Ante Trump y el Brexit, Europa saca músculo mirando a Asia

Ante Trump y el Brexit, Europa saca músculo mirando a Asia

La reunión del G20 escenificará el nuevo orden mundial que va tomando forma.

Li Keqiang -centro- con Jean-Claude Juncker y Donald Tusk en Bruselas.REUTERS

No somos como Donald Trump y no nos representan las fuerzas xenófobas y populistas que propiciaron el Brexit. Estamos más solos defendiendo nuestros valores en un mundo que ha cambiado y debemos reforzar otras alianzas. Esta es la conclusión a la que van llegando los líderes europeos ante su doble divorcio: la Unión no podrá contar con Reino Unido, que ha decidido salir del club, ni tampoco con Estados Unidos, su principal aliado e impulsor de la integración europea desde la II Guerra Mundial. La reunión del G20 en Hamburgo escenificará el nuevo orden mundial que va tomando forma.

La idea de que Estados Unidos debe ser un líder global –sostenida en el tiempo por 13 presidentes americanos desde Franklin D. Roosevelt– ha muerto en las manos de Trump y su "América primero". De forma similar, la decisión británica de salir de la UE (donde entró en 1973), propiciada por pulsiones nacionalistas y xenófobas, rompe con la tradición pragmática británica que desde los tiempos de Winston Churchill se proponía proyectar su acción exterior a través de tres esferas de influencia: Europa, Estados Unidos y sus excolonias.

2016 fue el año más importante en el mundo desde la caída del Muro de Berlín, cuenta el eurodiputado socialista Javi López a El HuffPost. "La salida del Reino Unido y la llegada de Trump quiebran el centro de gravedad de las relaciones internacionales durante el siglo XX: el paraguas Atlántico es una creación fundamentalmente anglosajona. Podríamos asistir a un movimiento pendular en 2017 que nos exige a los europeos decidir dónde queremos situarnos en este nuevo mundo", concluye el eurodiputado socialista.

Angela Merkel ha sido la primera líder europea en hablar con claridad sobre la necesidad de reubicación europea. En un acto electoral destinado al público alemán, pronunció estas palabras que rápidamente llamaron la atención a ambos lados del Atlántico: "Los tiempos en que podíamos confiar totalmente en otros en cierta medida han terminado... Los europeos debemos tomar el destino en nuestras manos".

No es la primera vez que Merkel dice esto, pero el momento elegido tiene especial importancia, explica Giovanni Grevi, analista del European Policy Centre. Merkel había participado unos días antes en las reuniones de la OTAN en Bruselas y del G7 en Sicilia, donde los desencuentros con Donald Trump fueron constantes. "Merkel no se refiere a que la alianza transatlántica se vaya a romper, pero irá evolucionando de una forma asimétrica: profunda en algunos aspectos y más superficial en otros. En comercio, cambio climático o políticas de desarrollo hay diferencias muy significativas. En seguridad y defensa, en cambio, la cooperación entre europeos y americanos sigue siendo muy importante", concluye Grevi en conversación con El HuffPost.

El cambio climático, la mayor amenaza a largo plazo a la que se enfrenta la humanidad, ejemplifica bien el abismo que separa ahora a Estados Unidos de sus aliados europeos. Si la Unión Europea está convencida sobre la importancia de concertar medidas a nivel mundial para paliarlo, el presidente americano cuestiona incluso su existencia. Como candidato presidencial llegó a afirmar que el cambio climático era un invento de los chinos y prometió que sacaría a EEUU del Acuerdo de París. Como presidente ha anunciado que cumplirá su promesa.

"Los americanos no pueden dejar así como así el acuerdo de protección al clima. Eso es lo que cree el señor Trump porque no se acerca lo suficiente a los expedientes como para entenderlos completamente". Lo dijo Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, en un tono inusualmente duro para referirse al presidente de Estados Unidos. Se necesitan entre tres y cuatro años para abandonar el acuerdo, que entró en vigor en noviembre de 2016.

A principios de año, mientras Donald Trump tomaba posesión, el presidente de China, Xi Jinping, participaba en el Foro de Davos y hacía una defensa cerrada de la globalización y el comercio como fuerzas positiva para el desarrollo mundial. Mientras Trump pliega velas, China quiere ocupar un mayor espacio en el nuevo orden mundial y a Europa parece gustarle la idea.

El acercamiento entre chinos y europeos muestra que "si Trump se quiere aislar del mundo, el resto vamos a cooperar más", apunta Paulina Astroza, profesora de la Universidad de Concepción. "Una de las características de China es que es fundamentalmente previsible cuando ahora tenemos al presidente americano más imprevisible de la historia", remata Javi López.

