El Interrail: antídoto para evitar otros Brexit

El Interrail: antídoto para evitar otros Brexit

Cruzar el continente en tren o cómo fomentar una identidad europea entre los jóvenes enamorándoles del proyecto común.

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"No es casualidad que Margaret Thatcher insistiera en no viajar nunca en tren", recordaba Tony Judt en Algo va mal. La dama de hierro detestaba lo colectivo y casi cualquier cosa que amenazase el individualismo; ya se sabe que todos los viajeros comparten, al menos, vagón, recorrido y, a veces, también destino. Con los británicos a punto de salir de la UE, una novedosa propuesta quiere regalar un billete de Interrail a todos los jóvenes en Europa para evitar que otros europeos se marquen un Brexit.

Al cumplir 18 años, todos los jóvenes europeos (tanto los nacionales de los Estados miembros como los residentes legales), recibirían este particular regalo de cumpleaños: un billete de Interrail para viajar entre 7 y 10 días por Europa. Los promotores de esta medida están convencidos de que contribuirá a fomentar una identidad europea entre los participantes y a enamorarles del proyecto europeo desde su temprana juventud.

Dadas las grandes palabras, conceptos y amenazas que sacuden la actualidad de la frágil Europa: Brexit, Trump, Le Pen, yihadismo, unión bancaria, etc. puede parecer una idea algo banal contribuir a salvar la UE regalando viajes en tren. Sin embargo, la propuesta da en el clavo: ayudaría a que los jóvenes tengan la oportunidad de empaparse de Europa, conocer otras culturas, viajar y vivir de forma temprana las ventajas y oportunidades que ofrece la Unión. Y si es necesario, desprenderse de los prejuicios de rechazo al vecino o xenofobia que con tanto éxito agitan los Le Pen, Wilders y Farage.

Nuestras grandes ciudades dependen del tren para sobrevivir (...) Quizás sea la hora de que puedan contribuir a los jóvenes con su identidad europea.

Recordaba Judt en dos ensayos publicados en The New York Review of Books, que desde la invención del tren, viajar ha sido símbolo y síntoma de modernidad. "Ya no percibimos la modernidad a través de la imagen de un tren, pero continuamos viviendo en el mundo que los trenes crearon". Nuestras grandes ciudades dependen del tren para sobrevivir. Tranvías, trenes y metros, además de los trenes de larga distancia, juegan un papel fundamental en ordenar la vida de millones de europeos. Quizás sea la hora de que puedan contribuir a conectar a los jóvenes con su identidad europea en estos momentos difíciles para la UE.

El Interrail fue creado en 1972 y conecta hasta 30 países del continente europeo, tomando ventaja de los 170.860 kms de vías de tren vinculadas al programa. Dependiendo de sus modalidades, el billete es válido entre cinco días y un mes. El viaje más largo en tren que puede realizarse en Europa sin hacer escalas es la ruta entre París y Varsovia, que cubre una distancia de 1600 km. Hay unos 300.000 usuarios anuales de Interrail y el número de los potenciales beneficiarios de esta propuesta es 5.379.036 (número de personas que cumplen 18 años en Europa en 2017).

Alejado de los prejuicios de Thatcher, pero perteneciente a una familia política próxima a la suya, el político alemán Manfred Weber, líder del Partido Popular en el Parlamento Europeo, evoca su experiencia: "Viajé a los 18 años en tren por Inglaterra y fue la primera vez que me sentí europeo. Quiero que muchos ciudadanos puedan tener esta oportunidad", explica en un vídeo promocional. Weber es junto con las activistas Vincent-Immanuel Herr y Martin Speer, uno de los impulsores de esta iniciativa que se mueve en las redes sociales bajo la etiqueta #DiscoverEU.

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En un primer momento, la Comisión Europea se mostró receptiva ante la propuesta. "Admiramos su audacia y ambición, y estamos dispuestos a estudiarla", dijo la responsable de transporte Violeta Bulc en octubre pasado. Sin embargo, la Comisión Europea está a la defensiva por su alto coste. Fuentes de la Comisión estiman que la cifra se sitúa en una horquilla entre 1.200 y 1.600 millones de euros, aunque el equipo de Weber rebaja esta cifra considerablemente hasta los 150 millones al considerar que el primer año no serían tantos los jóvenes que conocerían el programa.

El Parlamento Europeo aprobó en un informe en marzo sus prioridades presupuestarias para 2018 e incluyó en uno de sus párrafos el apoyo al Interrail, pero ahora la Comisión debe presentar su borrador. "Confiamos en que vayan a incluir una partida para el billete de Interrail y si no lo hacen daremos la batalla. Tenemos un gran respaldo en el Parlamento Europeo, especialmente de Verdes y Socialistas", insisten los populares.

Sin embargo, los socialistas matizan el entusiasmo generado por la medida. Aunque la medida suene bien, su coste podría ser superior al que la Unión destina para financiar la lucha contra el desempleo juvenil, advierte Eider Gardiazabal, su coordinadora en la Comisión de Presupuestos. "No permitiremos que se tomen dinero de otras partidas, en especial de los fondos destinados al programa Erasmus, porque ya de por sí tiene suficientes carencias", insiste la eurodiputada socialista. En el equipo de Manfred Weber tienen esperanza en que la Comisión destine nuevos fondos, pero no será fácil.

En ningún lugar como en Europa se puede circular por tantos países sin cambiar dinero, sin pasaporte ni visados de por medio, en culturas diversas y sin embargo unidas, incluso en los tiempos del Brexit.

Precisamente la Comisión Europea ha presentado recientemente un nuevo programa similar llamado "Move2Learn, Learn2Move" (algo así como "muévete para aprender, aprende moviéndote") con el que proponen dar a 5.000 jóvenes (con edades entre 16 y 19 años) la oportunidad de viajar a otro país de la Unión Europea. Comparte una filosofía similar a la propuesta de Interrail de Weber, pero es mucho menos ambiciosa. En los próximos meses de discusión presupuestaria se sabrá si los billetes gratis de Interrail se convierte en realidad.

George Steiner podría haber incluido los viajes en tren como una seña de identidad más del modo de vida europeo. En su breve ensayo, La idea de Europa, Steiner nos habla de las conversaciones en los viejos cafés, las ciudades que tienen una dimensión humana para ser paseadas o las calles bautizadas en honor a los artistas y escritores que vivieron en ellas... Claro que el tren es un modo de transporte popular en otros continentes, sobre todo en Asia, pero en ningún lugar se puede circular por tantos países sin cambiar dinero, sin pasaporte ni visados de por medio, en culturas diversas y sin embargo unidas, incluso en los tiempos del Brexit.

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