La lucha contra los triquiñuelas burocráticas republicanas: Biden y el censo

La lucha contra los triquiñuelas burocráticas republicanas: Biden y el censo

El intento de tergiversar el censo es un ejemplo representativo de los múltiples ataques a las normas democráticas que llevó a cabo Trump durante su mandato.

Manifestantes pidiendo el reconocimiento de su voto.EFE

El día 20 de enero, nada más jurar su cargo como presidente, Joe Biden procedió a firmar diecisiete órdenes ejecutivas, las cuales anulaban las políticas más perniciosas que había adoptado Donald Trump. Una de las iniciativas canceladas que menos se han comentado, a pesar de su interés paradigmático, es la exigencia de Trump de que el censo incluyese una pregunta sobre la situación migratoria de los censados, que, aparte de tener un aspecto intimidatorio, formaba parte de las tácticas de manipulación del sistema político a las que se ha hecho adicto el Partido Republicano.  

Es sabido que este partido hace mucho tiempo que pierde seguidores, ya que la mayor parte de sus votantes son blancos y este grupo demográfico cada vez es más pequeño, mientras que los miembros de las minorías étnicas, que favorecen a los demócratas, son cada vez más numerosos.  Hace años, cuando se empezó a ver claramente esta tendencia, los asesores del Partido Republicano recomendaron que éste hiciese una campaña de captación de las minorías étnicas.  En lugar de seguir este consejo, lo que hizo fue adoptar posiciones cada vez más racistas y xenófobas, compensando su falta de seguidores con trucos burocráticos para suprimir el voto de los miembros de las minorías étnicas.  

La naturaleza descentralizada del gobierno en Estados Unidos hace posible maniobras que en otros países serían impensables. Por ejemplo, cada estado tiene latitud para purgar listas de votantes, decidir cuándo y dónde se vota, si se vota en persona o por correo y en qué circunstancias.  Los republicanos, que saben que no pueden ganar las elecciones más que suprimiendo el voto de los demócratas, se han dedicado a esta tarea en cuerpo y alma, creando numerosas reglas destinadas a dificultar la participación en los comicios de aquellos grupos de la población que no los apoyan. Los demócratas, por su parte, se defienden de estas maniobras poniendo pleitos para defender los derechos de los votantes, así como organizando campañas para animar a éstos a acudir a las urnas. Es una lucha sin cuartel. Y el censo es uno de los campos de batalla que los republicanos han elegido para esta lucha.

Trump quería excluir a los inmigrantes indocumentados del recuento ya que, en general, los estados demócratas son los que tienen más inmigrantes

En Estados Unidos el censo se hace de acuerdo con lo que estipula la constitución, que dice que debe efectuarse cada diez años y contar a todos los habitantes del país.  El primer censo se realizó en 1790 y desde entonces siempre se ha hecho inventario de todos los residentes sin indagar sobre su situación migratoria.  El propósito del censo es simplemente averiguar cuántas personas viven habitualmente en el país y los datos que contiene sobre los individuos censados son confidenciales y no se hacen públicos hasta setenta y dos años después. El censo es una importante fuente de información para estudios de diversos tipos, los cuales dependen de la exactitud de éste.  Los datos del censo se usan también para distribuir fondos federales a los estados en función del volumen de su población, así como para planear infraestructura y transportes, ayuda en caso de desastres naturales y defensa militar en caso de ataque.  

Por último, como establece la constitución, el censo se utiliza para determinar el número de congresistas a los que tiene derecho cada estado.  Como el número total, que es de 435, no cambia, si un estado gana congresistas, otro los pierde.  La distribución de congresistas se hace cada diez años tras la publicación del censo electoral.  Cada estado, por muy pequeño que sea, tiene derecho a un congresista, pero los demás escaños se asignan de acuerdo con una fórmula basada en el número de habitantes.  Se comprende el interés que Trump sentía por el censo, cuya manipulación veía como una manera de mantener el poder de los republicanos y por ende el suyo propio.  

Trump quería excluir a los inmigrantes indocumentados del recuento ya que, en general, los estados demócratas son los que tienen más inmigrantes.  El cálculo era que el número total de congresistas republicanos aumentaría si no se contaban los inmigrantes indocumentados en el censo. Esta cínica evaluación de la cantidad de votos que violar los términos de la constitución les podría reportar dio lugar a un calculado ataque de los republicanos a los inmigrantes indocumentados, alegando que las autoridades necesitaban localizarlos para tomar medidas. En otras palabras, se intentó transformar el proyecto de investigación que se supone que es el censo en un procedimiento policial.

Aunque los demócratas lograron parar esta iniciativa en los tribunales y Trump nunca llegó a incluir la pregunta sobre la situación migratoria en el censo, el daño estaba hecho ya que se creó un ambiente de miedo entre todos los inmigrantes, y no solamente los indocumentados, que era lo que Trump quería.  No se sabe hasta qué punto esto ha inhibido su participación en el censo, el cual no se pudo acabar a tiempo.  Normalmente el censo se entrega a las autoridades el 31 de diciembre, pero esta vez, entre la pandemia y los vaivenes políticos, su confección se ha retrasado y no se espera que esté listo antes del 6 de marzo.   La orden ejecutiva de Biden deja claro que esta escaramuza ha fracasado y que se respetará escrupulosamente la constitución.    

El intento de tergiversar el censo es un ejemplo representativo de los múltiples ataques a las normas democráticas que llevó a cabo Trump durante su mandato, ataques que prepararon el camino para el infame asalto al Capitolio, que no fue un episodio aislado, sino un eslabón en una nefasta cadena, la cual viene de antiguo.  Lo único que hizo Trump fue aumentar el nivel de corrupción y actuar de manera abierta y descarada.  Los acontecimientos del 6 de enero fueron el desenlace natural de un largo proceso de degradación del sistema político.  Los problemas empezaron cuando los republicanos, desoyendo a sus asesores y alejándose del espíritu de la democracia, decidieron mantenerse en el poder, no mediante el apoyo de los votantes, sino a través de trucos burocráticos para controlar el gobierno a pesar de estar en minoría.  De aquellos polvos, estos lodos.