Las veces que el PP ha terminado asumiendo avances sociales a los que se opuso con dureza

Las veces que el PP ha terminado asumiendo avances sociales a los que se opuso con dureza

Feijóo da por buena la ley de plazos tras el revés del Constitucional. No es la primera vez que le ocurre a su partido.

Varios dirigentes del PP, en una manifestación junto a los obispos contra las reformas del Gobierno de Zapatero.AFP via Getty Images

"Estamos hablando de convertir el aborto en un derecho, de permitir abortar sin consentimiento a las menores; eso pasa todos los límites". El que pronunciaba estas palabras era ni más ni menos que José María Aznar, expresidente del Gobierno y expresidente del PP, durante una manifestación en octubre de 2009 contra la reforma de la ley del aborto que preparaba el entonces Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, la conocida como 'ley de plazos', que se aprobó ese mismo diciembre.

Una masiva marcha por Madrid a la que acudieron varios dirigentes del PP, como la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, o quien era presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. 

Nombres que suenan lejanos en el PP, así como los argumentos sobre un tema, el aborto, que en los últimos años ha ido generando un intenso debate interno en las filas populares. 

Trece años después, aquella ley, que el PP recurrió ante el Constitucional, ha sido avalada por el Tribunal de Garantías, que ha rechazado el recurso de los conservadores. 

Casi tres lustros después, el ahora líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, da por buena la ley de plazos que otrora su formación demonizaba

"Mi opinión personal es que una ley de plazos bien construida es una ley correcta en términos generales, constitucional y un planteamiento que merece mi respeto. Es verdad que hay otros aledaños a la ley en los que nosotros no estamos de acuerdo, pero en la España actual es una ley correcta, porque también lo es, y no sólo por eso, en la UE". 

Feijóo ha llegado a asegurar que "dictaminar la constitucionalidad de una ley que se aprueba hace diez años es descontextualizar el propio contenido de la ley y el sentimiento y la sensibilidad del pueblo español en relación con un asunto concreto". El actual líder del PP considera que "en el ámbito del aborto hay muchas sensibilidades" que "tiene aristas morales, éticas, religiosas, filosóficas". "Es una cuestión poliédrica", ha agregado.

¿Qué ha pasado —además de trece años— para este cambio de parecer en el PP?

No se trata de un giro radical impuesto por el líder gallego con su llegada a la presidencia del partido, sino un proceso en el que distintos dirigentes de la formación, algunos con poco o nada en común, han ido saltándose el guión que seguía el PP hace casi dos décadas. 

Como Cristina Cifuentes, quien fuera delegada del Gobierno en Madrid y posteriormente presidenta regional, quien en 2014 se opuso a la reforma de la ley del aborto que quiso aprobar el Alberto Ruiz-Gallardón durante su etapa como ministro de Justicia. Una reforma que regresaba casi a los años 80 y que provocó un gran debate interno en el PP. Tanto, que al final Rajoy acabó por aparcar la reforma y, con ello, acabó también con la carrera política de Gallardón. 

Por aquel entonces podíamos ver en televisión a una jovencísima Isabel Díaz Ayuso defender que en el PP había distintas sensibilidades respecto a este y otros temas, que la formación no era "una secta" y que, "afortunadamente", había división interna sobre este asunto. 

Lo cierto es que el PP, pese a manifestarse en contra de la ley de plazos, terminó por dejarla como estaba confiando en que el Constitucional le hiciera el 'trabajo sucio'. 

Con su vuelta a la oposición, regresó el discurso duro. Hace apenas tres años, Pablo Casado, que aún era presidente del PP, abogaba por derogar "entera" la ley de plazos que ahora los populares dan por buena y "volver a la que aprobó Felipe González", es decir, la de supuestos. 

Ahora, con la decisión del Constitucional, los populares parecen asumir que la ley de plazos ha llegado para quedarse. Habrá que ver cuáles son sus movimientos ante la nueva reforma del aborto que ya ha sido aprobada en el Senado y que está pendiente de su aprobación definitiva en el Congreso. 

No es, desde luego, el único asunto en el que el PP, aunque sea a duras penas, ha ido cambiando su postura. 

Uno de los más paradigmáticos es el matrimonio homosexual. En 2005, el PP se echó a las calles de la mano de obispos y organizaciones ultracatólicas en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, una histórica ley aprobada por el Ejecutivo socialista de Zapatero ese mismo año

A aquella masiva manifestación en la capital de España se sumaron numerosos rostros con renombre del partido, empezando por su entonces secretario general, Ángel Acebes, y su inseparable Eduardo Zaplana, portavoz en el Congreso, 'azotes' de Zapatero en los primeros años de su primera legislatura. También estaba alguien que hoy en día sigue en primera línea del PP: Ana Pastor, en aquella época responsable de asuntos familiares. No se lo quisieron perder Ana Botella, Federico Trillo, Jaime Mayor Oreja, ni Miguel Arias Cañete. 

Cómo no, los populares recurrieron ante el Constitucional este avance social. En su argumentación, aseguraban que "desnaturaliza la institución constitucional del matrimonio" y que la denominación de matrimonio a las uniones civiles de homosexuales suponía "un fraude de ley". 

Un año después, Manuel Cabezas, alcalde de Ourense, del PP, oficiaba la boda de José Araújo, concejal de Cultura de su consistorio, con su pareja, Nino. Era la primera boda homosexual que celebraba el PP. A aquel evento acudió, cosas del destino, el hoy presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo, entonces sólo líder del PP gallego. 

La cruzada del partido contra este avance duró, como en el caso del aborto, lo que tardó el Constitucional en avalarlo. Eso sucedió en noviembre de 2012. Tres años después, se pudo ver a la cúpula del partido, con Mariano Rajoy a la cabeza, celebrar la boda de su actual portavoz en el Senado, Javier Maroto.  

Otro caso de evolución en el PP es el que tiene que ver con el divorcio. De aquel partido que todavía no se llamaba como ahora, sino Coalición Popular, ya no queda casi ni el recuerdo, y la formación conservadora asumió hace mucho tiempo algo que hoy en día está absolutamente aceptado. 

Pero eran los años 80 y aquel partido presidido por el exministro franquista Manuel Fraga se opuso a la ley del divorcio con el voto contrario de sus diez diputados en el Congreso. No sirvió de mucho, ya que aquella medida salió adelante con 102 votos a favor, 22 en contra y 117 abstenciones. 

"No es hora de leyes como la del divorcio", aseveraba entonces Fraga mientras que el diputado encargado de defender la postura del partido se oponía a "participar en el espectáculo divorcista". 

Por evolucionar, el PP ha evolucionado hasta en algo tan polémico y delicado para este partido como es la eutanasia. 

El propio Feijóo, siendo presidente gallego, en una entrevista con El País en 2020 se mostró partidario del diálogo sobre esta cuestión. "Teníamos que habernos sentado a hablar sobre un asunto tan delicado, pero lo que se pretende es que no haya acuerdo", dijo sobre la postura de su partido, dirigido por su antecesor, Pablo Casado. 

En dicha entrevista, recordó que había llegado a acordar con PSOE, nacionalistas y Podemos una ley de muerte digna en Galicia. 

Aun así, tras su llegada al liderazgo del PP se ha comprometido a derogar, entre otras normas, la ley de eutanasia, que su formación tiene recurrida ante el Constitucional. 

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Jefe de Política de El HuffPost