Opositar a los 50: "Lo más difícil fue volver a coger una rutina de estudio"

Opositar a los 50: "Lo más difícil fue volver a coger una rutina de estudio"

La falta de oportunidades en el sector privado les obliga a intentar conseguir un empleo público.

Mesa de un estudiante con libros y notas.J. Daniel Serrano Muro/Getty Images

Opositar es una de las opciones que los jóvenes se plantean al terminar la universidad. Sin embargo, otros prefieren entrar en el sector privado. Muchas veces, por determinadas circunstancias de la vida, esas personas se ven obligadas a buscar un nuevo trabajo más adelante y ahí surge, de nuevo, la posibilidad del empleo público. Aunque se hayan cumplido ya los 50 años.

Falta de oportunidades

Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2022 revelan las enormes dificultades que sufren los mayores de 50 años para mantener un empleo o encontrar un nuevo trabajo si lo han perdido. El análisis sobre desempleo indica que el paro en la franja de los mayores de 55 años aumentó en 33.400 personas durante los últimos tres meses del año pasado.

Un informe de Generación Savia indica que hay cerca de 900.000 trabajadores que ya han cumplido los 50 y se encuentran en paro. Esto supone el 29,59% sobre el total de desempleados en España, acercándose a la proporción de que 1 de cada 3 parados es mayor de 50 años.

Y, dentro de esta franja de edad, las más perjudicadas son las mujeres. El 55,1% de los parados que ya han cumplido el medio siglo de vida son mujeres, mientras que el 44,9% son hombres.

Estos datos atienden a la reticencia de las empresas a contratar a personas mayores de 50 porque consideran que están desactualizados y no se van a integrar bien en un ambiente laboral más moderno. Tienden a preferir a los jóvenes porque, aunque tengan menos experiencia, también tienen menos exigencias en cuanto a horarios o salarios.

Esta discriminación se conoce como "edadismo". Tal y como recoge el Ministerio de Sanidad en su página web, es un término que fue acuñado por Robert Butler en la década de los 60 para referirse a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad.

Unos recientes informes del Departamento de Empleo del Gobierno Vasco constatan que una persona que busca empleo y tiene más de 45 años tiene que mandar el doble de currículums a las empresas solo para tener una entrevista. También que seis de cada diez personas de más de 45 años cronificadas en el paro desarrollaron su último empleo en una ocupación en declive.

Vuelta a las aulas

La disminución de cargas familiares hace posible que muchos trabajadores que buscan mejorar sus condiciones, o desempleados que no encuentran su lugar en el mundo laboral valoren la opción de estudiar una oposición del estado. Es la mejor forma de asegurarse un trabajo estable hoy en día, pero no está exento de impedimentos.

Paloma Sánchez, de 52 años, comenzó a encadenar trabajos temporales en Correos en 2018. La incertidumbre de no saber si el mes siguiente le llamarían de nuevo para cubrir otro puesto o tendría que apuntarse otra vez al paro para buscar otro trabajo, provocó que se reuniese con su familia y tomara la decisión de volver a estudiar después de más de tres décadas.

Con dos hijos de veintitantos y un marido, también funcionario, dispuestos a facilitarle la tarea de compaginar el trabajo con el estudio, Paloma se puso manos a la obra para lograr su objetivo. "Lo más difícil fue volver a coger una rutina de estudio a mis años", confiesa.

"Busco un puesto en el que tenga un poco de estabilidad hasta que llegue la hora de jubilarme"

Y explica cuál es su mayor objetivo a la hora de afrontar este cambio de vida: "con mi edad busco un puesto en el que tenga un poco de estabilidad hasta que llegue la hora de jubilarme".

El hecho de tener que compaginar las tareas del hogar con el trabajo a tiempo parcial y el estudio le obliga a aprovechar al máximo el tiempo del que dispone. "Intento sacar todo el tiempo que puedo y estudiar un mínimo de 5 horas al día, pero también tengo vida y necesito tiempo para mí", asegura. El próximo 7 de mayo tendrá lugar el examen que decidirá su futuro más próximo.

En la misma situación se encontró Marta Velázquez, de 53 años, "cansada de estar cambiando de empresa cada poco tiempo". Trabajaba en el sector privado hasta que, al entrar en una bolsa de empleo, le llamaron para cubrir una vacante. Le gustó ese trabajo y vio en las oposiciones la oportunidad de poder quedarse.

