Ara de Haro: "Lee Krasner es un modelo a seguir"

Ara de Haro: "Lee Krasner es un modelo a seguir"

La novela 'El color de tu nombre' se inspira en la artista estadounidense y esposa de Jackson Pollock.

Ara de Haro, autora de 'El color de tu nombre'.Cortesía de WMagazín

Por Irene Chikiar Bauer.

Cada vez hay más luz sobre la vida de las mujeres artistas. Una de las escritoras en esa misión es la española Ara de Haro, seudónimo de la experta en arte Amparo Serrano de Haro (Tetuán Marruecos, 1963). Primero rastreó el mundo del barroco italiano para escribir La luna de Artemisia (2011), luego saltó al surrealismo con Vida y obra de Remedios Varo (2019) y ahora ha recorrido el expresionismo abstracto para inspirarse en la vida apasionante de Lee Krasner (1908-1984), casada con Jackson Pollock, de donde ha salido El color de tu nombre (La esfera de los libros, 2021). Una novela que es más que la vida de las mujeres artistas, porque, como dice la propia escritora, “es el relato de una vida entregada al arte y del difícil don de la lealtad a uno mismo”.

El color de tu nombre es la historia de dos mujeres que se encuentran, pertenecen a ciudades y épocas diferentes y, tal vez por ello, logran establecer algo más que una amistad, una relación que las lleva a descubrir aspectos de sí mismas, de la relación con los hombres, y con el arte. Una es Kay, personaje inspirado en Lee Krasner, la pintora cuyo famoso marido Jakson Pollock, fue parte principal del arte en Nueva York y en la bohemia de los años cincuenta. La otra es Nieves, una española que se busca a sí misma. La inteligencia, el humor y el tratamiento del lenguaje caracterizan la prosa de Ara de Haro que, nuevamente, inquiere en el alma de las mujeres escritoras y artistas con empatía y comprensión.

La primera recuperación que hizo Ara de Haro sobre una artista fue de Artemisia Gentileschi (Italia, 1593-1656) con La luna de Artemisia al adelantarse en 2011 al brillo que ha tenido la pintora italiana en el último lustro. Sobre todo con el rescate de su personaje y obra en los movimientos feministas y en algunos museos como la retrospectiva que le dedicó la National Portrait Gallery de Londres (en invierno de 2020-2021), el documental Artemisia Gentileschi, Warrior Painter, y el rescate de la novela de Anna Banti, de 1947, titulada simplemente Artemisia, editada por Periférica. En cuanto a Vida y obra de Remedios Varo se trata de una biografía interesante de una escritora y pintora surrealista a quien el MALBA de Buenos Aires dedicó una exposición en 2020.

El color de tu nombre tiene a Kay como protagonista y se inspira en la pintora Lee Krasner, ¿Cómo se dio esta vinculación?

No fue una decisión consciente. Lee Krasner siempre me ha fascinado, primero como artista y luego por su vida. Es una mujer de fuerte personalidad y vocación artística inquebrantable. Pintora hasta la médula. Pintora en medio de las circunstancias más difíciles, y, por si fuera poco, pintora casada con alguien tan fascinante, sí, pero complejo e inestable como Pollock. Y siempre sin dejar de pintar, a pesar de las humillaciones de la gente que la ninguneaba como artista, y de llevar sobre sí la carga aplastante del “genio”; de él, de sus borracheras e infidelidades, de esa especie de suicidio final… Quiero decir, no puedo dejar de pensar en esa imagen de ella siempre pintando en medio de la tormenta, en medio de ese mar de pintura. Por esas cosas un poco mágicas que suceden en el momento de escribir, Kay apareció como Krasner, en mi página en blanco, sin que yo la convocase, al menos conscientemente, pero la reconocí y la seguí. Quizás, como todas estas mujeres que vivieron en épocas más claramente patriarcales, es un faro, un modelo a seguir.

Quizás, como todas estas mujeres que vivieron en épocas más claramente patriarcales, es un faro, un modelo a seguir

Hay puntos de contacto entre Kay y Krasner, pero también hay diferencias.

He dado mucho margen a la ficción. Para mí lo importante es transmitir mi visión de Krasner, el arquetipo que representa, es testadura y apasionada, lleva dentro suyo su salvación (por la pintura) y su desgracia (su amor por Pollock). Ella es como una Medea o una Fedra de la pintura, un mito clásico, una mujer a la que el amor doblega y que se aferra a su pintura para no sucumbir, pero en una versión distinta, moderna, contemporánea… En la novela se da una nueva vuelta de tuerca al tema de la mujer fuerte, que ama en medio de la tormenta e intenta, dramáticamente, salvar a su amado y a su arte a la vez. Y por arte ha de entenderse también defender y expresar su propia identidad. Esto es lo que me interesaba escribir.

Como le sucedió a Lee Krasner con Pollock, la vida de Kay está signada por lo que fue su relación matrimonial con un famoso pintor que ha muerto. ¿Cómo ha sido sumergirse en la intimidad de esta pareja?

