Juguetes eróticos, ¿solo una moda pasajera o han venido para quedarse?

Juguetes eróticos, ¿solo una moda pasajera o han venido para quedarse?

Los tiempos han cambiado y es habitual ver a 'influencers' hablando con naturalidad de su uso.

  Juguetes eróticosDIVERSUAL

Han pasado ya varias décadas del gran cambio en la sociedad española, que pasó de la censura del franquismo a la apertura de la democracia hace ya más de cuarenta años. Desde la muerte de Franco en 1975 al triunfo socialista en 1982 apenas pasaron siete años, pero en ese tiempo la sociedad española se quitó de encima la rémora de una dictadura pacata y oscurantista, dominada por la influencia de la conservadora moral de la Iglesia Católica, hasta el punto de que le dio nombre al régimen: el nacionalcatolicismo. Llevar la falda por encima de la rodilla era un pecado casi mortal, y lo peor es que la mujer se exponía a recibir comentarios también fuera de la Iglesa.

Hoy, en pleno siglo XXI, una parte importante de la generación de nuestros abuelos se lleva las manos a la cabeza cuando observa cómo los jóvenes ya no sólo no disimulan los besos en público, como tuvieron que hacer ellos, sino que cuenta sus experiencias sexuales sin tapujos, usa artilugios y juguetes sexuales con el único y exclusivo propósito de aumentar el placer y, no solo eso, sino que ¡habla abiertamente de ello!

No hay duda: los tiempos han cambiado y ya es habitual ver a los influencers de moda contando a los cuatro vientos que usa juguetes eróticos. Ha pasado de ser un tema tabú a ser algo cool, una experiencia que no puede faltar en las costumbres de la nueva juventud.

La cuestión da para profundas disquisiciones sociológicas. Desde luego, nada tienen que ver los 50 con nuestra época, pero ¿es el aperturismo un proceso continuo e irreversible, o tiene marcha atrás? Por ir a la concreto: ¿son los juguetes eróticos una moda temporal o es algo que ha venido para quedarse?

No tenemos una bola de cristal, pero hay algunas observaciones que pueden darnos pistas del futuro que vendrá. Por ejemplo, los juguetes sexuales ya no se usan como si fueran algo prohibido y sórdido. ¿Te has dado cuenta de que los sex shops de los 80 eran oscuros y decadentes, y hoy se han convertido en establecimientos llenos de colores y de fotos de personas felices? Esto es muestra de que el cambio está plenamente asimilado. Los juguetes eróticos son un producto de consumo más.

Otro factor que está ayudando a la normalización es la venta por Internet, donde hay tiendas, como Diversual, que además de vender estos juguetes acercan la sexualidad de un modo divulgativo y ameno. En un apartado formativo sobre educación sexual, profesionales en salud sexual forman y ayudan a elegir los complementos más adecuados en cada caso. Es una muestra más de cómo estamos sacando la sexualidad del reducto secreto en el que solíamos ubicarla, para tratarla como lo que verdaderamente es: un aspecto esencial de nuestra vida.

Este cambio cultural tiene su origen en un mayor interés en disfrutar de una sexualidad plena y placentera en todos los sentidos, y los juguetes eróticos se presentan como una de las claves que nos ayudan a conocernos mejor a nosotros mismo y a nuestra pareja.

La normalización se nota en la calle. En los últimos años ya no es extraño tener una conversación entre amigos donde se hable de vibradores, dildos o succionadores de clítoris. Tampoco de juguetes para hombres. Todo el mundo ha ido hablar de estos juguetes, y sabe que hay artilugios cada vez más sofisticados y placenteros.

El interés por conocer y disfrutar más de la sexualidad es un hecho, especialmente la femenina. Mientras sea así, podemos estar seguros de que los juguetes sexuales seguirán estando muy presentes en nuestra vida.