En su caso fueron también su marido y su hija los que le dieron el empujón que necesitaba: "Hace años que quería ponerme a ello pero no veía el momento". Actualmente compagina sus estudios para conseguir una plaza como Personal de servicios en la Junta de Castilla y León con un trabajo temporal y con las tareas del hogar. "Intento estirar el día lo máximo posible", manifiesta.

"Hace años que quería ponerme a ello pero no veía el momento"

Para ella es muy importante aprobar el examen y entrar en el sector público porque "te garantiza un futuro estable" y explica que intenta "sacar al menos cuatro horas diarias para estudiar, por la mañana o por la tarde, dependiendo del horario de trabajo que tenga".

Jacinto Canales es ingeniero informático, tiene 56 años y hace 4 que consiguió plaza como técnico superior de sistemas y tecnologías de la información en el Ayuntamiento de Valladolid. Durante más de dos décadas fue director de una empresa de informática con cerca de cincuenta empleados a su cargo. Pero un día todo se truncó. "Cuando me despidieron con 50 años me vi en la calle y me di cuenta de que mis posibilidades laborales eran complicadas por estar desactualizado tecnológicamente", cuenta.

"Cuando me despidieron me di cuenta de que mis posibilidades laborales eran complicadas"

Cuando tomó la decisión de opositar su vida dio un vuelco: "siempre he sido una persona bastante sacrificada y me dediqué a tiempo completo". Durante dos años estudiaba más de 12 horas al día 6 días a la semana. Solo paraba una hora y media para comer y no tenía apenas tiempo para ver a su familia.

Su mujer y sus dos hijos adolescentes fueron los damnificados de este proceso. "No he podido ayudarles ni me he enterado de su evolución académica nada más que por las notas, casi ni les veía", se lamenta.

Jacinto agradece a su esposa haberse encargado de las labores del hogar durante los dos años que dedicó a estudiar la oposición y considera que "si yo hubiera sido mujer, no habría podido hacer frente a todo". Tuvo que reinventarse y actualizarse en un mundo tecnológico que había ido evolucionando mientras él se dedicaba a gestiones de recursos humanos y dirección comercial.

Alberto Martín también ha conseguido recientemente un puesto fijo tras presentarse a tres oposiciones diferentes y aprobarlas. Nunca se había planteado entrar en el sector público pero después de trabajar durante 5 años como interino en la Diputación de Valladolid y enterarse de que su plaza salía a oposición, decidió que era una buena oportunidad para consolidar ese trabajo que llevaba años realizando.

"Conozco gente que ha renunciado a todo en su vida para dedicarse al estudio y en mi caso no ha sido así"

En ese momento tenía dos hijos de 9 y 4 años y su mujer trabajaba tres días a la semana en otra ciudad, por lo que solo podía estudiar tres horas diarias cuando los niños ya estaban dormidos. "No soy un opositor al uso, yo conozco gente que ha renunciado a todo en su vida para dedicarse al cien por cien al estudio y en mi caso no ha sido así", explica. Alberto no ha ido a academias ni ha tenido preparador ni grupos de estudio, sino que ha sido autodidacta.

Para él lo más importante a la hora de decidirse a poner a estudiar con esta edad fue el horario y las condiciones laborales. Cuenta que ha tenido que rechazar empleos en otras ciudades por su situación familiar. Tampoco ha aceptado algún otro trabajo en el que podría haber ido ascendiendo más rápido porque "no disfruto tanto con lo que hago como para ser un esclavo y renunciar a otras cosas".

Por este motivo tenía claro que un empleo público con jornada continua en el que sabes a qué hora entras y a qué hora sales era lo suyo: "siempre ha sido importante para mí porque quiero pasar el mayor tiempo posible con mi familia, y toda mi carrera la he orientado hacia ese fin". 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Tamara González Sánchez es redactora de actualidad en El HuffPost. Es graduada en Periodismo por la Universidad de Valladolid, con Máster en Reporterismo de Televisión en la Universidad Rey Juan Carlos. Antes de llegar aquí estuvo dos años en RTVE, trabajó en 'La Voz de Medina' y Cáritas Autonómica de Castilla y León, e hizo sus prácticas universitarias en La 8 de Valladolid y 'La Mañana' en La 1.

Puedes contactar con ella en: tgonzalez@huffpost.es