Los buenos y malos hábitos de tus abuelos puede que afecten a tu salud

Los buenos y malos hábitos de tus abuelos puede que afecten a tu salud

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Ha llegado el veranito y muchos se toman sus vacaciones. Esto conlleva relax, disfrute, comilonas, fiesta, exposición al sol.... En definitiva, hacer como que no hacemos nada, lo que nos gusta o lo que queramos. Son las vacaciones, y cada uno las usa como quiere. Además de disfrutar de la compañía con familiares y amigos, muchos usan sus vacaciones para leerse algún libro, sea en la playa, piscina o, comodamente, en el sofá. Este artículo surge a raíz de la lectura de un libro, No soy mi ADN: El origen de las enfermedades y cómo prevenirlas, escrito por Manel Esteller, que dirige el Programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), en Barcelona, y un referente mundial en el campo de la epigenética. La epigenética para aquellos que no estén familiarizados, estudia las interacciones genoma-ambiente y se define como "el estudio de los cambios en la función génica que son heredables sin implicar cambio en la secuencia de ADN".

El tema central del libro, la epigenética, es apasionante, muy candente en ciencia y nos afecta a todos, sin excepción, a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, aun siendo un campo bastante conocido, no se le da la difusión suficiente en libros de texto, y quizás mucha gente, sobre todo los ciudadanos de a pie, no sepan o entiendan qué es la epigenética. Por ello, Manel escribió este libro, para explicárnoslo. Para que entendamos que, si el ADN es la clave de la vida, es decir, las letras que forman parte de nuestro libro de la vida, la epigenética viene a ser la gramática de ese libro: los puntos, comas, acentos... Sin ellos no entenderíamos el libro y, como explica Manel "El ADN no lo es todo, es la epigenética la que le da un sentido".

Los mecanismos epigenéticos más conocidos son la metilación del ADN, acetilación de las histonas y los ARN no codificantes, pero no profundizaré en el tema para no enrollaros. Según actúen estos mecanismos los genes se activan o inhiben, se encienden o se apagan, hablan o callan, se expresan o no se expresan. Al expresarse un gen, se puede producir la proteína correspondiente que desempeñará una función; si se inhibe dicho gen o deja de expresarse, se rompe la cadena, no habrá proteína y la function se verá afectada. Esto está en un equilibrio dinámico muy controlado pero que puede romperse debido a alteraciones producidas por nuestro estilo de vida (ej: dieta, ejercicio, estrés, fumar) o por factores externos ambientales (ej: drogas, exposición a enfermedades o tóxicos) lo cuales pueden aumentar o disminuir la expresión de nuestros genes a través de dichos mecanismos epigenéticos. Ya podeis imaginaros que estas alteraciones podrían tener consecuencias a nivel celular y en diversidad de funciones del organismo, para bien y/o para mal.

Ilustremos que es la epigenética con algún ejemplo real. ¿Por qué dos gemelos monocigóticos idénticos aún teniendo el mismo genoma son diferentes? Porque su epigenoma es distinto. Es decir, nacen con la misma genética y epigenética, pero a partir de ahí, cada uno hará su vida por separado y el epigenoma irá cambiando de diferente manera para cada uno de ellos. Esto hará que se diferencien, es lo que se conoce como deriva epigenética. Basicamente, las personas responden de diferente manera a estímulos y a su entorno, por lo que su vulnerabilidad epigenética también es diferente. Otro ejemplo es la clonación (ej. la famosa oveja Dolly). Los clones son genéticamente idénticos a su donante, el problema es que su epigenética es diferente. A día de hoy, podemos controlar la genética en el laboratorio, pero todavía no es factible hacer lo mismo con la epigenética. Veremos qué pasa en el futuro, el cual, si hay suerte, no está muy lejos.

