Por qué no deberías comprar aceite de oliva a mansalva ahora a pesar de las ofertas

Por qué no deberías comprar aceite de oliva a mansalva ahora a pesar de las ofertas

La calidad y el gasto, a medio plazo, pueden suponer una serie de contratiempos si se tiene en cuenta cuánto aceite consume cada persona por año.

Botellas de aceite de oliva en oferta en el lineal de un supermercado de Madrid el 2 de septiembre de 2023.SOPA Images

Aunque cueste, conviene echar el freno a la fiebre por encontrar la mejor oferta de aceite de oliva, aunque en los tiempos que corren, con este oro líquido subiendo su precio sin parar, cueste conseguirlo. La escasez se deja notar con fuerza en España, que además produce el 45% de la producción mundial, pero no solo ahí, Marruecos, otro gran productor, también comienza a pasarlo mal ante la espiral inflacionista

Pero lo dicho, calma, porque hay razones para no correr a comprar ante la mínima oferta que se presente. Y es que hay que tener en cuenta que el mercado no es un mecanismo dinámico, y los precios en este caso estarán sujetos en buena medida a la próxima cosecha.

Primera regla: no tomas tanto aceite

Según los datos del Ministerio de Agricultura, la población española consume en torno a ocho litros de aceite de oliva de media al año. Puede parecer una cantidad elevada, pero sin embargo no llega a justificar una compra compulsiva de este alimento, por muy saludable que sea. 

En una familia de tres personas, la cifra subiría hasta los 20,5 litros aproximadamente, pero ni en ese caso hay motivo para comprar litros de cinco en cinco cada mes. De hecho, podemos acabar provocando que el aceite pierda sus propiedades, ya que si no se conserva de la manera adecuada, puede malograrse.

Segunda regla: no es el mejor aceite

Como mencionamos con anterioridad, la campaña de 2023 está cada vez más cerca, pero mientras no llegue, el aceite que estamos comprando en la actualidad es la última oportunidad que tienen los almacenes para librarse del que se produjo durante la cosecha anterior.

O lo que es lo mismo, hablando en plata, estamos comprando aceite viejo, menos fresco del que podríamos tener en unos meses. Podrían perder propiedades, como por ejemplo los antioxidantes, que conforme pasa el tiempo van reduciendo su cantidad.

Tercera regla: confía en la oferta y la demanda

El aceite de oliva no es un producto que marque precios tan sólidos como para no poder bajar en un futuro. Si sigue subiendo, la demanda tendrá que bajar, ya que los consumidores no estarán dispuestos a asumir un coste desorbitado, por más que este producto sea rico y saludable.