Ada Colau, de cumplir el sueño del 'sí se puede' a buscar un tercer mandato en Barcelona

Ada Colau, de cumplir el sueño del 'sí se puede' a buscar un tercer mandato en Barcelona

La regidora trata de retener el bastón de mando ante unas encuestas que apuntan a una reñida batalla por el Consistorio.

Ada Colau celebra su victoria electoral en mayo de 2015.David Ramos

Dos fornidos agentes antidisturbios, armados con sus chalecos y sus cascos, agarran de los brazos a Ada Colau, sentada en el suelo de una oficina del Banco Popular en Barcelona. Cuando comienzan a arrastrarla, Colau se gira y sonríe. De fondo, suenan los gritos de "sí se puede". Ya en la calle, los agentes la sueltan. La activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) levanta el puño y grita "sí se puede". Es julio de 2013. 

Unos meses antes, ese mismo lema se corea mientras las lágrimas corren por el rostro de Colau. Emocionada, con un pobre megáfono en la boca, recuerda lo difícil que ha sido la lucha y lo mucho que han sufrido miles de personas. Las lágrimas son también de alegría, ya que el Tribunal de Justicia Europeo ha reconocido lo que la PAH lleva años advirtiendo, que en España la legislación de desahucios no garantiza a los ciudadanos una protección suficiente frente a cláusulas abusivas en las hipotecas y, por tanto, la considera ilegal.

Por aquel entonces Ada Colau no es ninguna desconocida. En febrero, en el Congreso de los Diputados, esta activista por la vivienda, ni corta ni perezosa, había tildado de "criminal" al vicesecretario general de la Asociación Española de la Banca, quien había asegurado que la dación en pago no era una medida útil a aplicar contra el drama de los desahucios. "No le he tirado un zapato a este señor porque creía que era importante quedarme aquí para decir lo que estoy diciendo. Este señor es un criminal y como tal deberían ustedes tratarlo. No es un experto. Los representantes de las entidades financieras han causado este problema; son esta misma gente la que ha causado el problema, los que han arruinado la economía entera de este país y ustedes les siguen calificando de expertos", dijo. Se montó un revuelo considerable. 

Pero no era la primera vez que Colau le cantaba las cuarenta a la cara a un político. Ya lo hizo años antes, con la plataforma V de Vivienda, disfrazada de SuperVivienda, una heroína que hacía escraches a los dirigentes políticos y les reclamaba medidas contra los desahucios y soluciones para la vivienda. Eran los años 2006 y 2007 y aquello era la génesis de lo que después fue la PAH, de la que ella se convirtió en mediática portavoz tras su nacimiento oficial, en febrero de 2009. 

Muchos años de activismo y denuncia de las burbujas inmobiliarias y la mercantilización de la vivienda que convirtieron a Colau en un referente social que se transformó en político con el nacimiento de partidos como Podemos en el año 2014. 

Ese otoño, en Barcelona surge Guanyem, una plataforma ciudadana formada con el objetivo de presentarse a las elecciones municipales de Barcelona de mayo de 2015, algo que hace finalmente con la denominación de Barcelona en Comú y con Colau como candidata. 

Aunque lo pueda parecer, para ella no fue un paso fácil. Lo expresó en el documental Alcaldessa, que se grabó durante esa campaña electoral y que se emitió años después. La propia Colau confesaba que con la experiencia de la PAH pensaba que "ya estaba preparada" para entrar a la política. Pero no era así. "Echo de menos la PAH", afirmaba, emocionada, ante la cámara. 

En aquel documental se observa a Colau como una intrusa entre el resto de candidatos, políticos profesionales que se conocen entre ellos. Un cuerpo extraño, como vemos en una escena grabada frente al Ayuntamiento de Barcelona, en la que los otros candidatos —todos hombres— bromean sobre las pullas que se han lanzado en debates o en los mítines. Llegado un momento, ella se ausenta de la conversación visiblemente incómoda. 

Ironías del destino, uno de esos candidatos era Xavier Trías, uno de sus grandes rivales ocho años después, en los comicios en los que Colau buscará su tercer mandato consecutivo. 

