La idea europea de democracia, derechos fundamentales y Estado de Derecho exige también no sólo una toma de conciencia respecto a sus amenazas sino una acción común de preservación y defensa.
Un análisis de los casos de corrupción que hemos sufrido durante las últimas décadas indicaría que la variable que más predice qué partido los va a cometer no es su carácter liberal o socialdemócrata, sino la magnitud del poder que ostenta.
El Gobierno de España está dando los pasos necesarios, pero la magnitud del desafío es tan grande, que es imprescindible que la mayoría de las fuerzas políticas se sumen al objetivo común.
Sabemos muy poco acerca de todo lo que se avecina en el caso Koldo y, a la vez, todo está teñido de un cierto tono de destino inexorable, de curso de los acontecimientos que no ha sorprendido a nadie.