Burberry, el lujo silencioso

Burberry, el lujo silencioso

La icónica marca inglesa regresa al éxito del pasado

Europa Press via Getty Images

Hay empresas del lujo que sencillamente están ahí. Pasan desapercibidas durante décadas y, de repente, se vuelven a poner de moda o, simplemente, resurgen del fondo de armario como recién salidas del horno. Como si los años no pasasen. Firmas que son, en sí mismas, la esencia del lujo.

En el Reino Unido esta firma se llama Burberry. Aquí fueron las infantas Leonor y Sofia las que, probablemente de forma involuntaria, rescataron del armario la marca en España en su división infantil. El día era el propicio, primera aparición con sus padres y doña Sofia tras el rifirrafe entre la reina emérita y Letizia. Operaban al abuelo Juan Carlos y aparecieron las niñas ataviadas con sendas gabardinas de Burberry a las puertas del hospital.

Garbardina de fondo de armario, las de toda la vida, las únicas que son una declaración de estilo en sí mismas. Burberry tiene la suerte de reaparecer en la prensa mundial gracias al modelo más trendy-chic. Todo comenzó como prenda para el ejército británico en la Primera Guerra Mundial en 1914 y desde entonces el estilo militar es un must de cada primavera y de cada otoño. Ciento sesenta años de historia bajo una tela funcional, un gran cinturón y la clásica botonadura reinventada cada temporada.

La crisis financiera mundial afectó a Burberry como a todas las empresas del lujo mundial. En el Reino Unido otras firmas del sector como Mulberry tuvo que regresar a sus orígenes, la marroquinería, y a algún fichaje estrella para sus campañas de publicidad en un intento desesperado por no desaparecer. Burberry sufrió cambios drásticos en su equipo directivo y con ellos un "regreso al pasado", a la moda tartán y los complementos icónicos. Y cuatro años después los números verdes han vuelto a brillar en su balance.

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Esta semana, la firma ha presentado resultados trimestrales por encima de las expectativas del mercado y su máximo ejecutivo Marco Gobbetti apuesta por mantener su estrategia de dirigir el foco al lujo de toda la vida. Estrategia que, de momento, supone ingresar 3.700 millones de dólares al año y alcanzar lo que hace dos años era un sueño: vender más en tiendas propias. Hasta un 3% en tasa trimestral para el mismo número de locales, en línea con lo que esperaban los analistas, pero con buenas perspectivas de crecimiento para el resto del año.

Para lograrlo cuentan Ricardo Tisci, su director creativo —ex de Givenchy—, es la apuesta para pilotar el barco durante los próximos años. Su fichaje el pasado mes de marzo supone una bocanada de aire fresco en la centenaria maison.

El primer desfile de Tisci será en septiembre pero, hasta entonces, la quintaesencia del lujo británico se seguirá centrando en el negocio tradicional, hecho a mano y en el Reino Unido. Fashionistas como Paula Echevarría y reinas de la moda como la duquesa de Cambridge, la Reina Letizia o Rania de Jornania lucen habitualmente sus gabardinas. Apuesta segura que ahora se complementa con la división infantil de celebs.

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