Aquellas elecciones de 2015 las ganó para sorpresa de todos, incluida ella misma, como se puede ver en las imágenes de aquel documental en el que una cámara captó la reacción de Colau cuando Trías la llamó para admitir su derrota. Aquella noche, en su nuevo despacho se colgó un cartel con el siguiente lema: "No olvidemos nunca quiénes somos ni por qué estamos aquí".

En Barcelona ganaba una candidatura popular y en Madrid otra, la de Ahora Madrid, liderada por la jueza Manuela Carmena. Con ella Colau formó un 'ticket' de los llamados 'ayuntamientos del cambio', que marcaron toda la legislatura a nivel municipal. 

Aquello se rompió en 2019, cuando Carmena no pudo reeditar su mandato, algo que sí consiguió, por los pelos, Colau, y gracias sobre todo al apoyo del PSC. De los 11 escaños del 2015 y los 171.000 votos, pasó a 10 escaños y 156.000 votos. Por detrás de ERC, aunque empatada en escaños, volvió a ser alcaldesa con el apoyo del socialista Collboni, que se convertiría en su vicealcalde. 

Pero no han sido años fáciles para Colau como alcaldesa. Se ha enfrentado a un escrutinio mediático constante, sobre todo por sus medidas a nivel urbanístico y por cuestiones como la supuesta inseguridad de la ciudad o las okupaciones. Precisamente, una de las últimas imágenes de la capital catalana es la de centenares de ultraderechistas de la organización Desokupa marchando al grito de "puta Ada Colau". 

Las encuestas apuntan a que la cosa está muy reñida y los pactos parecen hacer difícil su reelección, más aún cuando tanto ERC como Junts han anunciado un veto a la regidora. Habrá que ver qué fuerza tiene el PSC y cuál es su decisión sobre darle de nuevo la vara de mando en caso de que sea la más votada. 

Para lograr atraer el voto necesario para reeditar su victoria, Colau ha elaborado un programa en el que propone cambiar el modelo productivo de la ciudad, que no dependa tanto del turismo, y "generar un modelo económico propio" poniendo freno a "la masificación turística" de la ciudad. También apuesta por ampliar la conocida como Superilla de Barcelona, llenando de ejes verdes el centro de la ciudad, peatonalizando, aumentando las calles limitadas a 30 km por hora y ampliando los carriles bici.

En materia de vivienda, su especialidad, quiere que desde 2015 hasta el final de la legislatura, en 2027, la ciudad haya ganado 9.000 viviendas públicas. Y en cuanto a la seguridad, uno de los asuntos que más le critican, Colau rebate asegurando que los datos han mejorado, pero sí apuesta por mejorar la coordinación con la Guardia Civil y los Mossos para frenar los narcopisos y la entrada de droga a través del puerto. 

También le achacan haberse aburguesado, cambiando su anterior casa por una vivienda de lujo. Pero es un bulo más de los que circulan sobre ella. Colau sigue habitando la misma casa en la que vivía cuando llegó al cargo en 2015. 

Allí han crecido Luca y Gael, los dos hijos que comparte con su pareja, Adrià Alemany, con quien ha compartido también activismo en la PAH. 

Un activismo al que Colau llegó bien joven, cuando entró a formar parte del movimiento antiglobalización. De hecho, llegó a aparecer en 2001 en una crónica de The New York Times como portavoz de la campaña contra la presencia del Banco Mundial en Barcelona. Algo que, a través de la movilización, finalmente consiguieron. 

Colau, que era buena estudiante, se matriculó en la Facultad de Filosofía y no terminó la carrera por apenas 30 créditos. Cambió estudios por trabajos precarios: desde azafata a camarera, pasando por encuestadora, traductora y hasta Papá Noel en un centro comercial.

Pero, sin duda, su trabajo más llamativo fue guionista en una serie de televisión, Dos + una, en la que llegó a protagonizar alguna escena como actriz:

Poco se imaginaba aquella joven que muchos años después estaría luchando por "seguir abriendo camino" en un tercer mandato al frente del Ayuntamiento de Barcelona. 

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Jefe de Política de El HuffPost