El portal enfocado para encontrar y ofrecer trabajo se ha convertido en los últimos tiempos en un imán de citas debido a las funciones y prestaciones con las que cuenta.
Con el paso del tiempo, creo que se ha producido un cierto desencanto alrededor del Internet 2.0, esa utopía digital en forma de información y datos compartidos y sin límite. Nos hemos ido dando cuenta de que Google, Facebook o Twitter no son ONGs de nuevo cuño, y sí potentes multinacionales con el lógico deseo de rentabilizar sus inversiones.