se han reducido los incendios un 37% en España y la superficie quemada ha pasado a ser casi la mitad. Cada vez son más frecuentes los grandes incendios (los de 500 hectáreas) que, datos de WWF aunque se han disminuido a la mitad con respecto a los años 80 y 90 siguen siendo los más frecuentes en nuestro país. Estos incendios son especialmente peligrosos porque son de alta intensidad e imposibles de controlar por los medios de extinción; además, ponen en peligro vidas humanas y arrasan con el medio rural y natural.

Desde la organización apuntan que los bosques españoles son "bombas de relojería forestales". Las previsiones para 2016 son devastadoras: este verano será seco y caluroso debido a las altas temperaturas provocadas por el cambio climático. A pesar de que se han reducido de forma notable los incendios en España todavía hay 13.000 incendios al año —en Comunidades Autónomas como Asturias o Galicia se recogen más de 100 incendios al año en España— de los que el 96% son por causas humanas. Según el último informe de WWF del total de fuegos que suceden por culpa de la mano del hombre un 55% son provocados.

CAUSAS DE LOS INCENDIOS EN ESPAÑA

En la mitad del siglo XX aparece el gas butano. Esto supone un cambio muy importante en los hábitos de consumo ya que la población no necesitaba productos del monte para su propio uso. Por ello, los campesinos dejaron de utilizar leña o carbón vegetal de forma diaria, lo que produjo una mayor acumulación de estos elementos en los bosques.

A partir de los años 60 se produce en España un éxodo rural que provoca una mayor despoblación de las zonas agrarias. Este abandono supone que el bosque se repoblara, principalmente por dos razones: la propia naturaleza y la Política Agraria Común de la Unión Europea que empieza a desarrollarse en España a partir de los años 90. Esto se traduce en una menor gestión y aprovechamiento del monte, que ya no se usa para el pastoreo o la extracción de leña, lo que produce un cambio en la estructura de los bosques y una mayor acumulación de elementos naturales que posibilitan que sea más fácil que el fuego se propague. Todo ello hace que España sea el tercer país de la Unión Europea con mayor superficie arbolada lo que provoca que el riesgo de que se produzca un incendio sea más alto que en otros países.

"Es el fuego el que gestiona el monte y no el hombre", afirma el experto en incendios forestales.

El impacto del cambio climático tiene una importancia fundamental en los incendios: a medida que avancen los años la relevancia será mayor. Se prevé que para finales de siglo en España las temperaturas se incrementen cuatro grados en invierno y seis en verano. Además, serán más frecuentes los períodos de fuertes sequías y las olas de calor extremas, lo que provocará un descenso de un 25% de las precipitaciones y supondrá una mayor duración de la temporada de incendios. Si el aumento de la temperatura global supera los dos grados centígrados, los días de riesgo de incendio se incrementarán en hasta seis semanas al año.

GESTIÓN Y PREVENCIÓN

La gestión de la prevención y extinción de los incendios forestales corresponde a las Comunidades Autónomas. "Los montes están abandonados y si no se gestionan de la forma adecuada están preparados para arder", afirma Lourdes Hernández, de WWF. "Los consistorios sólo destinan el 20% de los recursos a la prevención", añade Hernández.

Dicha prevención es fundamental a la hora de evitar grandes incendios forestales. "Que los incendios se apagan en invierno es una afirmación que es cierta si se refiere a la prevención y a la gestión del monte, pero si se habla de extinción los incendios se apagan siempre", afirma Santiago Noguera, experto en gestión de incendios forestales.

España tiene uno de los mejores sistemas de extinción del mundo y esto, aunque parezca mentira, puede no ser bueno. "Al extinguir de forma rápida y efectiva estamos generando la 'Paradoja de los incendios forestales'", que Santiago Noguera explica en un ejemplo: "Si apagamos todos los incendios en conato (aquellos de menos de una hectárea) llegará el día en el que por lo cualquier razón (más de un incendio a la vez, lentitud a la hora de apagar el incendio o meteorología adversa) no podamos llegar a apagarlo, crezca y llegue a ser un gran incendio, colapsando el sistema de extinción". Esto se debe a que se forma demasiado combustible en el monte, como consecuencia de haber tenido que apagar los incendios en conato. Ya que según afirma Noguera; "Es el fuego el que gestiona el monte y no el hombre".

POSIBLES SOLUCIONES

Hay medidas que son necesarias para evitar que los grandes incendios se propaguen: los clareos en el monte (suprimir parte de su vegetación), la poda (cortar o quitar las ramas superfluas de los árboles), la limpieza de los caminos (para crear cortafuegos y para evitar que el fuego pase a otro lado del bosque) y hacer las quemas controladas en invierno con el objetivo de prevenir la acumulación de vegetación en los bosques.

Lourdes Hernández, de WWF, da otra solución al problema: "Es necesario trabajar en reducir la tasa de siniestralidad humana y la vulnerabilidad del bosque dándole más usos. Hay que promover que la gente vuelva al monte y fomentar el desarrollo rural, que también es un importante método de prevención".

La biomasa es materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado, utilizable como fuente de energía. Por ejemplo, es posible crear biocombustible con maíz. "La biomasa es rentable a nivel local y se debe promover a nivel autonómico, siempre dentro de unos criterios de sostenibilidad. No es rentable transportar la biomasa de Soria a Sevilla pero si esa materia se usa en el mismo lugar en el que se ha extraído sí es rentable", comenta Hernández.

LLÍBER: LO QUE NO HAY QUE HACER

Llíber es un pueblo de unos mil habitantes situado en el noreste de la provincia de Alicante que ha llenado portadas e incluso programas de televisión ya que en él hay construidas unas 300 casas ilegales dentro del monte. "El problema es que esas casas están habitadas, la luz está conectada de forma ilegal y con empalmes mal hechos que en cualquier momento pueden generar una chispa y puede arder todo. Además, esas casas, al ser ilegales, no existen en el mapa y por lo tanto no hay un un sistema de prevención", cuenta Santiago Noguera.

Esto no ocurre sólo en Llíber; la moda de crear urbanizaciones perdidas dentro del monte es un riesgo a la hora de prevenir y extinguir incendios forestales. "Es un riesgo vivir en este tipo de urbanizaciones y es un error que la gente que vive ahí no sea consciente de ello", sentencia Noguera.