El PP, dos años sin Pablo Casado

El PP, dos años sin Pablo Casado

Se cumplen dos años desde que el exlíder del PP pronunciara su último discurso en el Congreso tras asegurar que podría "haber hecho algo mal, pero no malo".

Pablo CasadoEuropa Press via Getty Images

“Todo para servir a España y a la causa de la libertad, porque ese es el futuro que merecen nuestros hijos y que debemos construir todos juntos. Muchas gracias”. Son las últimas palabras que el exlíder del Partido Popular Pablo Casado pronunció hace este viernes dos años en su despedida del Congreso de los Diputados.

El discurso se produjo tras una noche en la que Casado emitió una suerte de epitafio después de que los principales líderes del PP pactaran su salida: “Podré haber hecho algo mal, pero no he hecho nada malo”.

Su error, entonces, fue el de enfrentarse a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contra quien cargó por los contratos sanitarios de los que se había beneficiado su hermano mientras esta le acusaba de espionaje.

El ahora presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se refirió hace unos días a la época de liderazgo de Casado como un simple “atasco en la organización”, una obstrucción que en poco tiempo parece haberse despejado. Con Feijóo, el PP cuenta con el grupo parlamentario más nutrido del Congreso, mayoría absoluta en el Senado y un poder autonómico multiplicado e histórico (ha pasado de presidir cinco autonomías a estar al frente de doce y cogobernar además Canarias). Todo ello, no obstante, sin lograr su principal objetivo: presidir el Gobierno.

Mientras, Casado se ha mantenido en silencio y alejado de la vida política. Lo último que se supo de él fue que en enero de este mismo año lanzó junto a tres socios un fondo de capital riesgo para invertir en industria aeroespacial, de ciberseguridad y de defensa.

Ayuso, mayoría absoluta en Madrid

Ayuso es ahora, junto a Juanma Moreno en Andalucía, Rueda en Galicia y Gonzalo Capellán en La Rioja, una de las dirigentes del PP que ostenta los galones de la mayoría absoluta.

En este periodo, la presidenta madrileña ha mantenido intacta su capacidad de llevar la voz cantante en muchas de las batallas ideológicas en la derecha.

Además, la investigación a su hermano quedó archivada y ahora es el Gobierno el que debe responder por los contratos de la pandemia, tras la detención el pasado miércoles de un exasesor del exministro socialista José Luis Ábalos por una supuesta trama de comisiones fraudulentas en la venta de mascarillas a instituciones públicas.

Vox, la ecuación pendiente

Como protagonista de la recuperación del PP, Feijóo ha vivido en estos dos años momentos dulces, como la mayoría absoluta de Andalucía, la victoria de las elecciones de mayo o el momento en el que logró que José María Aznar y Mariano Rajoy compartieran escenario.

Bajo su liderazgo, el PP ha movido su estrategia respecto a Vox, al permitir su entrada en otros cuatro gobiernos autonómicos, los de Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Región de Murcia.

Sin embargo, la cuestión de Vox no ha quedado resuelta. Feijóo culpa a este partido de no haber llegado a Moncloa. La formación de Santiago Abascal le impide además aliarse con el PNV.

Casado antes y Feijóo ahora repiten a sus votantes que la fórmula para gobernar es concentrar el voto en el PP. Galicia es el último ejemplo que Feijóo usa para convencer a los suyos y para sostener que hay un cambio de ciclo.

El PP de Feijóo, como el de Casado, aspira a crecer a derecha, pero apelar a estos electorados simultáneamente era y sigue siendo un reto.

En los últimos meses, el PP ha centrado sus esfuerzos en clamar en las calles contra la ley de amnistía y mantiene esta apuesta también después de la revelación de que Feijóo estudió esta medida antes de descartarla. Además, ha desplegado una oposición total a Sánchez, aun cuando en privado hay voces que advierten del peligro de aparecer siempre a la contra.

El siguiente hito ante una legislatura incierta son las elecciones vascas del 21 de abril. Barones del partido y adversarios han advertido de que estos comicios no son prometedores para el PP, que aspira a ser decisivo aun cuando Euskadi y Cataluña continúan siendo sus puntos débiles.

Así, la maquinaria de los populares se desplegará sobre todo para las elecciones europeas del próximo 9 de junio, cuando habrá urnas en todas las localidades de España y el PP espera una nueva victoria que empuje a Sánchez fuera del Gobierno y acerque a Feijóo a la Moncloa.