Qué está pasando en el hospital Al Shifa de Gaza y por qué es tan grave su situación

Qué está pasando en el hospital Al Shifa de Gaza y por qué es tan grave su situación

El mayor complejo de la franja, centro universitario y con fama internacional, está cerrado por los bombardeos y los combates. La falta de electricidad y suministros está matando a adultos y bebés prematuros. "Casi un cementerio", dice la OMS. 

Foto facilitada por un doctor del Al Shifa que muestra a los prematuros tratados juntos en el hospital para darse calor, el pasado día 12.Dr. Marawan Abu Saada / AP

El Hospital Al Shifa de Gaza está cerrado, como todos menos uno en el norte de la franja, porque la situación es insostenible. No lo dice Hamás, lo dice la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU, en su reporte diario. Este organismo detalla que no hay electricidad, no hay suministros médicos, ni oxígeno, alimentos o agua, mientras siguen los bombardeos de Israel y los choques por tierra de su ejército con los milicianos palestinos, justo en los alrededores.

Las condiciones generales de la sanidad en Gaza son desesperadas, pero si la atención se centra especialmente en el Al Shifa es porque se trata del mayor hospital del territorio, un complejo universitario, con fama internacional, el único que daba servicio de todas las especialidades, con la mayor unidad de urgencias. El mejor, en resumen. A él eran llevados los enfermos graves de otros hospitales. Ya no más.

Naciones Unidas confirma que en los dos últimos días han muerto 32 pacientes y tres bebés prematuros por cortes de electricidad y las condiciones extremadamente precarias del recinto, que no sólo está bloqueado sino que ha sido dañado por los ataques aéreos de Israel. Dentro se calcula que hay entre 600 y 650 pacientes, a los que se añaden de 200 a 250 trabajadores y más de 1.500 desplazados internos, que han buscado refugio en Al Shifa pensado que estaría a salvo de la guerra. Pero ya se sabe, en Gaza no hay lugar seguro.

Ahora mismo, el mayor miedo es por un grupo de 45 adultos que necesitan diálisis para sus riñones y de 36 bebés que estaban en incubadoras y que, a juicio de la ONU, están en riesgo inminente de morir. Los sanitarios, con los restos de energía que tienen gracias a las escasas placas solares, han enviado imágenes desde el interior del hospital en las que se ve a estos recién nacidos agrupados en una mesa, rodeados de mantas térmicas, en un intento de que entre todos se den calor y puedan sobrevivir.

Israel afirma que Hamás utiliza las instalaciones médicas con fines militares y, en esta en particular, que Hamás ha construido un enorme centro de mando subterráneo justo debajo, por eso desde que declaró la guerra sus fuerzas se han acercado a Al Shifa como objetivo. En una conferencia de prensa de la pasada semana, un portavoz del Ejército israelí mostró una fotografía satelital del hospital con supuestos elementos de "comando" militares marcados, lo que describió como una ilustración basada en "el verdadero material que tenemos en nuestras manos". 

En imágenes que supuestamente pertenecen a un interrogatorio, además, un militante de Hamás capturado el mes pasado tras entrar en suelo israelí explicó cómo Hamás se había "escondido en los hospitales". Tel Aviv también ha publicado otras pruebas que aparentemente muestran túneles cerca o dentro de otras instalaciones médicas en Gaza.

Hamás y los funcionarios de las autoridades sanitarias dirigidas por Hamás en Gaza han negado las afirmaciones, diciendo que son propaganda utilizada para justificar ataques a instalaciones de salud. La prensa internacional que ha cubierto las pasadas ofensivas en Gaza y la local que está cubriendo la actual -Israel no permite a la extranjera entrar en la franja- sostienen que no se ven indicios de actividad terrorista en el complejo de Al Shifa.

El personal que está dentro del hospital afirma que es imposible salir sin correr el riesgo de sufrir lesiones o morir, así que sigue dentro, atendiendo a la gente que se comprometieron a salvar en su juramento profesional.

Queda lo que denuncia la Organización Mundial de la Salud (OMS), "casi un cementerio", en palabras de su portavoz, Christian Lindmeier, quien ha confirmado que intermitentemente pierden por completo el contacto con el hospital y quedan sin noticias. "En los alrededores del hospital hay cadáveres que no pueden ser atendidos, ni siquiera enterrados o llevados a ningún tipo de morgue", añade. Hace días se estaba preparando una fosa común para un centenar de personas que ya no podían estar en esas cámaras frigoríficas, pero se incrementó el fuego y no se ha podido acabar. 

Ataque de Israel a la entrada del hospital Al Shifa, el pasado 3 de noviembre.Ali Jadallah / Anadolu via Getty Images

En estos días, Israel ha dicho que había ofrecido 300 litros de combustible al hospital, pero acusó a Hamas de no permitir su entrada, "impidiéndolo y presionando al hospital". El director confirma el intento de entrega, pero explica que no se negaron a recoger el combustible ofrecido, aunque esa cantidad alimentaría su generador durante "apenas 30 minutos". Argumentó que no va a poner en riesgo a su equipo médico dejándole recoger dicho combustible "en una zona de combate, en mitad de la noche". Y añadió que a su parecer es la Cruz Roja Internacional la que debe entregar ese bien, una mano que no es la ocupante, en una cita sin disparos y con luz del día. 