Con todo, la cumbre euro-china concluyó sin una declaración conjunta, sobre todo por diferencias sobre el reconocimiento de China como economía de mercado, lo que demuestra que la frustración común con Donald Trump no será suficiente para garantizar una acción conjunta.

Frente al proteccionismo de Trump, la UE redobla sus esfuerzos por concluir acuerdos comerciales. Lo acaba de hacer tras cuatro años negociando con Japón. El mensaje entre líneas de los líderes de Japón y la UE tras su reunión en Bruselas ha sido claro: si Washington da un paso atrás en la globalización, los demás daremos dos más hacia adelante. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, también ha aprovechado para lanzar un dardo a los británicos: "hemos escuchado que es fácil realizar acuerdos globales fuera de la UE. Hoy hemos demostrado que no es verdad. La UE está más comprometida globalmente que nunca. Nos esperan negociaciones con Mercosur, México, Nueva Zelanda, Australia y otros países".

La pretensión europea de liderar en tiempos de Trump y Brexit se pondrá a prueba este fin de semana en la cumbre del G20 en Hamburgo. Merkel, en su calidad de anfitriona, ha aprovechado la llegada del presidente chino Xi Jinping para afirmar que hay una gran oportunidad para expandir y ampliar su relación estratégica.

  Angela Merkel y el presidente chino Xi Jinping inauguran el 5 de julio el nuevo emplazamiento de los pandas cedidos por el gobierno chino al zoo de Berlín. Meng Meng y Jiao Qing están en préstamo durante los próximos 15 años. Getty ImagesGETTY

Además de enfatizar la importancia del acuerdo de París sobre el clima y las bondades del comercio global frente al proteccionismo, los europeos asistirán en Hamburgo al primer encuentro entre Trump y Vladimir Putin, una escena propicia para recordar una verdad incómoda: el principal garante de la integridad territorial de los países del este de Europa sigue siendo Estados Unidos.

Merkel no quiere arrinconar a Trump en su segundo viaje a Europa – algo que será difícil en algunos momentos: todos los miembros del G20 menos Estados Unidos están comprometidos con el acuerdo de París –. En cambio, los europeos aspiran a que Trump vaya cambiando de opinión poco a poco. "Hay mecanismos dentro del propio acuerdo del clima para que Estados Unidos module sus esfuerzos", explican a El HuffPost fuentes de la UE desde Hamburgo. Es un mensaje que ya ha calado en parte del círculo íntimo de Trump, insisten estas mismas fuentes.

2017, ¿EFECTO PÉNDULO?

Más allá del reforzamiento de otras alianzas en el mundo, el desafío fundamental de la UE está en casa. "Trump puede terminar aglutinando el deseo de muchos europeos para avanzar más en la integración", sostiene Astroza. "A veces la identidad se construye a base de contrastes", apunta López. "Tenemos enfrente un espejo angloamericano en el que mirarnos. El cóctel detrás de lo que ha pasado es profundamente reaccionario, con pulsiones primarias de fondo, cuando Europa es hija de la ilustración y de la razón". Pero para proteger nuestros valores, necesitamos reformar la UE, explica López.

Tras años viviendo una crisis tras otra y sumergidos en un gran europesimismo, la victoria de Emmanuel Macron en Francia parece dar paso a un nuevo tiempo. Las señales lanzadas por los líderes europeos apuntan hacia un rearme moral e institucional de la UE. "Ese es el mensaje con el que Macron ganó las elecciones, pero también es el mensaje que Merkel ha estado utilizando cada vez más. Después de las elecciones alemanas habrá una ventana de oportunidad para dos o tres grandes iniciativas que muestren más confianza en Europa", explica Govanni Grevi.

El éxito de reformar la Unión Europea dependerá en gran medida de la voluntad de Alemania y de la capacidad de Macron de entenderse con Merkel si, como parece, gana las elecciones en septiembre.

"En Europa, no se puede hacer nada importante sin Alemania; pero Alemania no puede tampoco conseguir nada especialmente importante sin Europa. Creo que la segunda reflexión empieza a tomar especial importancia en Berlín", sostiene Grevi.

Por su parte, Macron debe probar que puede lograr lo que Hollande no consiguió: reformar la zona euro y una Europa más social. "A diferencia de François Hollande, puede ir a la mesa europea con el 35% de votantes de Manine Le Pen bajo el brazo y advertir: si no se reforma esto, serán más", concluye Javi López.

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