Creo que todos sabemos que una pareja siempre es un misterio. De hecho, existe la frase popular: “Nunca se sabe lo que pasa en la cama de una pareja”, ya que la persona aparentemente más débil o dependiente, puede resultar la más dominante, la más exigente y viceversa. Estas complejidades se ven multiplicadas cuando se trata de dos artistas, y que viven un momento cultural exuberante, ya que están inmersos en una generación artística que literalmente está descubriendo-pintando un nuevo estilo plástico que antes no existía. A todo esto, se dio la situación de que ambos compartieron una casa en el campo, aislada, y que cada uno de ellos tuviera un estudio independiente. Ello me llevó a preguntarme por lo que podría suceder cuando dos artistas pintan en la misma casa… Por supuesto, he dado una versión en mi novela, pero es, naturalmente, hipotética.

El mayor lastre de Krasner fue ser mujer pintora en una época todavía extraordinariamente misógina

Ahora el mundo occidental se dispone a poner en valor a las pintoras y artistas plásticas, y los museos comienzan a desempolvar sus obras, por siglos en los depósitos, a dedicarles muestras y exhibirlas. El caso de Krasner ilustra el de muchas de ellas, quiero decir, la historia del arte ha sido mucho más generosa con su marido. ¿Cuál fue su mayor lastre: ser mujer o ser la esposa de Pollock?

Sin duda, el mayor lastre de Krasner fue ser mujer pintora en una época todavía extraordinariamente misógina. La prueba es que en las fotos del grupo que luego se llamaría La escuela de Nueva York, publicada por la revista Life en 1950, no aparecen mujeres a pesar de que había pintoras que trabajan en ese estilo, dos de ellas, por cierto, casadas con dos artistas del grupo, es decir que no había que salir a buscarlas desesperadamente. Sin embargo, en esa foto, cuyo título original es The irascibles o Los irascibles, ya que los pintores protestaban por no haber sido incluidos en una exposición del Metropolitan, para rebajar o disimular el nivel de testosterona presente, se añadió a una pintora que literalmente pasaba por allí (por el Studio 35), Hedda Stern, que no trabajaba en ese estilo, no tenía nada que ver con el grupo y, por lo tanto, no podía beneficiarse de esa publicidad. En cuanto a ser pareja de Pollock, quizás otro tipo de persona, otro pintor o pintora más mediocre podría haber intentado o conseguido beneficiarse de la atención mediática que él recibió; la mayor que había recibido un pintor norteamericano hasta entonces. Pero Krasner no lo hizo, lo que dice mucho de su fuerza y de su sentido de la dignidad personal y artística.

  La artista estadounidense Lee Krasner.Wikipedia

En El color de tu nombre se plantea claramente que dos personalidades fuertes y complejas se retroalimentan, pero también entran en conflicto. La resolución que le da a estas situaciones en el libro entran en el terreno de la ficción, deja volar la imaginación y, a la vez, introduce otras mujeres que se relacionan con Kay. Mujeres de otra generación, mujeres que responden a tipos muy diferentes, como la editora, que presenta un estilo de ejecutiva muy a gusto en el mundo de los hombres, con poca sensibilidad y empatía con las mujeres. Y, por otra parte, un personaje menos brillante, a la sombra de la amiga exitosa y del marido “perfecto”, una mujer en crisis que logra la amistad de Kay y a partir de allí su propia transformación.

Sí, Nieves, que es la coprotagonista de esta historia, empezó, como su nombre indica, siendo una “hoja en blanco” en la que verter la historia de Kay, pero luego fue adquiriendo su propia personalidad y su propio interés. De alguna manera Kay “crea” a Nieves (igual que cada libro “crea” a sus lectores y lectoras ideales), quizás porque el legado de estas mujeres pioneras no existe, no puede existir sin esas otras mujeres y hombres, aunque mayoritariamente son mujeres, que lo recogen, lo valoran y lo difunden… Pero también porque esos modelos de mujer (artista) fuerte y segura de sí misma, son como faros en la noche, guías cuya vida y obras sirven de referencia a las mujeres más jóvenes, a quienes tantas veces se les quiere hacer dudar de la validez de sus opciones, de su vocación… Se crea una relación de amistad y emulación muy fuerte entre estas mujeres, y ese es otro de los ejes esenciales de la novela. Y, por supuesto, hay también personajes masculinos, como en la vida misma hay muchos otros personajes que apoyan y entorpecen la trayectoria de estas mujeres.

¿Cómo son los hombres en tu novela?

Igual que en la realidad, hay muchos distintos tipos de hombre. Hay artistas “geniales” con todos los clichés y leyendas que acarrea ese estereotipo, esencialmente el “apoyo” que esas figuras cercanas exigen a las personas de su entorno familiar; pero aunque se presenta una masculinidad tóxica y egoísta también están los que representan una nueva masculinidad, el tipo de hombre que brinda apoyo y compañerismo a la mujer, y que felizmente existe.

¿Cuál es, en definitiva, el mensaje que nos lega Krasner?

Lee Krasner siempre pintó. Antes de Pollock, mientras estaba con Pollock y después de Pollock. Para ella pintar era como respirar, y espero que los que lean mi novela salgan convencidos de la fuerza diaria, pero también trascendente, que tenía la actividad creativa para esta singular artista. Creo que, como saben todos los que se dedican al arte, y como saben y han sabido todos los artistas a lo largo de la historia, la fidelidad al impulso creador, la fidelidad a uno mismo es, en definitiva y a pesar de todas las derrotas de la vida, algo que exige muchos sacrificios, pero que dota de una fuerza inmensa a quien se arriesga a ejercerla.

Entrevista publicada por Irene Chikiar Bauer (autora de la biografía Virginia Woolf. La vida por escrito, Taurus), en WMagazín.