La importancia de nombrar bien las cosas

La importancia de nombrar bien las cosas

PIXABAY

El nombre Fernando Beltrán no os dirá nada. Pero este filólogo ovetense está detrás de los namings más potentes de los últimos veinte años. El Parque Biológico de Madrid estaba al borde del cierre hasta que Beltrán se inventó el concepto Faunia y relanzó el modelo de negocio hasta convertirlo en rentable y atractivo. La marca Bollylandia funcionaba bien, pero los consumidores crecían y empezaba a resultar bochornoso utilizar ese concepto en la pubertad y/o periodo universitario. Beltrán pensó en 'Qé' y las ventas del producto crecieron un 27%.

La empresa El Nombre de las Cosas surgió en el año 1990 y desde esas oficinas se han bautizado nombres como Amena, Rastreator, Opencor o La Casa Encendida. Beltrán explica en una entrevista en El País que el nombre es el ADN de las cosas y que gran parte de los errores que cometemos se deben a palabras mal escogidas en momentos importantes: "Cuando García Márquez decidió rebautizar su novela La Casa por Cien años de Soledad cambió su suerte. Y la de Stevenson cuando cambió El Marinero Cocinero por La isla del Tesoro".

Nosotros también hemos decidido cambiar el nombre. No para cambiar nuestra suerte, si no porque cambiamos nuestro ADN. Seguiremos pensando desde la innovación, tecnología y futuro, pero seremos más creativos, más exigentes y menos conformistas. Borges dijo una vez que la aspiración de todo escritor es provocar el encuentro por primera vez entre dos palabras. Nuestra aspiración era provocar el encuentro por primera vez de dos conceptos que resumiesen lo que queremos ser. Es aspiracional, pero creemos que lo hemos conseguido. Todavía no podemos desvelar el futuro, aún somos dommo, pero está cerca.

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