La casa maldita de Franco con rituales satánicos

La casa maldita de Franco con rituales satánicos

Solo hay que levantar la vista si se cruza en coche la A-6 en Torrelodones.

Vista exterior del Palacio del Canto del PicoGabriel Solera

Los conductores de la A-6 que alguna vez hayan levantado la vista hacia la sierra, a su paso por el término municipal de Torrelodones, es posible que se hayan fijado en un palacete abandonado que domina el terreno desde un alto de la sierra del Hoyo. Se trata del Palacio del Canto del Pico, un lugar lleno de historia y rodeado de mucho misterio que recuerda a la casa de Norman Bates en Psicosis, pero que el dictador Francisco Franco usaba como residencia de verano. 

El Palacio del Canto del Pico se encuentra a más de 1.000 metros de altitud, en el punto más alto del municipio de Torrelodones, justo en el centro de una finca de 100 hectáreas poblada de árboles. Un capricho arquitectónico de José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, en el que utilizó un buen lote de elementos arquitectónicos de su colección personal, que había recolectado por toda la geografía española. 

Por sus pasillos han desfilado numerosas personalidades de la historia de España. En él murió Antonio Maura, presidente del gobierno durante el reinado de Alfonso XIII, que en durante una visita cayó por unas escaleras y perdió la vida: "Bajando por esta escalera, ascendió al cielo don Antonio Maura", reza una placa colocada en el interior de un edificio que durante la Guerra Civil española fue sede temporal del Mando Militar Republicano. 

Después de la guerra, el propietario de la vivienda se lo dejó en herencia a Francisco Franco por la labor del caudillo frente al “comunismo internacional”, tal como explica el diario digital El Plural.  El dictador lo convirtió en su casa de fin semana y como refugio para esconderse si había amenazas de atentado. Algunos testimonios apuntan que Franco también usaba este retiro para dar paseos o montar en moto.

Tras la muerte de Franco, la propiedad pasó a manos de María del Mar Martínez-Bordiú, nieta del dictador, y del periodista Jimmy Giménez Arnau, quienes fijaron allí su residencia a finales de los años 70. La familia vendió la finca a un inversor que tenía la intención de construir un hotel de lujo. Sin embargo, el lugar está abandonado y ha sido objeto de numerosos robos.

Además de toda la historia que han presenciados sus paredes, el Palacio del Canto del Pico atesora una leyenda negra: los rumores sitúan a grupos satánicos en los sótanos del edificio que, aprovechando que Franco había muerto, usaban los sótanos del edificio para completar ritos y sacrificios en honor al maligno. No hay pruebas, pero un letrero situado en las escaleras que bajan al sótano de la mansión que dice "Bienvenidos al infierno", ha servido para disparar la rumorología.

El Palacio del Canto del Pico, declarado Bien de Interés Cultural, figura en la lista roja de elementos del patrimonio que se encuentran en peligro, según el registro elaborado por la asociación Hispania Nostra. La finca en la que se ubica es un coto de caza de la Comunidad de Madrid y espera algún proyecto que permita su recuperación.