Uno de los casos más famosos que ilustran el poder de la epigenética es la famosa hambruna holandesa del invierno de 1944-1945 (conocido como Hongerwinter o Invierno del Hambre) durante la Segunda Guerra Mundial, donde murieron más de 20.000 personas. La hambruna afectó principlamente a niños y mujeres embarazadas (se calcula sobre unas 40.000). Como curiosidad, el origen del descubrimiento de la celiaquía y la dieta libre de gluten tienen su origen en esta hambruna, pero esa es otra historia. Según el período de gestación (primer, segundo o tercer trimestre) en el que se encontraban las mujeres embarazadas durante la hambruna, las consecuencias serían diferentes y dramáticas, no solo para los fetos sino también para las siguientes generaciones:

  1. Las mujeres que estaban en el primer trimestre de gestación tuvieron hijos con un peso normal que de adultos padecerían obesidad, problemas cardíacos, depresión, etc. La hambruna cambió su epigenética y programó sus genes para vivir en situaciones de escasez. Al nacer, ya no habría hambre, pero su cuerpo ya estaba programado para acumular reservas, grasas en exceso, y de ahí la obesidad.... Dato interesante: los hijos y nietos de estos también serían obesos. ¿Por qué? Lo veremos en breve.
  2. Los bebes nacidos de mujeres que estaban embarazadas en el segundo trimestre de gestación durante la hambruna fueron de peso normal, pero de adultos tuvieron más problemas neurológicos y esquizofrenia. Se ha visto que la nutrición prenatal está muy asociada al desarrollo cerebral y, por tanto, a la esquizofrenia. La falta de nutrientes produjo un envejecimiento prematuro de las células en dichos fetos, que tendrían un deterioro más rápido de su reserva cognitiva a lo largo de su vida. Muchos se jubilaron antes de tiempo por ello.
  3. Los bebés nacidos de mujeres en el tercer trimestre de gestación pesaron menos de lo normal, pero de adultos padecían más diabetes, poca tendencia a la obesidad y eran de talla pequeña. Como antes, los hijos de estos también serían pequeños aun habiendo siendo concebidos y gestados en épocas de abundancia. ¿Por qué? Ahora lo entenderéis.

Muchos se preguntarán. ¿Se heredan los efectos de una hambruna o las alteraciones epigenéticas? ¿Cómo? Pues resulta que las células y nuestro ADN tienen lo que se llama "memoria epigenética", es decir, esas alteraciones (ej. metilación del ADN) de alguna manera se mantienen en el tiempo y se pueden trasmitir a las siguientes generaciones a través de los gametos (óvulos y espermatozoides). Os preguntaréis: ¿lo que hicieron nuestros padres y abuelos tienen algo que ver con nuestra salud, personalidad, etc.? Pues según los avances científicos, parece que sí, aunque debemos ser prudentes con esta afirmación, al menos a día de hoy. Por ejemplo, el efecto de fumar en la pubertad parece afectar el crecimiento en la siguiente generación, la restricción calorica (hambruna) también, como hemos visto. Pero, ¿qué pasa con el alcohol, las dioxinas de los pesticidas, el DDT de los insecticidas, las drogas...? ¿Podrían dar lugar a una "herencia epigenética transgeneracional"? Para contestar a esta pregunta y a muchas otras tales como: ¿se hereda la inteligencia? ¿explica la epigenética la diversidad humana, las colmenas de abejas, el color de la piel, la evolución (Darwin vs Lamarck), el olfacto, la diferencias entre hombres y mujeres, el eje intestino-cerebro (microbioma), las infecciones, las enfermedades humanas (cancer, Alzheimer, esquizofrenia, etc)....? Los que quieran saber más ya saben, a leer sobre epigenética.

¡Importante! las alteraciones epigenéticas también se dan a lo largo de la vida, e incluso en la edad adulta, no solo durante el embarazo o estadio fetal. Por ejemplo, la famosa actriz Audrey Hepburn, que padeció la hambruna holandesa con 15 años y se caracterizaba por ser una persona frágil y muy delgada, o el ya mencionado caso de los gemelos, o simplemente cualquiera de nosotros. Como suele decirse, cada persona es un mundo y la epigenética de cada individuo es única.

Lo interesante es que las marcas epigenéticas son reversibles (lo que se metila, se puede demetilar, etc), y esto es esencial y tiene gran importancia a la hora de entender la epigenética. Se sabe que toda enfermedad humana tiene un componente epigenético, de ahí que se esten buscando fármacos que actuén sobre dichos mecanismos para poder entender, prevenir y tratar multitud de enfermedades humanas. La epigenética está aún en su juventud y nos queda mucho por andar. Lo único que se necesita son gente preparada y con ganas, trabajo y apoyo a la investigación a nivel social, económico y político. El apoyo social se tiene, pero el económico y político deja mucho, pero que mucho que desear. En los últimos años, un desastre. Nuestro país necesita turistas, pero ¡¡¡ciencia también!!!. Ya todos sabemos que nunca es tarde si la dicha es buena, y que rectificar es de sabios.

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