Los jóvenes contraatacan en un mundo cada vez más peligroso

Los jóvenes contraatacan en un mundo cada vez más peligroso

En este momento, el mundo es un lugar completamente hostil para los niños y jóvenes, especialmente en Siria y sus países vecinos. Actualmente hay cinco millones y medio de niños afectados por el conflicto sirio. La mayoría de ellos recibían educación antes de la guerra civil, y la mayoría ahora no reciben ningún tipo de educación ni van a la escuela.

El espíritu de la juventud, el optimismo y la actitud desafiante de los jóvenes de hoy en día están más vivos que nunca. Los jóvenes están preparados para llevar la lucha por sus derechos a otro nivel.

No había habido tantos niños y adolescentes desplazados, y de tantos países, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hace exactamente 70 años. Tampoco nunca antes tantos jóvenes se habían tenido que convertir en refugiados a causa de los conflictos civiles y de la caída de los regímenes.

En la actualidad, treinta millones de jóvenes son oficialmente personas desplazadas, exiliadas de sus hogares en sus propios países. Alrededor de diez millones se han convertido en refugiados, pues se han visto obligados a buscar refugio en países lejos de su hogar y de sus familias.

Es una tragedia de proporciones épicas, pero incluso en medio del dolor y el sufrimiento, todavía hay ambición, ganas de vivir, conocimiento y oportunidades. Esa esperanza surge de los jóvenes.

El 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud, marcando un nuevo desarrollo en el crecimiento del activismo juvenil.

Esta generación está conectada. Ellos hablan a través de los móviles y de las redes sociales aun estando en diferentes lugares del mundo. Ellos se entienden. Y con el punto de mira puesto en la participación directa en la lucha por sus derechos, debemos estar orgullosos de destacar el hecho de que está en marcha nada menos que una lucha por los derechos civiles, encabezada por los jóvenes y su inagotable energía.

Está en marcha nada menos que una lucha por los derechos civiles, encabezada por los jóvenes y su inagotable energía.

No importa lo que el mundo les depare, ellos no se van a achicar. Casi se les puede oír corear: ¡Vamos a por ello!

Cada vez están más determinados a luchar por sus derechos básicos, a acabar con el trabajo infantil, con el matrimonio infantil, con la trata de niños y con la discriminación sexual, además de poder disfrutar de la educación básica.

Cada vez son más los jóvenes que, al ver cómo se agota la ayuda humanitaria en zonas claves del mundo, exigen que se tomen medidas. Casi 1.000 jóvenes embajadores mundiales, liderados por A World at School, abogan por el fin a la explotación juvenil y el derecho a la educación universal.

El 28 de septiembre tendrá lugar un evento en el ayuntamiento de Nueva York, en el que junto con Graca Machel, líderes juveniles destacarán sus peticiones de apoyo.

En este momento, el mundo es un lugar completamente hostil, especialmente en Siria y sus países vecinos. Actualmente hay cinco millones y medio de niños afectados por el conflicto sirio. La mayoría de ellos recibían educación antes de la guerra civil, y la mayoría ahora no reciben ningún tipo de educación ni van a la escuela.

Y esto no es un problema que solamente afecta a Oriente Medio, sino que afecta a todo el mundo. África se está convirtiendo en un hervidero de ataques a los jóvenes, en los que los derechos de las niñas son principalmente el blanco de los grupos militantes. La campaña de terror de Boko Haram contra la educación occidental es la más infame debido a sus horribles ataques a gran escala, pero los niños ven negados sus derechos en todo el continente.

Níger tiene la mayor tasa de matrimonio infantil del mundo, el 75% de las niñas se casan antes de cumplir los 18. Y en Sudán del Sur, casi 800.000 niños han sido desplazados a causa de la guerra civil, en la que miles de niños han sido reclutados como niños soldado, poniéndoles en peligro y ocasionándoles traumas como consecuencia de vivir en el frente.

El horror no acaba ahí. Niños fueron bombardeados en Gaza, estudiantes fueron masacrados en Pakistán, niñas vulnerables fueron objeto de trata cuando un terremoto sacudió Nepal. 2015 ha sido denominado el año del miedo, y ha habido muchas razones para ello.

Pero en medio de la desesperación hay focos de esperanza, de jóvenes que inevitablemente luchan por salvarse los unos a los otros de la explotación y exigen que el mundo apoye su lucha.

No importa lo que el mundo les depare, ellos no se van a achicar. Casi se les puede oír corear: ¡vamos a por ello!

Hemos presenciado el aumento de los grupos en defensa de los derechos civiles liderados por jóvenes, como la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, se opone a la esclavitud infantil; A World at School, que defiende el derecho a la educación para todos los niños y niñas; y el Nepal's Common Forum for Kamlari Freedom, que lucha contra el matrimonio infantil.

Los grupos de jóvenes, desde Bachpan Bachao Andolan de la India, al Yellow Moment de Etiopía o a la campaña Street 2 school de Tanzania, están luchando por los derechos de la juventud.

Durante demasiado tiempo, los jóvenes han confiado en los adultos que apenas han hecho nada para detener la violación de los derechos de los niños de los que eran responsables.

En este momento, una lucha por los derechos de los jóvenes liderada por los jóvenes es nuestra mejor esperanza para el futuro. Tenemos que darles más poder.

Están enfervorecidos, y es por una buena razón. Son apasionados y pueden traer el cambio a un mundo, que esperemos, que entiendan mejor que nosotros.

Este artículo fue publicado originalmente en The World Post, y ha sido traducido del inglés por María Ulzurrun.