El hospital necesita al menos 10.000 litros de combustible diarios para funcionar, mucho más que los 300 ofrecidos por Israel, que en las redes sociales del Ejército también está anunciando que va a llevar cunas para prematuros al recinto. 

Esencial en tiempos de guerra y calma

El hospital Dar al-Shifa (o Casa de Curación) es un complejo extenso de varios edificios de hasta seis plantas con instalaciones médicas situado en la ciudad de Gaza. Está situado a unos 500 metros de la costa y cerca de la carretera principal que cruza el territorio palestino de norte a sur y que Israel ha tomado por tierra justo a su altura, partiendo en dos la franja, en la que viven 2,3 millones de ciudadanos. 

En circunstancias normales, cuenta con entre 600 y 900 camas y sus empleados llegan a 700, por lo que es el pilar de la prestación de atención sanitaria local. Su gama de servicios no se encuentra en ningún otro hospital: obstetricia y ginecología, maternidad, cirugías especializadas, ortopedia, medicina interna y diálisis, cuidados intensivos... Ahora tampoco se puede acceder al edificio administrativo, que incluye el servicio de asistencia ambulatoria, los laboratorios y el banco de sangre. 

Por eso, por su tamaño e importancia, desde el comienzo de los ataques de Israel tras la andanada de Hamás del 7 de octubre, se ha convertido también en un refugio para los desplazados, que también llegaban a otros centros como el Al Ahli, el único del norte que sigue abierto, donde se produjo una explosión aún sin aclarar el 17 de octubre. El doctor Muhammad Abu Salamiya, director del hospital, sostiene que ante la violencia de los combates y bombardeos, "algunos de ellos (de los pacientes) han huido del hospital y han muerto en su camino hacia el sur o camino a [refugios en] escuelas" en los últimos días, según su testimonio difundido por canales de mensajería instantánea coordinados por voluntarios palestinos.

Como se aprecia por los datos aportados por la ONU, aunque el número de enfermos ahora concuerda con las camas disponibles, no así el de sanitarios, muy por debajo de la asistencia en tiempos de calma. Por eso también la calidad de la atención ha bajado notablemente. Los pacientes de al menos dos de los edificios tuvieron que ser evacuados a los edificios restantes, añade el director. 

El Ejército israelí sostiene que está proporcionando corredores seguros para que la gente escapara de los intensos combates en el norte y se desplazara hacia el sur, pero sanitarios palestinos dentro de Al Shifa insisten en que el complejo está rodeado por intensos disparos constantes y que había francotiradores israelíes por todas partes. "Nuestros pacientes van a morir aquí si se los deja así. Y no se les puede dejar así (...). Pedimos una evacuación segura para nosotros y nuestros pacientes fuera del hospital", indica Abu Salamiya. 

Es esencial, dice, que los pacientes sean trasladados rápidamente a "lugares seguros, con hospitales seguros" dentro o incluso fuera de Gaza, porque ningún hospital dentro de Gaza puede atender al gran número de pacientes que están tratando. 

Esto lo confirma la ONU: además del cierre de los hospitales del norte menos uno (con 500 pacientes y que aún puede albergar a algunos más), en el sur la atención ya está también colapsada, aunque los centros no estén cerrados. La cercanía de la frontera con Egipto por el paso de Rafah, usado para la entrada de ayuda humanitaria y la salida de algunos gazatíes, hace que los ataques sean menos intensos en ese extremo, aún sin detenerse. 

A la desesperada 

La Organización Mundial de la Salud afirma que, según sus informes, el hospital fue atacado varias veces en los últimos días, dejando varias personas muertas y muchas otras heridas. Israel ha negado haber atacado el hospital directamente, aunque las IDF sí confirmaron que tienen fuerzas en tierra operando alrededor del complejo.

Ahora, al Shifa se ha convertido en un objetivo estratégico para Israel, que ve el hospital como el centro neurálgico de las capacidades administrativas y militares de Hamás. Para la milicia y sus partidarios, se ha erigido en un símbolo de la capacidad de la organización para luchar contra un enemigo militarmente más poderoso, al que le mantienen el pulso un mes después de su irrupción terrorista en los kibbutzim, el festival de música o ciudades grandes del sur israelí. Para millones de personas en todo el mundo, está personificando el sufrimiento de los civiles inocentes, de los que más de 11.000 ha muerto ya, el 40% de ellos, menores de edad. 

Nadie sabe qué pasará en las próximas horas. Más bloqueo, más ataques y los mismos (nulos) medios para atender a los enfermos supondrá un enorme golpe de credibilidad para Israel, que insiste en que está en Gaza sólo para acabar con Hamás y no para hacer daño a civiles. Si su ejército se abre camino hasta el hospital, un punto civil que nunca se debe atacar según las leyes de la guerra, puede afrontar un gran coste político y diplomático. 

Hamás, hoy, parece poco probable que se vaya de la zona y se mueva más al sur, porque sabe del simbolismo de la batalla. Dependerá de su capacidad de resistencia y lo que tenga en los túneles y de las negociaciones para la liberación de los más de 24 rehenes que tomó en su asalto a Israel, que podrían conllevar una tregua que permitiría a las organizaciones humanitarias, Israel u otros actores organizar una evacuación completa o llevar suministros vitales al hospital.