Cada vez que alguien, ante dificultades que le salen al paso a Antón, me dice algo parecido a "pues como todos los niños, ¿no?", me enfado mucho. No es así, ni por el volumen, ni por su peso, ni por las herramientas que él pueda tener para hacerles frente, en comparación a otros niños que han nacido con su vermis cerebelosa intacta.