Las distintas legislaciones y delitos en los Estados y la disparidad en la recolección de información hacen hoy muy complicada una estrategia y unos logros comunes.
Los regímenes autoritarios ocultan información para rebajar la importancia de la crisis, a lo que se suman las carencias estadísticas en países no desarrollados.
Enrique Peña Nieto explicaba la semana pasada que en 50 municipios mexicanos se han producido un 44% de los homicidios sucedidos durante el primer semestre de 2016. Los dos primeros puestos los ocupan Acapulco, estado de Guerrero, y Tijuana, estado de Baja California.
Con las pasadas olimpiadas de Río de Janeiro, ya son seis los juegos de verano consecutivos en los que los deportistas estadounidenses fueron los que más medallas cosecharon. Y en cinco de ellas también consiguieron el mayor número de medallas de oro, viéndose solo superados en Pekín 2008 por los anfitriones.
La población mundial no para de crecer y, desde mediados del siglo pasado, casi se ha triplicado. Está muy extendido el temor a una futura sobrepoblación insostenible de nuestro planeta. Pero las extrapolaciones simplistas son una causa frecuente de fallos de predicción. Estos mecanismos desmienten las visiones más catastrofistas.